Lecciones de horror para estudiantes de derecho

Mar¨ªa Su¨¢rez tiene 20 a?os y Miriam Mart¨ªn 19. Ambas, estudiantes de segundo de derecho y m¨¢rketing de la Universidad Complutense, acudieron ayer al juicio del 11-M, junto con una veintena de compa?eros. Por lo general, se trata de la primera vez que estos chicos acuden a un juicio. Se sentaron al lado de las v¨ªctimas. Y la sala se llen¨®. Porque los familiares de los muertos y los heridos en los trenes no dejan ni un s¨®lo d¨ªa de presentarse.
As¨ª, Mar¨ªa y Miriam, novatas en juicios, escucharon en silencio las declaraciones de los testigos del d¨ªa: los polic¨ªas, novatos tambi¨¦n en su mayor¨ªa, que trasladaron las pertenencias dejadas en los vagones y en el and¨¦n por los pasajeros del tren de El Pozo. Entre esas pertenencias se encontraba la bolsa de deportes azul que escond¨ªa una bomba que no explot¨® y que sirvi¨® para localizar a la c¨¦lula islamista.
Las dos estudiantes se aburrieron "un poco" al escuchar, repetidamente, las idas y venidas de los polic¨ªas con la furgoneta cargada. La fiscal¨ªa insisti¨® una y otra vez a fin de que quedara claro que la bolsa clave siempre estuvo vigilada. Pero a las dos estudiantes de derecho, tanta pregunta id¨¦ntica a tanto polic¨ªa parecido les indujo a pensar "que el juicio no hab¨ªa avanzado".
Detalle espeluznante
Sin embargo, hubo, como cada ma?ana en esta sala, detalles espeluznantes, lecciones de horror: uno de estos polic¨ªas cont¨® que mientras recorr¨ªan Madrid no dejaban de sonar los m¨®viles metidos en las bolsas, bolsos y mochilas que llevaban apiladas en la parte de atr¨¢s de la furgoneta. Llamadas angustiadas de familiares o amigos de los propietarios de las bolsas, muchos en paradero desconocido.
A Mar¨ªa y Miriam, que tienen pensado regresar otro d¨ªa, les llam¨® la atenci¨®n otra cosa: "Lo que m¨¢s nos atra¨ªa era comprobar las reacciones de los procesados, y nos ha sorprendido que han ido completamente a su bola todo el tiempo, que pasaban de todo lo que se dec¨ªa en la sala".
Era cierto. Los procesados se pasaron toda la ma?ana charlando entre ellos, en corrillos. El viaje de la mochila de la pol¨¦mica no les interesaba en absoluto.
Incluso hubo uno, Mouhannad Almallah, el sirio acusado de pertenecer a la c¨¦lula terrorista, que en una esquina, se puso a leer art¨ªculos de consumo, de trucos legales y de novedades de motor de un n¨²mero atrasado de la revista Muy Interesante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
