Un esqueleto duerme en Mil¨¢n
Los milaneses se despertaron ayer con un gigantesco esqueleto tendido frente a la catedral de la ciudad. Era Calamita C¨®smica, una escultura del artista Gino De Dominicis, fallecido a los 51 a?os en 1998.
La osamenta, fabricada en poliestireno, pesa cerca de ocho toneladas y mide 24 metros de largo, que seguir¨¢n en la Plaza del Duomo durante un mes. S¨®lo la calavera, que luce una larga y puntiaguda nariz, tiene casi dos metros de altura.
La figura recoge dos claves que distinguieron al artista: su humor negro y la reflexi¨®n sobre la muerte. En el monumental esqueleto, por ejemplo, que fue expuesto al p¨²blico por primera vez en 1990 en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Grenoble, bromea sobre esa nariz crecida como a Pinocho.
Ir¨®nico y radical, De Dominicis pas¨® a engrosar la lista de autores malditos por algunas de sus arriesgadas propuestas.
En la Bienal de Venecia de 1972 provoc¨® un esc¨¢ndalo con su obra Segunda Soluci¨®n de Inmortalidad (El Universo es inm¨®vil), que consist¨ªa en un joven con s¨ªndrome de Down sentado en una estancia y observando varios objetos.
A pesar de que el artista intent¨® justificarse, como reflexi¨®n sobre el paso del tiempo ante los ojos del joven, la cr¨ªtica denunci¨® que se burlaba de los discapacitados. Al final fue absuelto por un tribunal.
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