La violencia sectaria expulsa a los cristianos de Irak
Varias decenas de fieles ocupan los primeros bancos de la iglesia de Nuestra Se?ora de F¨¢tima, en el centro de Bagdad. Son sobre todo mujeres de mediana edad, pero hay tambi¨¦n j¨®venes y ni?os. "Hace apenas un a?o eran dos centenares, pero desde junio empez¨® la persecuci¨®n y la mayor¨ªa se han marchado", declaraba el pasado domingo Manuel Hern¨¢ndez, uno de los carmelitas descalzos que llevan la parroquia. Los enfrentamientos entre sun¨ªes y chi¨ªes est¨¢n eclipsando el ¨¦xodo al que se ven forzados los cristianos de Irak.
Nueve sacerdotes han sido secuestrados y dos de ellos asesinados por las milicias islamistas
"De junio a diciembre han secuestrado a nueve sacerdotes y degollado a dos de ellos", denuncia el padre Manuel. Los otros siete fueron liberados tras pagar cuantiosos rescates. "Por alguno de ellos llegaron a pedir un mill¨®n de d¨®lares". Lo peor fueron las torturas. "Les quemaron con cigarrillos, les pincharon, les dieron culatazos... un horror", se?ala el carmelita, que despu¨¦s de 30 a?os en Congo cre¨ªa estar curado de espanto. "Esto es mucho peor", se?ala convencido de la responsabilidad de los "iluminados que arengan a la gente".
Las v¨ªctimas de su "impiedad" no han sido s¨®lo curas. "Han matado a cristianos por el solo hecho de serlo. Cogen a las chicas y, como son infieles, se divierten con ellas y luego tiran sus cad¨¢veres frente a la casa de sus padres", relata el sacerdote. Antes, en 2004, hab¨ªan sido las quemas de iglesias y los ataques a las tiendas de bebidas alcoh¨®licas, un negocio tradicionalmente en manos de cristianos y yazid¨ªes. En esas circunstancias no es de extra?ar que los asistentes a la misa del domingo se hayan reducido en dos tercios.
"No es que hayan dejado de venir por miedo", explica el padre Manuel, "en esta parte el sentimiento religioso es muy fuerte, lo que sucede es que la mayor¨ªa se ha ido". La ¨²ltima familia de esta parroquia lo hizo el s¨¢bado pasado. Un matrimonio y sus tres hijos. Como ellos, la mitad de los 350.000 cristianos de Bagdad han buscado refugio en la regi¨®n kurda del norte o en los pa¨ªses vecinos. Como consecuencia, han cerrado muchas iglesias y la gente acude a la m¨¢s cercana a su casa, sin importarle el rito que siga.
"Todas las iglesias son la casa de Dios", asegura Basma, una caldea de 38 a?os que asiste con sus cuatro hijos a los servicios de la peque?a iglesia anglicana de Mar Girgis. Adem¨¢s de caldeos (que siguen el rito cat¨®lico oriental y son la comunidad cristiana m¨¢s numerosa), en Irak hay asirios (o nestorianos), siriacos (ortodoxos orientales) y armenios (cat¨®licos romanos y ortodoxos orientales). Todos ellos llegaron a sumar el 5% de la poblaci¨®n, pero ya desde las sanciones internacionales de los a?os noventa emigraron en una proporci¨®n m¨¢s alta que el resto. Hoy no alcanzan el 3%.
Cuando se le pregunta por los problemas de los cristianos, Basma, como el resto de los entrevistados, se?ala la falta de seguridad. "Con Sadam la situaci¨®n era buena, pero ahora ha empeorado", manifiesta. Sus quejas no son muy diferentes de las del resto de los iraqu¨ªes. No se siente objetivo especial por ser cristiana. Sin embargo, muchas de las asistentes a los servicios religiosos, tanto en la Iglesia anglicana como en la cat¨®lica se cubren la cabeza "para no llamar la atenci¨®n", "pasar inadvertidas" o "evitarse problemas".
Aunque el r¨¦gimen oficialmente laico de Sadam Husein daba cierta protecci¨®n a las minor¨ªas, tampoco fue un camino de rosas. Durante sus guerras contra los kurdos, decenas de pueblos asirios resultaron destruidos, sus habitantes perdieron sus hogares y sus iglesias, -algunas de los primeros siglos del cristianismo- fueron reducidas a escombros. Asirios, caldeos y armenios deb¨ªan escolarizar a sus hijos en ¨¢rabe, con la consiguiente merma para sus se?as de identidad.
Todos recibieron con esperanzas el derribo del dictador, pero hoy la dictadura de los islamistas y sus milicias, los "locos iluminados" de los que habla el padre Manuel, han dejado peque?os sus horrores. "Debido a la situaci¨®n no anunciamos qui¨¦n es el pastor porque puede convertirse en objetivo", explica el joven pastor de Mar Girgis. Afuera, Abu Mariam monta guardia armado con un Kal¨¢shnikov. Lleva 15 a?os cuidando de la iglesia, pero s¨®lo accedi¨® al fusil despu¨¦s de que el recinto fuera saqueado tras la ca¨ªda del r¨¦gimen. Hasta la casa de Dios necesita protecci¨®n armada en Irak.
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