El nuevo desaf¨ªo global
Resolver la nueva ecuaci¨®n de poder es la clave para el mundo de Davos
El momento de supremac¨ªa unipolar de EE UU ha pasado. Hoy el poder est¨¢ difuminado.
En ning¨²n aspecto ha avanzado tanto la globalizaci¨®n como en las actividades de las grandes empresas, principales accionistas del Foro
La supremac¨ªa occidental est¨¢ llegando a su fin. Lo que estamos presenciando, despu¨¦s de medio milenio, es el renacimiento de Asia
Asia compite con las econom¨ªas occidentales de consumo por el uso de unas fuentes de energ¨ªa de hidrocarburos y unas materias primas finitas
Para ver el mundo en su totalidad, el mejor sitio es la luna. El segundo mejor sitio es Davos. La reuni¨®n anual del Foro Econ¨®mico Mundial ofrece una instant¨¢nea como ninguna otra de los problemas y las oportunidades existentes en el mundo vistos desde la cumbre. Entre otros motivos, hay uno que es evidente. La globalizaci¨®n es, ante todo, un fen¨®meno econ¨®mico. En ning¨²n aspecto ha progresado tanto como en las actividades de las grandes empresas, que son las principales accionistas del Foro. Nadie -con la posible excepci¨®n del secretario general de la ONU- tiene una perspectiva m¨¢s de conjunto que ellas. Todas las dem¨¢s clases de globalizaci¨®n -cultural, legal, pol¨ªtica, moral- van detr¨¢s de la econ¨®mica. Sin embargo, el fundador del Foro, Klaus Schwab, tiene la extraordinaria ambici¨®n de lograr que recuperen su sincron¨ªa. "Dedicados a mejorar el estado del mundo", dicen las se?ales luminosas colocadas en este pueblo suizo.
Cada a?o, la c¨¢mara situada en lo alto de la monta?a apunta en una direcci¨®n ligeramente distinta. Este a?o, su lente de gran angular se ha centrado en "la nueva ecuaci¨®n de poder". Oportunamente, la apertura del foro coincide con un discurso sobre el estado de la Uni¨®n en el que el hombre m¨¢s poderoso del mundo, el presidente George Bush, ha tenido que volver a tragarse el orgullo. ?Se acuerdan de la soberbia de hace seis a?os? Nos dec¨ªan que, despu¨¦s del mundo bipolar de la guerra fr¨ªa, ahora viv¨ªamos en un mundo unipolar. Estados Unidos era la ¨²nica superpotencia; no, la hiperpotencia, como dijo con envidia un ministro franc¨¦s de Exteriores. Pose¨ªa el ej¨¦rcito m¨¢s poderoso de la historia de la humanidad. Iba a crear su propia realidad. Pod¨ªa permitirse el lujo de ser unilateralista. Ahora, despu¨¦s de Irak, ha tenido que decir adi¨®s a todo eso. No s¨®lo por el fracaso de una pol¨ªtica exterior estadounidense especialmente arrogante, sino por una serie de cambios estructurales profundos que la c¨¢mara de Davos est¨¢ tratando de seguir.
El poder ya no es lo que era
En mi opini¨®n, los cambios que est¨¢ sufriendo la ecuaci¨®n de poder se resumen as¨ª: el poder ya no es lo que era ni est¨¢ donde estaba (es decir, concentrado en Occidente y especialmente en el ala oeste de la Casa Blanca). Est¨¢ m¨¢s repartido, en sentido tanto vertical como horizontal. Verticalmente, porque, relativamente hablando, los Gobiernos de los Estados disponen de menos poder. En sentido horizontal, porque el poder est¨¢ m¨¢s distribuido entre varios Estados poderosos. Cada vez m¨¢s, el poder tiene varios niveles y es multipolar.
El cambio horizontal, hacia una nueva multipolaridad, es el m¨¢s visible. Es verdad que el mundo ha sido multipolar durante la mayor parte de la historia. Pero los polos existentes -por ejemplo, los imperios Mughal, Ming y Otomano en el siglo XVI- s¨®lo se relacionaban en las fronteras. Ahora, toda gran potencia se relaciona con cada una de las dem¨¢s en una geopol¨ªtica multilateral y globalizada. Este mundo globalizado es producto de los 500 a?os de supremac¨ªa de Occidente y lo que el historiador Theodor von Laue llam¨® "la revoluci¨®n mundial de la occidentalizaci¨®n". Ahora, sin embargo, esa supremac¨ªa est¨¢ llegando a su fin. Lo que estamos presenciando, despu¨¦s de medio milenio, es el renacimiento de Asia. China e India participan en el juego econ¨®mico con arreglo a unos t¨¦rminos inventados, en gran parte, por Occidente, pero est¨¢n gan¨¢ndole con sus propias armas. Su poder econ¨®mico est¨¢ empezando ya a traducirse en poder pol¨ªtico y militar.
Al mismo tiempo, los gigantes econ¨®micos emergentes de Asia compiten con las derrochadoras econom¨ªas de consumo de Norteam¨¦rica y Europa por el uso de unas fuentes de energ¨ªa de hidrocarburos y unas materias primas que no son inacabables. Este aspecto otorga poder a otro tipo de potencias, las que podr¨ªamos llamar potencias explotadoras. El ejemplo m¨¢s cl¨¢sico es Rusia. Hace 80 a?os, la Rusia sovi¨¦tica era fuerte por el dinamismo revolucionario del comunismo, incluida la capacidad de tracci¨®n que ten¨ªa su ideolog¨ªa en todo el mundo (tambi¨¦n Rusia tuvo poder blando en otra ¨¦poca). Hace 40 a?os, la Rusia sovi¨¦tica era fuerte por el poder del Ej¨¦rcito Rojo. Hoy, la Rusia de Putin es fuerte gracias al gas y el petr¨®leo. Como lo son Arabia Saud¨ª, Ir¨¢n y otras potencias explotadoras por cuyos recursos compiten los dem¨¢s. Mientras las grandes econom¨ªas avanzadas del mundo no reduzcan dr¨¢sticamente su dependencia de esas fuentes de energ¨ªa -y, en su discurso sobre el estado de la Uni¨®n, George Bush prometi¨®, con mucho retraso, empezar a pensar si hay que ir en esa direcci¨®n-, esos Estados seguir¨¢n teniendo un poder importante, aunque unidimensional. La coincidencia de estas dos grandes tendencias -el renacimiento asi¨¢tico y la rivalidad por los recursos energ¨¦ticos- da lugar a la nueva multipolaridad.
Igualmente importante es el cambio vertical, de los Estados a los actores no estatales, a menudo fortalecidos por las nuevas tecnolog¨ªas. Un ejemplo claro son las redes terroristas internacionales, que emplean nuevas tecnolog¨ªas de destrucci¨®n y de comunicaci¨®n (como en el yihadismo por Internet). Pero existen muchos otros. ONG internacionales como Oxfam, Human Rights Watch, Transparencia Internacional y la organizaci¨®n de George Soros, Open Society, tienen la capacidad de hacer que cambien las prioridades. Las grandes empresas que est¨¢n tan presentes aqu¨ª, en Davos, son m¨¢s poderosas que la mayor¨ªa de los Estados peque?os (?qu¨¦ es preferible, ser presidente de Citigroup o de Mal¨ª?), organizaciones, comunidades, redes internacionales, desde la ONU y la UE hasta el Banco Mundial y el Tribunal Penal Internacional: todas se quedan con un trozo de la tarta del poder.
Un v¨ªdeo borroso en YouTube
En el otro extremo del espectro est¨¢ el individuo que tiene su blog personal o el periodista ciudadano que hace historia cuando cuelga en Internet un v¨ªdeo borroso desde su tel¨¦fono m¨®vil en YouTube. Es lo que ocurri¨® con el republicano de Virginia George Allen -que estuvo a punto de aspirar a la presidencia- con sus horribles comentarios racistas y sus gracietas de un estilo propio de la Guerra de Secesi¨®n. Por otro lado, los principales candidatos presidenciales dem¨®cratas, entre ellos Hillary Clinton, han lanzado sus campa?as en Internet. Un veterano observador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos dice que "seguro que a alguno de esos candidatos le har¨¢ descarrilar alg¨²n v¨ªdeo poco conocido, obtenido con un m¨®vil y colocado en la red". Andy Warhol dijo que todo el mundo tiene sus 15 minutos de fama. Internet significa que cualquiera puede tener sus 15 minutos de poder. Cualquiera que tenga un m¨®vil, claro est¨¢.
As¨ª, pues, la nueva ecuaci¨®n de poder es una ecuaci¨®n diferencial compleja. Y eso significa que es m¨¢s dif¨ªcil que nunca administrar el mundo como preve¨ªan los arquitectos del orden internacional de la posguerra. (Los propios Estados son cada vez m¨¢s dif¨ªciles de gobernar internamente, en parte por las mismas razones). Las instituciones internacionales existentes ya no reflejan las complejas realidades de hoy. Este mundo exige nuevas estructuras de gobierno mundial, pero el reparto multipolar y en varios niveles del poder hace precisamente que eso sea m¨¢s dif¨ªcil de conseguir.
Seg¨²n una informaci¨®n de The International Herald Tribune, hace un par de a?os, el Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos estudi¨® posibles perspectivas para el mundo de 2020. La ¨²nica opci¨®n razonablemente atractiva era que varias potencias abordaran los retos mundiales en colaboraci¨®n con actores no oficiales. La llamaron el mundo de Davos.
Lo que hay que preguntarse no es si un mundo as¨ª es deseable, sino c¨®mo alcanzarlo. En econom¨ªa existe un mecanismo para afrontar la complejidad mundial: los mercados regulados. No funcionan del todo bien, por supuesto, y a veces son injustos, pero por ahora cumplen su funci¨®n. No hay un mecanismo equivalente para abordar la nueva complejidad mundial de la pol¨ªtica. Limitarse a decir "hay que reformar la ONU" o "hay que reformar la OMC" no sirve de mucho. ?ste es el pr¨®ximo desaf¨ªo que nos muestra la c¨¢mara en la cumbre de Davos.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.