Un empuj¨®n necesario
Diecis¨¦is partidos la mayor¨ªa prescindibles, adversarios de medio pelo sin historial ni atractivo y viajes infernales tipo Kaz¨¢n, adonde, por si no fuese suficiente una visita, hubo que ir dos veces. La Copa ULEB es un trago de dif¨ªcil digesti¨®n para un club como el Real Madrid, pero que, tal y como est¨¢n las cosas, se ha convertido en su primera tabla de salvaci¨®n de la temporada. Si la competici¨®n es olvidable, no lo es el premio, que da sentido al sufrimiento que supone disputar este torneo. El Madrid necesita volver a la Euroliga y, llegados a este punto, parece m¨¢s sencillo vencer al Lietuvos Rytas que lo que tendr¨¢ que pelear en los playoffs nacionales. Adem¨¢s, es un t¨ªtulo europeo, que tampoco los regalan en las tiendas de todo a cien.
Dejando a un lado la dificultad que tiene enfrentarse a un equipo catalogado por Joan Plaza como "raro", el mayor adversario de los madridistas son ellos mismos. Nadie discute que, en condiciones normales, deber¨ªan volver a casa con el trofeo, pero falta por conocer la capacidad de este equipo para actuar con normalidad en los d¨ªas se?alados. Varias circunstancias pueden ir contra un desarrollo l¨®gico, adem¨¢s del entendible estr¨¦s y la incertidumbre que producen una final europea, sea del calado que sea. La larga sequ¨ªa institucional, que no s¨®lo abarca a la secci¨®n de baloncesto, sino tambi¨¦n al aparato futbol¨ªstico, ha provocado una atenci¨®n casi desmesurada en la afici¨®n, que se ha movilizado de manera sorprendente. La falta de experiencia colectiva en este tipo de partidos, el recuerdo del ¨²ltimo desastre de 2004 en esta misma tesitura -afortunadamente, s¨®lo queda Mumbr¨² de aquel nefasto d¨ªa ante el Happoel Tel Aviv- y la condici¨®n un¨¢nime de favoritos son otros aspectos que pueden convertir la recomendable excitaci¨®n ante una final en una desaconsejable ansiedad que termine por devorarlos.
En cuanto al juego, el Madrid no llega ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Desde el varapalo de la final de Copa se ha convertido en un colectivo irregular -lleva tres victorias por cinco derrotas en la Liga desde entonces- y no hay mejor ejemplo que la semifinal ante el Kaz¨¢n, en la que estuvo muerto, resucit¨® y termin¨® exhibi¨¦ndose, todo ello en dos partidos. Por ello, saber qu¨¦ versi¨®n aparecer¨¢ hoy se antoja complicado. Si resulta reconocible, es decir, el colectivo aguerrido, animoso e ilusionante de principio de temporada, la victoria caer¨¢ de su lado. Si permite que el partido transcurra taquic¨¢rdico y descerebrado, las pasar¨¢ canutas. En algo existe unanimidad. Jugadores, entrenadores y directivos de la secci¨®n lo tienen claro. Es hora de dar un empuj¨®n necesario a un proyecto que naci¨® muy bien parido, pero que necesita un gran triunfo y el est¨ªmulo de saber que la temporada que viene estar¨¢ con los grandes de Europa. Que as¨ª sea.
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