Un pa¨ªs demasiado an¨®malo
En verdad este pa¨ªs es an¨®malo. ?Qu¨¦ ha pasado en ¨¦l para que hasta el colectivo de personas que merec¨ªa -y ten¨ªa- toda nuestra compasi¨®n, nuestro respeto y nuestro apoyo se est¨¦ convirtiendo en uno de los grupos sociales m¨¢s antip¨¢ticos, irrazonables, verbalmente agresivos y -lo que es peor- temibles? Desde que el se?or Alcaraz se puso al frente de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, ¨¦sta ha pasado a ser, para gran parte de la poblaci¨®n, algo con lo que m¨¢s vale no cruzarse ni encontrarse en la calle, y yo no s¨¦ hasta qu¨¦ punto sus miembros m¨¢s sensatos, menos manipulados y envenenados -a¨²n habr¨¢ muchos, espero-, se dan cuenta del flaco favor, incluso del enorme da?o, que ese dirigente les est¨¢ haciendo al utilizarlos principalmente como "brazo manifestante" de la extrema derecha medi¨¢tica, encabezada por la emisora radiof¨®nica de los obispos siembraciza?as.
El d¨ªa del primer atentado mortal de ETA tras su larga tregua t¨¢cita o declarada, una buena amiga m¨ªa, que vive cerca de Sol, se acerc¨® tranquilamente a uno de los quioscos de esa plaza para comprar el peri¨®dico. Se encontr¨® all¨ª con verdaderas masas, lo cual no tiene mucho de particular en las desaforadas y estirad¨ªsimas fechas navide?as (sol¨ªan iniciarse el 22 de diciembre, ahora los comercios y los alcaldes las adelantan un mes, cosa demencial e insoportable, y m¨¢s o menos equivalen al Ramad¨¢n, en lo que se refiere a paralizaci¨®n de la vida activa). Pero le llam¨® la atenci¨®n la proliferaci¨®n de banderas espa?olas, y se puso alerta. Al cont¨¢rmelo hizo hincapi¨¦ en lo que todos los moderados de este pa¨ªs sabemos, con tristeza: ?qu¨¦ clase de lugar es este en el que todav¨ªa nos sobresalta y alarma la abundancia de ense?as del pa¨ªs nuestro? (No s¨¦ si quienes abusan de ellas para sus fines particulares son conscientes de cu¨¢nto las ensucian, a ojos de la mayor¨ªa.) All¨ª estaban congregados los miembros de la AVT, con pancartas llenas de insultos y de disparates, pidiendo, a estas alturas, "la verdad sobre el 11-M", y acusando no tanto a ETA, que acababa de dinamitar Barajas, cuanto al Gobierno socialista. Mi amiga compr¨® EL PA?S, como suele, y el quiosquero le dijo: "Este s¨ª me queda. Hoy aqu¨ª se ha agotado La Raz¨®n y se est¨¢ agotando ya El Mundo, mira c¨®mo est¨¢ la plaza". Ella no s¨®lo mir¨®, sino que oy¨®. Algunos manifestantes, muy cerca de ella, gritaban: "?Hay que fusilar a Zapatero! ?Hay que fusilarlos a todos con una Parabellum!" No pudo reprimirse y los mir¨®, como diciendo: "Miren, aqu¨ª ya no se fusila a nadie". Ni siquiera lleg¨® a decirlo, no le dieron tiempo, as¨ª que los mir¨® con reprobaci¨®n tan s¨®lo. Pero eso bast¨®, y que llevara EL PA?S bajo el brazo, para que los energ¨²menos de la AVT (cuesta escribirlo: ?energ¨²menos en la AVT, merecedora hasta hace no mucho de toda nuestra simpat¨ªa!) se pusieran a seguirla en su recorrido y a llenarla de improperios. Esos individuos eran guerracivilistas. No s¨®lo por los insultos que escogieron ("?Perra, roja, miliciana, guarra!"; en el 2007, parece incre¨ªble), sino por montar en c¨®lera al ver el diario que ella le¨ªa. Mi amiga sigui¨® adelante, sin ya volverse, pero al comprobar que la retah¨ªla de injurias no era cosa moment¨¢nea y no amainaba, dio media vuelta y, como me dijo con gracia, entr¨® a "pedir asilo pol¨ªtico" en la Librer¨ªa M¨¦ndez de la calle Mayor, cuyos due?os no se sorprendieron y le confesaron que no era la primera vez que ten¨ªan noticia de escenas parecidas. Tres d¨ªas m¨¢s tarde mi amiga fue a su banco, y all¨ª le cont¨® el cajero que, s¨®lo por llevar este peri¨®dico -sin que en su caso mediara ni mirada-, miembros de la AVT, el mismo d¨ªa del atentado, lo hab¨ªan seguido llam¨¢ndolo "?Hijo de puta!" durante un buen trecho. Mi amiga, as¨ª pues, no fue la ¨²nica v¨ªctima de las V¨ªctimas, o de sus jaleadores.
Yo he o¨ªdo contar muchas veces a mis padres que durante la Guerra Civil los motivos para sacar a alguien de su casa y darle el paseo eran a menudo proporcionados por los porteros o los vecinos: "El del segundo le¨ªa El Socialista", se chivaba el portero a los falangistas sevillanos, y eso bastaba para que ¨¦stos subieran por ¨¦l y se lo cargaran. "El del tercero iba a misa", acusaba un vecino ante los milicianos madrile?os, y ¨¦stos ya ve¨ªan raz¨®n suficiente para borrarlo del mapa. Esto se parece demasiado a la actitud observada el 30 de diciembre por algunos miembros de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo. Hay que decirlo una vez m¨¢s: a las v¨ªctimas de ETA hay que compadecerlas, alentarlas, ayudarlas, procurar que reciban justicia y resarcirlas en la medida de lo posible, porque han pagado y sufrido en nombre de todos. Pero ser v¨ªctima no da la raz¨®n, ni hace m¨¢s sabio, ni convierte a nadie en santo, ni lo exime de su obligaci¨®n de respeto hacia los dem¨¢s ciudadanos. Si una v¨ªctima delinque, no por eso deja de ser v¨ªctima, pero pasa a ser tambi¨¦n un delincuente. Y si una v¨ªctima persigue e insulta a quien le lanza una mirada o lee el diario que le apetece, tampoco dejar¨¢ de ser v¨ªctima, pero adem¨¢s se habr¨¢ convertido en un energ¨²meno, un intolerante, un enemigo de la libertad y un miserable. Que el se?or Alcaraz, de quien las V¨ªctimas est¨¢n siendo v¨ªctimas en los ¨²ltimos tiempos, se pare a pensarlo un minuto, y se aplique el cuento.
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