Proteger el litoral
Coincido con el presidente de la Xunta cuando afirma que la ley de medidas urgentes de protecci¨®n del litoral de Galicia que su Gobierno presentar¨¢ en el Parlamento el mes pr¨®ximo es "una de las cuestiones m¨¢s relevantes del futuro del pa¨ªs". Es obvio que no se puede seguir tolerando el urbanismo salvaje y la lepra inmobiliaria que han arrasado ya las mas hermosas riberas de nuestras r¨ªas.
Por los malos h¨¢bitos y la dejadez de los gobiernos del Partido Popular, heredero aqu¨ª del peor franquismo, el del "todo vale", un tercio de los municipios del litoral gallego triplicaron la edificaci¨®n en los tres ¨²ltimos a?os, y autorizaron en los ¨²ltimos cinco la construcci¨®n de m¨¢s de 120.000 viviendas. Si continuamos as¨ª, todas las orillas de Galicia yacer¨¢n pronto sepultadas bajo abominables pisos de hormig¨®n. De ah¨ª la urgencia de una ley que establezca una banda de protecci¨®n del litoral de 500 metros.
Algunos timoratos, en el seno mismo del Gobierno bipartito, temen que, adoptada a escasos meses de las elecciones municipales, esta ley le pase factura en las urnas a la coalici¨®n gobernante. Hablan ya de posponer su adopci¨®n, o de reducir su alcance limitando a 200 metros, o incluso a 100 la anchura de la banda de proyecci¨®n. Deben calmarse. La inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos tiene la sensaci¨®n de que todo el territorio, atacado de concierto por incendios, riadas y hormig¨®n, se est¨¢ degradando de manera dram¨¢tica. Y sancionar¨¢n en las urnas con extrema severidad toda se?al de retroceso -o de simple pasividad - del Gobierno en estos tres frentes.
Porque ha recibido una Galicia destrozada y arrollada por decenios de gesti¨®n irresponsable, la misi¨®n del Ejecutivo actual es, en su sentido literal, salvar el pa¨ªs. Y tal deber sagrado -que le ha confiado una mayor¨ªa de electores de Galicia- supone voluntad pol¨ªtica. Y no medidas a medias, pa?os calientes y retrocesos.
Los especuladores inmobiliarios y los corruptos de la construcci¨®n, principales afectados por la futura ley de salvaci¨®n de nuestras costas y verdaderos matadores del patrimonio territorial gallego, ya han puesto el grito en el cielo. Y movilizan sus redes de influencia y sus relevos medi¨¢ticos. As¨ª, por ejemplo, la Confederaci¨®n de Empresarios de Galicia (CEG) no ha tardado en declarar que considera "no admisible" la propuesta de la Conseller¨ªa de Pol¨ªtica Territorial de la Xunta.
No sin cierto descaro, la organizaci¨®n empresarial pretende que siempre ha sido partidaria de una "ordenaci¨®n razonable de la zona costera de Galicia", por tratarse de "un bien general", que ha de ser "preservado de posibles intervenciones que puedan da?ar su entorno". Aunque se apresura a afirmar que "la defensa de la riqueza natural que configuran las costas no consiste s¨®lo en adoptar medidas tan indiscriminadas como la anunciada", que podr¨ªa provocar, seg¨²n la CEG, "una seria distorsi¨®n del mercado" y "enturbiar m¨²ltiples proyectos empresariales".
Bienvenida sea la ley si consigue "enturbiar" algunos turbios negocios urban¨ªsticos y si detiene por fin el asesinato de nuestro litoral. Los especuladores no deber¨ªan quejarse. En otras partes de Europa, existen leyes m¨¢s severas. En el Connemara irland¨¦s, por ejemplo, donde medidas mucho mas dr¨¢sticas han permitido preservar la hermosura salvaje de uno de los territorios mas bellos de Europa. O en C¨®rcega, donde no deja de parecer ins¨®lito descubrir bah¨ªas y playas de ensue?o, bordeadas por inmensos bosques de pinos, perfectamente desprovistas de cualquier edificio.
Esa impresionante belleza natural del paisaje y de las costas esta protegida, no por una ley, sino por el Frente de liberaci¨®n Nacional de C¨®rcega (FLNC), que en ocasiones pone bombas contra edificios y proyectos tur¨ªsticos con la excusa de pretender salvar el litoral. "Proteger la identidad geogr¨¢fica de nuestro pa¨ªs es una prioridad", afirman los nacionalistas. Pero nosotros decimos que lo que valen son las leyes, no las bombas.
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