La luz de las mujeres luci¨¦rnaga
Ah, ?t¨² eres Jeannette? Me han gustado tus poemas; he sentido una cercan¨ªa generacional clara". Dos poetas se reconocen por primera vez: la argentina Ana Becci¨² (1948) y la mexicana Jeannette Lozano Clariond (1949). Impregna el saludo una cordialidad que, en cambio, es a?eja: se han le¨ªdo desde la distancia. Sus versos congeniaron apenas unos d¨ªas antes, en las p¨¢ginas de Casa de luci¨¦rnagas (Bruguera), t¨ªtulo prestado de un verso del guatemalteco Otto Ra¨²l Gonz¨¢lez: "La poes¨ªa es una concentraci¨®n de luci¨¦rnagas capaz de iluminar el mundo". El libro es la primera gran antolog¨ªa de poetas hispanoamericanas contempor¨¢neas. Muchas se han descubierto las unas a las otras en esas p¨¢ginas. "Es una indagaci¨®n a cierta luz oculta, la de la obra de estas mujeres", apunta el ecuatoriano Mario Campa?a, antologuista de un volumen cuya g¨¦nesis arranc¨® en 1999, a ra¨ªz de su trabajo Mujeres poetas en la revoluci¨®n po¨¦tica latinoamericana para la revista Guaraguao. "Detect¨¦ que hab¨ªa una n¨®mina de mujeres que intervinieron en las vanguardias pero que despu¨¦s fueron borradas de la historia escrita, como la chilena Vinett de Rokha, la peruana Magda Portal y Claudia Lars en El Salvador".
"Son buenas y desconocidas. Eso me demuestra que los hombres no leen a las mujeres", cree Peri Rossi
"Muchas traducen. Forman parte de una ¨¦lite ilustrada; han viajado, estudiado y eso les permite depurar su estilo", define Campa?a
Tras ocho a?os, 500 libros y un mes s¨®lo dedicado a hacer fotocopias en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Campa?a se decidi¨® por 34 autoras de 11 pa¨ªses. Admite que, am¨¦n de la fecha de nacimiento (1945) de las autoras como eje, en la antolog¨ªa no rigen "criterios democr¨¢ticos": de unas puede haber s¨®lo cinco poemas (la cubana Wendy Guerra, de 1970, la m¨¢s joven), mientras que de otras, hasta doce. Tampoco hay reajustes geogr¨¢ficos: de toda Centroam¨¦rica s¨®lo hay una representante (Isabel de los ?ngeles Ruano). ?Y el criterio de selecci¨®n? "He escogido aquellos versos en los que la autora hab¨ªa llegado a su madurez expresiva. S¨ª, es puramente est¨¦tico, pero permite ver poemas muy distintos: realistas, abstractos, pop...". De la rica luz que arroja la antolog¨ªa sobresalen destellos que canalizan el estudioso y algunas luci¨¦rnagas.
Antolog¨ªa
"Es una antolog¨ªa de g¨¦nero porque todas somos mujeres, pero no me siento como si me hubieran puesto un vestidito rosa", apunta Becci¨² al comentar la especificidad del volumen. "La poes¨ªa que hacemos todas es una poes¨ªa que no nace por el hecho de estar escrita por mujeres", afirma en un discurso cercano en el fondo al que pone en solfa Lozano: "La poes¨ªa, como la m¨²sica, es universal. Los sentimientos son humanos, no son de hombre o mujer. Eso rige igual para el antologuista: es como si se dijera que una tonalidad se escucha distinto por ser hombre o mujer". M¨¢s beligerante se muestra la uruguaya Cristina Peri Rossi (1941): "Si lo normativo durante dos mil a?os ha sido formar concentraciones de g¨¦nero -las cofrad¨ªas, los ej¨¦rcitos...
- ?por qu¨¦ no ¨¦sta? Veo Casa de luci¨¦rnagas como una especie de ajuste: son autoras buenas y desconocidas y su existencia s¨®lo me demuestra que los hombres no leen a las mujeres. En Poes¨ªa en movimiento, de Octavio Paz, no hay ni una sola mujer".
Cr¨ªtica social
Transitar con intensidad por los versos de la antolog¨ªa ha permitido a Campa?a encontrar aguas subterr¨¢neas comunes en la obra po¨¦tica femenina de un continente. "Creo que hay en casi todas un malestar claro con la modernidad como ¨¦poca. En los a?os sesenta-setenta se hizo una poes¨ªa con cr¨ªtica social que aqu¨ª no est¨¢ o no de forma tan expl¨ªcita", afirma. En su opini¨®n, la carga cr¨ªtica, cuando se da, es de mayor calado y no es s¨®lo pol¨ªtica, sino ¨¦tica, ling¨¹¨ªstica, cultural... Y cita la influencia de la peruana Carmen Oll¨¦ (1947) o la mexicana Carmen Bolullosa (1954). "No est¨¢n en el combate directo, no se habla de las dictaduras, por ejemplo, sino de las huellas que dejaron", aclara. Y lo ilustra con la argentina Irene Gruss (1950): "Yo estuve lavando ropa / mientras mucha gente / desapareci¨® (...) y mientras pasaban / sirenas y disparos, ruido seco / yo estuve lavando ropa, / acunando, / cantaba, / y la persiana a oscuras". Eso no quiere decir que no exista un valiente ajuste de cuentas en algunos casos, como en la cubana Reina Mar¨ªa Rodr¨ªguez (1952): "(...) y ellos caen en la trampa mis buenos y fieles / amigos que me hicieron so?ar y descubrir sus / trucos / frente a este espejo donde me veo y tambi¨¦n estoy / mir¨¢ndoles tan fr¨¢giles tan penosamente / fr¨¢giles. / me lastima la manera de cometer sus cr¨ªmenes / ?eran tan inteligentes al principio!". Otro denominador com¨²n: "Tambi¨¦n hay una cr¨ªtica a la negatividad: no han roto con el mundo como otros artistas de su tiempo, no han roto con nada sino con la nada, no han sido nihilistas", sentencia Campa?a.
Exilios
S¨®lo hay seis antologadas que vivan fuera de sus pa¨ªses. Fueron exilios pol¨ªticos cl¨¢sicos, pero Lozano Clariond constata que el exilio entendido como "estar fuera de" es inherente a la poes¨ªa. "Siempre hay un autoexilio, es una necesidad del poeta, el m¨¢s solitario de los artistas. Esa soledad viene porque tienes una manera distinta de ver el mundo y nadie la vio contigo y te sentiste tan solo desde peque?o que creaste tu patria interior. T¨² propicias el autoexilio y eso es algo innato al escritor: el silencio, la astucia y el enganchamiento a esa patria interior". Becci¨², que se march¨® de Argentina cuando la dictadura militar, ha hallado un beneficio art¨ªstico: "Rilke dec¨ªa que para poder escribir la primera palabra del primer verso de un poema que valga la pena hab¨ªa que haber conocido muchas ciudades, olores, camas, pieles, mucho de todo...". Peri Rossi cree que el exilio ha afectado a su lenguaje: "El triunfo de la imaginaci¨®n sobre la realidad que tanto impregna Am¨¦rica Latina aqu¨ª es muy pobre; el nivel de simbolizaci¨®n parece muy reprimido. Por ello he ganado en precisi¨®n con la mesura". Para Campa?a, la poeta que refleja hoy mejor el exilio, por sus or¨ªgenes familiares jud¨ªos, es la mexicana Gloria Gervitz (1943): "(...) ad¨®nde es / que he estado / que estoy / ad¨®nde se me fue la vida / la vivida / ad¨®nde la por vivir / y si hubiera sido otra / ser¨ªa la misma otra / no tengo m¨¢s vida / que ¨¦sta / que me vive".
Lenguaje
Llama la atenci¨®n en la antolog¨ªa la notable pluralidad de estilos, hasta llegar a la antipoes¨ªa, como la de la ecuatoriana Sonia Manzano (1947): "Salgo por ah¨ª a ver si me resbalo / en la c¨¢scara de guineo que tir¨® el sabio / que ven¨ªa adelante. / ?Habr¨¢ otro?, entre m¨ª dec¨ªa, y no volv¨ª el rostro / pero s¨ª tir¨¦ otra c¨¢scara". Para Campa?a, se trata de "una generaci¨®n con mucha libertad formal, pero con una m¨¦trica heredada de la generaci¨®n de los cuarenta-cincuenta, por lo que tienen un est¨¢ndar de precisi¨®n casi arquitect¨®nica: en ellas no hay nada repetitivo y banal". El antologuista constata que muchas son traductoras: "Su percepci¨®n verbal es m¨¢s rica. Forman parte de una ¨¦lite ilustrada; han viajado, estudiado y eso les permite depurar su estilo". Lo denota la ecuatoriana Mar¨ªa Fernanda Espinosa (1964): "En el Pir¨² / faltan palabras / para nombrar ciertas cosas (...) En el Pir¨² de mi coraz¨®n / faltan palabras / para decir te quiero / del ser¨¢ su ayer".
Becci¨² es un buen ejemplo. Pas¨® a?os en Francia como traductora. En sus ¨²ltimas creaciones, su poes¨ªa incorpora m¨¢s modismos rioplatenses: "Al empezar, buscaba un lenguaje sin connotaciones. Con el tiempo, cuando necesito de una fuerza especial, recurro a una expresi¨®n geogr¨¢ficamente muy propia". En sus compa?eras, Becci¨² ha notado "una visceralidad en el uso del lenguaje, como que ya no importa nada y lo escribes as¨ª..., una cosa l¨ªmite". Peri Rossi lo ratifica: "Se ha roto con el lirismo que impregn¨® la poes¨ªa: afortunadamente no hay muchas primaveras ni mieses".
Campa?a a?ade otra constante formal, la iron¨ªa. El paradigma, en su opini¨®n, ser¨ªa en este libro la chilena Elvira Hern¨¢ndez (1951): "A veces se disfraza la Bandera de Chile / un capuch¨®n negro le enlutece el rostro / parece un verdugo de sus propios colores / (...) La bandera de Kansas le manda un besito / se cansa la Bandera de Chile / deja la tradici¨®n y se derrite".
Mujer
Es poes¨ªa de mujer, pero el g¨¦nero no marca en exceso sus versos. "Ni la mujer ni la queja al machismo ni el erotismo est¨¢ muy expl¨ªcito", constata Campa?a. "La cr¨ªtica es a un mundo incompleto, a la opresi¨®n a la libertad del cuerpo". Esos aspectos son s¨®lo hoy militantes en la peruana Carmen Oll¨¦ (1947), en Peri Rossi, Rodr¨ªguez y la venezolana Mar¨ªa Auxiliadora ?lvarez (1956): "(...) Cuando est¨¦ acostado / uno va y se le monta en horqueta / sobre las ¨²ltimas piernas / y le dice / Entra / Hazme mi mujer / entonces uno le grita mi amor adentro / Entonces uno se agacha delante de ¨¦l / le muerde la ¨²ltima mano / y le desea la muerte". Esa ausencia tem¨¢tica es una herencia, seg¨²n Becci¨²: "En la generaci¨®n de los cuarenta-cincuenta, la de Olga Orozco, Ida Vitale y Alejandra Pizarnik, eso ya desaparece". Peri Rossi es de nuevo contundente: "Ser escritora es optar por un feminismo inconsciente. Y ser mujer en Am¨¦rica Latina es dif¨ªcil si vas al enfrentamiento. Ah¨ª, una mujer lo es en tanto est¨¢ al lado de un hombre y tiene encima su mirada. Y eso explica la falta de erotismo: la mujer, si espera, es objeto de deseo". Lozano Clariond acude a la poes¨ªa: "No mezclemos la problem¨¢tica social del feminismo con algo que es cosa sagrada, la poes¨ªa, ¨²nica capaz de desnudar el ser".
Pol¨ªtica
?D¨®nde queda el compromiso de la generaci¨®n anterior a las antologadas? "En ellas hubo mucha poes¨ªa de barricada, pero hoy se ha ampliado la noci¨®n de compromiso: un poema de amor donde se intercambian los roles sexuales puede ser tan pol¨ªtico como cualquier otro. Hoy todo es pol¨ªtico. Luego est¨¢ la nefasta experiencia de la revoluci¨®n cubana, que ha abirto los ojos a mucha gente", argumenta Peri Rossi. "Trato de que sea mi lenguaje el que sea cr¨ªtico", apunta Lozano Clariond. "Si se habla demasiado de eso se vuelve una panfletaria, como el caso de Gioconda Belli. La poes¨ªa, entonces, deja de serlo para convertirse en instrumento. Ahora todo eso se tacha".
Sombras
Para Campa?a es obvio que la generaci¨®n de las Pizarnik, Vitale, la cubana Dulce Mar¨ªa Loynaz... han tapado a las antologadas, pero aqu¨¦llas tambi¨¦n quedaron tapadas, a su vez, por la de Gabriel Mistral. "La sombra de Mistral es como la de Neruda. Mistral ha sepultado a dos generaciones y eso que no dej¨® un gran legado, eso lo hicieron las de los cuarenta". Las de hoy las han le¨ªdo y no lo sienten tanto as¨ª. "Han tapado relativamente porque tampoco hubo tantas grandes: no creo que a la altura de Alfonsina Storni, Juana Ibarburu y Pizarnik haya muchas m¨¢s", sentencia Peri Rossi. "Cuando las le¨ª, Orozco y Pizarnik encarnaron formas de escribir in¨¦ditas para m¨ª", admite Becci¨². "La poes¨ªa es lenta; Orozco me ha amamantado; no son sombra sino fresca huella en nuestra arena. Pero como lo son para m¨ª tambi¨¦n Holan, H?lderlin o Trakl. Todos seremos revisados por la historia dentro de 50 a?os, como suele suceder en todo acto po¨¦tico", ironiza Lozano Clariond. Medio siglo, pues, para calibrar la luz de las luci¨¦rnagas.
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