"Todo el mundo sab¨ªa que esto iba a pasar"
"Soy periodista del diario franc¨®fono Le Jour d'Alg¨¦rie. Estaba escribiendo un art¨ªculo cuando una explosi¨®n sobresalt¨® a la redacci¨®n, en la plaza Audin. Un cristal salt¨® en pedazos". As¨ª comienza el testimonio enviado por Fouzia Mahmoudi al foro abierto por el diario franc¨¦s Le Monde en su versi¨®n digital. Los relatos recibidos describen las primeras impresiones tras los atentados del mi¨¦rcoles en Argel. En el bulevar del Doctor Saadane, Mahmoudi se da cuenta de que la explosi¨®n se ha producido en la sede del Gobierno. "El atentado toma en ese momento otra dimensi¨®n. Algunas personas lloran. La mayor¨ªa permanece tranquila, habituada desde hace tiempo a ver y vivir el horror. Una anciana, con un pa?uelo azul en la cabeza, dice suavemente. 'Todo el mundo sab¨ªa que esto iba a empezar de nuevo'. Otra mujer, m¨¢s joven, grita a quien le quiera o¨ªr: '?Es esto un pa¨ªs?".
En esos momentos, Karima Brahimi se abre paso en la calle Disley. La explosi¨®n ha hecho temblar su oficina, en el bulevar Zighout Youcef. Una gran columna de humo negro sube hacia el cielo, y Karima sospecha que procede del Palacio de Gobierno. Y piensa en Casablanca y los terroristas suicidas. "Una mujer trata de localizar a su hija, que trabaja en el palacio, pero la red telef¨®nica est¨¢ saturada. La pesadilla de los coches bomba reaparece y todo el mundo tiene miedo al futuro".
Esa columna de humo se eleva a unos cien metros de altura, explica Rafik Moncef, que la vio desde el instituto de electr¨®nica de la Facultad de Bab Ezzouar, donde redactaba su tesis. "Cre¨ª o¨ªr tres bombas. El ruido fue tan fuerte que pens¨¦ que hab¨ªa llegado mi hora".
Los alumnos de la facultad estaban aterrorizados. Eso le cuenta una profesora a Marjolaine Mignot, una mujer procedente de Francia. Marjolaine estaba en una fiesta infantil de la comunidad francesa. Los tel¨¦fonos empiezan a sonar. Dos, quiz¨¢s tres bombas han explotado en el centro. "Algunas empresas env¨ªan guardaespaldas para llevar a las familias a casa. Otras madres encienden la televisi¨®n. Entre los argelinos, la ira y el temor. Y una opini¨®n un¨¢nime: 'Esto iba a pasar. Buteflika ha liberado a los terroristas y esto es lo que ha ganado".
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