El futuro nubla el pasado
Cumplea?os infeliz. Es el que se dispone a celebrar la Uni¨®n Europea el domingo pr¨®ximo cuando se cumplan 50 a?os de su fundacional Tratado de Roma. Es una construcci¨®n sin precedentes en la historia, la mayor aportaci¨®n a las formas pol¨ªticas que, desde el Estado naci¨®n, ha hecho Europa, y de un gran ¨¦xito y originalidad en todos los sentidos, incluida la paz y la prosperidad, en una uni¨®n desde la voluntad, no la imposici¨®n, que preserva las identidades. Los arquitectos pol¨ªticos de la segunda posguerra mundial acertaron. Hoy, falta visi¨®n y no puede Europa, que se construy¨® contra el muro de la guerra fr¨ªa, hacerse ahora contra nada, sino en positivo.
La realidad ha superado las mejores expectativas, con un mercado ¨²nico para 27 pa¨ªses, una cierta solidaridad interna, una pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n (aunque haya acabado v¨ªctima de su ¨¦xito), una moneda ¨²nica para, de momento, 13 Estados, una pol¨ªtica comercial, y otros logros entre ellos el de una incipiente pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n que hace de la UE un actor global. Pero son las disensiones sobre hasta d¨®nde -en materias y en geograf¨ªa- ha de avanzar la Uni¨®n las que impiden celebrar estos ¨¦xitos como se debe.
Bien es verdad que la UE ha hecho casi lo m¨¢s dif¨ªcil, y que tras la moneda, lo que queda toca al coraz¨®n de lo que a¨²n permanece de soberan¨ªa nacional: la seguridad interna y externa, la energ¨ªa (que hoy es tan estrat¨¦gica como la defensa) y los avances en la integraci¨®n pol¨ªtica, en la puesta en com¨²n de soberan¨ªa. Los euroesc¨¦pticos -Gobiernos o ciudadanos- no quieren avanzar y con las ampliaciones han aumentado en n¨²mero e influencia. Ni siquiera quieren que el pr¨®ximo domingo la Declaraci¨®n de Berl¨ªn sobre este aniversario tenga contenido real sobre el camino a seguir. Pensemos en la Polonia de los gemelos Kaczynski, o en un Reino Unido sin el cual -no conviene equivocarse en esto- no es posible la necesaria Europa de la defensa y de la diplomacia. Y hay que recordar que tras cuatro a?os de est¨²pida guerra, Irak sigue reventando -no por culpa de Europa- y la UE tiene bien poco que decir al respecto, aunque le afecte directamente lo que all¨ª ocurre.
La Uni¨®n ya no es s¨®lo occidental, sino que ha desbordado las tradicionales divisiones hist¨®ricas de Europa y se ha ampliado, quiz¨¢ demasiado deprisa y con un problema de gigantismo. Pero ha sido un logro hist¨®rico, y dado que nos hemos lanzado en ese proceso no queda m¨¢s remedio que avanzar y repensar Europa, m¨¢s all¨¢ del fracaso de la Constituci¨®n Europea, cuyos elementos de reforma institucional son necesarios pero que se quedaba corta en otros, como los referentes a la ciudadan¨ªa com¨²n. Pero sobre todo, Europa debe consolidar lo que tiene entre manos, desde el proceso de ampliaci¨®n, fijando su limes, hasta las nuevas pol¨ªticas comunes, acerc¨¢ndose a las preocupaciones de los ciudadanos. Cabe recordar que una de las cosas que m¨¢s ha hecho Europa no ha sido una pol¨ªtica, sino un programa, el Erasmus de intercambio de estudiantes que este a?o cumple 20, y por el que han pasado 1,2 millones de j¨®venes.
A¨²n quedan pa¨ªses que llaman a la puerta. La buena idea de Mitterrand de una Confederaci¨®n Europea en cuyo seno hubiera estado la UE se rechaz¨® prematuramente. La de los c¨ªrculos conc¨¦ntricos, ya no vale tampoco. E pluribus unum (muchos en uno) es el lema latino de EE UU que deber¨ªa hacer suyo la UE. Pero ya no referido a los Estados y a las identidades sino a las formas de organizarse. Hay que ir a geometr¨ªas variables, no tanto internamente (no hay demasiados terrenos posibles pese a lo atractivo de la idea) como externamente, como la idea de una Uni¨®n Mediterr¨¢nea que propugnan Prodi, Zapatero y Sarkozy (si gana). Pues con Europa estabilizada, la inestabilidad puede venir de su entorno en ebullici¨®n, separado por un nivel de desigualdad sin par en el mundo. Es un reto inmediato. En la geograf¨ªa y en el tiempo. No para dentro de otros 50 a?os. aortega@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.