La romer¨ªa perpetua
La romer¨ªa de manifestaciones que viene organizando el PP desde el arranque de la legislatura -bajo su propio nombre o a trav¨¦s de organizaciones emparentadas o dependientes- en apoyo de reivindicaciones generales o sectoriales contra el Gobierno eligi¨® el s¨¢bado pasado como escenario Pamplona y como lema la pancarta "Fuero y libertad. Navarra no es negociable". Abr¨ªan el multitudinario cortejo el presidente y los consejeros del Gobierno foral, seguidos por los dirigentes de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN), un partido federado o asociado con el PP que se presenta con sus siglas propias a los comicios municipales y auton¨®micos pero que se funde con los populares en las elecciones legislativas. No faltaron en lugar visible Mariano Rajoy, ?ngel Acebes, Eduardo Zaplana y otros significados miembros del principal partido de la oposici¨®n, que ha decidido concentrar todo el peso de su aparato propagand¨ªstico sobre las supuestas cesiones -pasadas, presentes y futuras- de Zapatero ante el terrorismo.
El presidente Miguel Sanz defendi¨® la innegociabilidad de Navarra con el mismo dramatismo heroico que hubiese podido emplear en la Baja Edad Media un monarca del Viejo Reino para rechazar las agresiones de los ej¨¦rcitos moros o cristianos. Sin embargo, el asunto hoy te¨®ricamente en discusi¨®n no son las amenazas de Castilla, Arag¨®n o Francia a las fronteras navarras, sino la eventual puesta en marcha de la Disposici¨®n Transitoria 4? de la Constituci¨®n, que establece el procedimiento a seguir en el caso de que la Comunidad Foral decidiera incorporarse a la Comunidad Aut¨®noma del Pa¨ªs Vasco: la iniciativa tendr¨ªa que ser acordada por la mayor¨ªa absoluta del Parlamento y ratificada por refer¨¦ndum popular. Los estatutos de las dos comunidades implicadas -aprobados por leyes org¨¢nicas que forman parte del llamado bloque de constitucionalidad- tambi¨¦n se refieren a ese supuesto. El art¨ªculo 2 del Estatuto de Gernika establece que "?lava, Guip¨²zcoa y Vizcaya, as¨ª como Navarra, tienen derecho a formar parte de la Comunidad Aut¨®noma del Pa¨ªs Vasco"; el art¨ªculo 47.2 se ocupa de las consecuencias del eventual ¨¦xito de la iniciativa integradora, entre otras la necesidad de un "refer¨¦ndum del conjunto de los territorios afectados". La Ley de Reintegraci¨®n y Amejoramiento del R¨¦gimen Foral de Navarra de 1982 alude as¨ª mismo a esa contingencia.
La incorporaci¨®n de Navarra a la Comunidad Aut¨®noma vasca es s¨®lo -pero tambi¨¦n- una posibilidad constitucional cuya realizaci¨®n depender¨¢ de los parlamentos y del cuerpo electoral de ambas comunidades. Las marcadas diferencias existentes entre los sistemas de partidos de Navarra y el Pa¨ªs Vasco, reflejo de unas sociedades alejadas por las preferencias pol¨ªticas y las creencias ideol¨®gicas de los electores, son un serio obst¨¢culo para que la iniciativa unionista llegue a prosperar. El voto nacionalista no supera -de media- en Navarra el 20% de los sufragios, m¨¢s de la mitad de los cuales correspond¨ªan antes de la ilegalizaci¨®n en 2003 de Batasuna (alcanz¨® el 15,5% en 1999) al nacionalismo radical. ?Por qu¨¦, entonces, esa alarmista movilizaci¨®n general de UPN y del PP? La acusaci¨®n de los populares seg¨²n la cual el presidente Zapatero habr¨ªa pactado en secreto con ETA la entrega de Navarra al Pa¨ªs Vasco atada de pies y manos para despu¨¦s de los pr¨®ximos comicios es una paparrucha rid¨ªcula. En cualquier caso, el candidato del PSN y sus compa?eros de lista se comprometieron la v¨ªspera de la manifestaci¨®n a no proponer y a votar que no cualquier iniciativa "de incorporaci¨®n total o parcial, institucional o funcional de Navarra en la comunidad aut¨®noma vasca o en cualquier ente pol¨ªtico de parecida naturaleza que pueda plantearse".
En realidad, la romer¨ªa sabatina de Pamplona persegu¨ªa, con el espantajo de la entrega de Navarra al Pa¨ªs Vasco como pretexto, objetivos de car¨¢cter puramente electoralista. De un lado, UPN lanz¨® un ataque preventivo para garantizar su victoria en las urnas el 27 de mayo; el incoherente pacto sugerido al PSN por el presidente Sanz despu¨¦s de la manifestaci¨®n para blindar Navarra a cambio de un reparto del poder as¨ª lo confirma. De otro, el PP sigue dispuesto a mantener viva en toda Espa?a, durante la campa?a para los comicios municipales, la amenazadora f¨¢bula de las supuestas cesiones de Zapatero a ETA.
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