"Me pens¨¦ mucho defender a El Egipcio"
Hace una semana, el jueves pasado, todas las televisiones del planeta apuntaban a la cabeza de este hombre: Endika Zulueta, de 43 a?os, abogado defensor de oficio de Rabei Osman, El Egipcio. Como ¨¦ste se neg¨® a responder a las preguntas de las distintas acusaciones, Endika se iba a encargar de conducir el primer interrogatorio del juicio m¨¢s importante celebrado en Europa desde la Segunda Guerra mundial.
Era consciente de que su intervenci¨®n iba a ser "analizada en todo el mundo: en El Cairo o en Londres, pero tambi¨¦n en El Pozo o en Vallecas". Sin embargo, en cuanto conect¨® el micr¨®fono, asegura que el juicio "se limit¨® a la sala en la que discurr¨ªa".
Aquella ma?ana, el presidente del tribunal, Javier G¨®mez Berm¨²dez, le reconvino en numerosas ocasiones. Tantas, que al d¨ªa siguiente pidi¨® disculpas al abogado. ?ste las acept¨®: "Le honra, porque es dif¨ªcil pedir disculpas, y menos en p¨²blico".
Rabei Osman est¨¢ acusado de ser uno de los cerebros de la matanza. Piden para ¨¦l m¨¢s de 38.656 a?os de c¨¢rcel. Zulueta lo defiende por una mezcla de casualidad e inter¨¦s profesional. "A una compa?era le correspondi¨® su defensa por turno de oficio y yo la ayudaba. A m¨ª el caso de Osman me parec¨ªa jur¨ªdicamente interesante porque la principal prueba eran unas grabaciones efectuadas en su casa por m¨¦todos m¨¢s que discutibles. La colega renunci¨® a la defensa por motivos personales; el caso pas¨® a otra compa?era del turno de oficio que tambi¨¦n renunci¨® y despu¨¦s, dado que yo ya hab¨ªa hecho alguna diligencia cuando ayudaba a mi amiga, Osman pidi¨® que fuera yo su abogado".
No acept¨® de inmediato. "Me lo pens¨¦ mucho, claro. Una cosa es seguir el caso de cerca ayudando a una colega y otra es encargarte de algo de esa trascendencia, rodeado de tanta presi¨®n pol¨ªtica y medi¨¢tica. Pero al mismo tiempo no ten¨ªa duda de que cualquier abogado penalista querr¨ªa ser part¨ªcipe de un juicio como ¨¦ste".
No se le escapa que defiende a una de las personas m¨¢s detestadas en la actualidad, un individuo acusado de haber ideado y organizado el atentado que m¨¢s muertes y dolor ha causado a la sociedad espa?ola. "S¨ª, claro que me doy cuenta. Habr¨¢ gente que piense: 'Estos no merecen ni defensa'. Pero el mensaje debe ser el contrario: algo funciona bien si hasta a estas personas se les procura una defensa. El derecho a la defensa es un derecho constitucional y que los abogados defensores en este juicio hagamos bien nuestro trabajo es algo que beneficiar¨¢ tambi¨¦n a la sociedad". Y a?ade: "La ¨²nica abogada que result¨® herida en el 11-M era una colega de mi despacho. Estaba en Atocha. Y yo llevo viviendo en Madrid 25 a?os y ese atentado nos afect¨® a todos. Una mujer que trabajaba en el Colegio de Abogados y que todos los abogados conoc¨ªamos muri¨® en uno de los trenes junto a su marido".
Enumera las dificultades del proceso: "Defiendo a alguien sobre el que pesa una condena de m¨¢s de 38.000 a?os de c¨¢rcel, es un sumario de m¨¢s de 100.000 folios, asum¨ª la defensa cuando el proceso estaba muy avanzado". De hecho, el haber aceptado el caso con el proceso en marcha, sin pedir dilaciones que retrasaran el juicio, fue un gesto apreciado por el tribunal.
Y contin¨²a: "El aislamiento sufrido en prisi¨®n por Rabei Osman, que pasaba 21 horas sin salir de su celda y tres horas en el patio en soledad, dificultaba tambi¨¦n las entrevistas que ten¨ªa con ¨¦l, dado que se pasaba mucho tiempo denunci¨¢ndome su situaci¨®n y yo deb¨ªa convencerle para volver a centrarnos en la defensa. Adem¨¢s, todas estas entrevistas eran siempre con int¨¦rprete".
Y concluye: "Pero en mi caso, el confiar en la inocencia de Rabei Osman, facilita mi trabajo".
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