El miedo del cu?ado y la traducci¨®n imposible
El testigo entra y se sienta donde nadie lo ve. Tiene miedo. En la pecera acristalada se encuentra su cu?ado, Mouhannad Almallah, casado con su hermana, acusado de pertenecer a la c¨¦lula terrorista que organiz¨® el 11-M. Hay una cortina que protege al testigo de las miradas de los encarcelados. Pero Almallah, que ha venido de la c¨¢rcel con traje marr¨®n, corbata de floripondios estampados y bufanda blanca, le va a reconocer en cuanto hable.
El fiscal comienza el interrogatorio. Entre el miedo, el nerviosismo, cierta tendencia a la digresi¨®n y su escas¨ªsimo espa?ol, las respuestas del testigo no se entienden bien. El fiscal debe afinar las preguntas, evitando las palabras dif¨ªciles y repiti¨¦ndolas en muchas ocasiones.
Hasta que se llega a una cuesti¨®n principal que no est¨¢ dispuesto a simplificar. La que compromet¨ªa al cu?ado. El fiscal marca las palabras:
- ?Mouhannad Almallah dijo en alguna ocasi¨®n que quer¨ªa volar las torres Kio? ?Que no estar¨ªa tranquilo hasta que no se hubieran derribado?
El testigo dice que iba en un coche con Almallah por la plaza de Castilla. Pero no responde claramente. Tal vez no entiende la pregunta, o no sabe confeccionar la respuesta en espa?ol o, simplemente, se niega a responder de forma clara por miedo al cu?ado de la corbata de flores que le escucha al otro lado de la cortina.
El presidente del tribunal, Javier G¨®mez Berm¨²dez, cada vez m¨¢s harto del galimat¨ªas, cort¨®:
-Responda en ¨¢rabe. A partir de ahora responda en ¨¢rabe.
El traductor le hizo la pregunta de las torres Kio en ¨¢rabe pero el testigo sigui¨® mudo. Daba la impresi¨®n de que fallaban los micr¨®fonos. El juez compuso una monumental cara de cabreo y anunci¨®: "Cinco minutos de descanso mientras se soluciona esto".
Cara de cabreo
A la vuelta, el juez, con la misma cara de cinco minutos antes, explic¨® que el testigo entend¨ªa a¨²n menos el ¨¢rabe cl¨¢sico -lengua en la que se expresaba el traductor- que el espa?ol.
No es raro que un marroqu¨ª (pa¨ªs en el que se hablan tres dialectos) no entienda el ¨¢rabe cl¨¢sico, una lengua culta com¨²n a todos los pa¨ªses ¨¢rabes, que se estudia en las escuelas, que se usa en la literatura y en determinados programas de televisi¨®n pero que no se habla en la calle.
As¨ª que, a falta de traducci¨®n, el fiscal se vio obligado a repetir la pregunta clave en un espa?ol pronunciado muy despacio:
- ?Dijo Mouhannad Almalah en alguna ocasi¨®n que no estar¨ªa tranquilo hasta que no se hubieran derribado las torres Kio? Responda s¨ª o no, por favor.
En esta ocasi¨®n, el testigo pareci¨® entender:
-S¨ª. S¨ª. S¨ª lo hizo, s¨ª.
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