Reflexiones sobre el 0,7%
Hace unos d¨ªas, este diario publicaba un art¨ªculo de opini¨®n firmado por Mikel Isasi y Mart¨ªn Barriuso en el que se realizaban una serie de consideraciones, muy cr¨ªticas, sobre el presupuesto de Cooperaci¨®n al Desarrollo del Gobierno vasco y el 0,7%. Como aclaraci¨®n previa dir¨¦ que la comparecencia del consejero Madrazo citada por los autores tuvo como eje central explicar a la ciudadan¨ªa el balance de lo realizado en Cooperaci¨®n al Desarrollo por el Departamento durante el a?o 2006. Junto a ello, y puesto que existe un nuevo presupuesto aprobado para 2007 con un incremento significativo en esta partida, se explicaron las cifras y c¨®mo se tiene previsto canalizar dicho presupuesto. Me parece injusto tildar de "propaganda" la informaci¨®n aportada, en la medida en que supone un ejercicio de transparencia con respecto a la gesti¨®n que se hace de la cooperaci¨®n p¨²blica, transparencia reiteradamente exigida por las organizaciones sociales y cuyo avance en ella durante los ¨²ltimos a?os ha sido reconocido por el sector.
Es err¨®neo reclamar a los gobiernos infraestatales que equiparen su presupuesto de cooperaci¨®n al 0,7% del PIB
Yendo al centro de la cuesti¨®n, que es nuestra posici¨®n en relaci¨®n al 0,7%, quiero comenzar con un recordatorio. Esa meta, establecida por primera vez en el ¨¢mbito de las Naciones Unidas hace ya unas cuantas d¨¦cadas (a finales de los a?os 60), fue un objetivo que los gobiernos estatales se impusieron a s¨ª mismos y por el cual los Estados enriquecidos se compromet¨ªan a destinar al menos el 0,7% de su producto interior bruto (PIB) como ayuda oficial al desarrollo. Tras muchos a?os, resulta obvio que dicho compromiso ha sido reiteradamente incumplido por los estados, con tan s¨®lo contadas excepciones.
En este tiempo, por otra parte, ha surgido un nuevo fen¨®meno: el nacimiento de la llamada cooperaci¨®n descentralizada, como ayuda oficial al desarrollo procedente de municipios y gobiernos regionales o nacionales no constituidos como estados, y por tanto no representados en las Naciones Unidas. Alguno de ellos, como es el caso del Gobierno vasco, han tomado la referencia del 0,7% sobre sus presupuestos a la hora de cuantificar su aportaci¨®n a la solidaridad internacional. Sin embargo, es err¨®neo a mi juicio reclamar a ¨¦stos que equiparen su presupuesto de cooperaci¨®n al 0,7% sobre el PIB, fundamentalmente por las dos razones que a continuaci¨®n expongo.
La primera es de car¨¢cter t¨¦cnico. La comparativa con el PIB exige tomar en consideraci¨®n la totalidad del gasto p¨²blico que se dedica a cooperaci¨®n al desarrollo. En el caso de la CAPV, habr¨ªamos de computar no s¨®lo el del Gobierno vasco, sino tambi¨¦n el de las diputaciones forales, los ayuntamientos y nuestra aportaci¨®n a la ayuda oficial al desarrollo del Estado espa?ol (puesto que una parte de ella sale de nuestros bolsillos).
La segunda raz¨®n tiene un car¨¢cter m¨¢s pol¨ªtico. El compromiso del 0,7% sobre el PIB tiene un origen estatal, y son los estados los primeros responsables en alcanzarlo. Hacer hincapi¨¦ en su cumplimiento por parte de instituciones no estatales, antes que en las estatales, supone indirectamente el vaciamiento de la responsabilidad que tienen los estados (ya que ellos suman siempre la cooperaci¨®n descentralizada dentro de sus cifras de ayuda oficial al desarrollo).
Hemos afirmado que la cooperaci¨®n del Gobierno vasco no alcanza a¨²n el 0,7% del presupuesto total pero que camina hacia ello, porque ha establecido un cronograma que toma esa referencia (ya no el presupuesto operativo, que se citaba en ¨¦pocas pasadas y que supone una montante menor). Por esta raz¨®n, el incremento recogido en la Ley de Presupuestos de 2007 es el m¨¢s elevado de los ¨²ltimos a?os. Efectivamente, la dotaci¨®n del fondo de cooperaci¨®n para 2007 pasa de 34 a 39 millones de euros y, adem¨¢s, dicha ley recoge un fuerte incremento del cr¨¦dito plurianual, resultando que en este a?o pueden aprobarse ayudas de cooperaci¨®n por un total de 46 millones de euros.
?Colma esto nuestras expectativas? ?Podemos considerar que con estas cifras la sociedad vasca ya cumple con su deuda de solidaridad hacia los pueblos empobrecidos? Rotundamente no, y ser¨ªa un grave error caer en la autocomplacencia, especialmente para quienes nos ubicamos en la izquierda transformadora. Pero es tambi¨¦n un error negar la existencia de un proceso por el cual, con la participaci¨®n de las organizaciones sociales, se est¨¢ avanzando en cantidad y calidad.
Por cierto, y a prop¨®sito de la calidad: juntamente con las cifras, desde el departamento hemos presentado las iniciativas que se pondr¨¢n en marcha en 2007 para incidir en el impacto y la eficiencia de nuestra cooperaci¨®n: planificaci¨®n estrat¨¦gica, nuevos instrumentos, Agencia Vasca de Cooperaci¨®n, etc. Lamentablemente, el debate en torno a los n¨²meros suele tapar consideraciones que son esenciales y previas: qu¨¦ debemos hacer para que nuestros recursos en cooperaci¨®n acompa?en de una manera m¨¢s eficaz el proceso de desarrollo de las comunidades del Sur y su lucha contra la pobreza.
Pues bien, de todas estas cuestiones (el 0,7% incluido) se ocupar¨¢ la Ley vasca de Cooperaci¨®n para el Desarrollo, que en estos momentos se encuentra en la ¨²ltima fase antes de ser aprobada. En el largo camino de su discusi¨®n, se ha puesto de relieve la actitud positiva con que la mayor parte de los agentes sociales y algunos grupos pol¨ªticos de la oposici¨®n han afrontado el debate. Parece que, por fortuna, antes que el momento de intentar pasar factura se ha visto la oportunidad para construir una solidaridad p¨²blica vasca mejor. Pienso que ¨¦se debe ser nuestro empe?o colectivo.
Igor Irigoyen es director de Cooperaci¨®n al Desarrollo del Gobierno vasco.
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