Tres hermanos (violentos)

He aqu¨ª un espect¨¢culo ¨¢gil, crudo y directo, representado a dos palmos del p¨²blico y a tumba abierta. Empieza con un chiste y acaba como Medea. Daniel Veronese, su autor y director, lo ha escrito sin gastar tinta en digresiones, contando apenas lo justo sobre la identidad de sus personajes. Primero nos muestra su comportamiento, luego nos los presenta. Son tres hermanos y sus esposas, reunidos para cenar en casa de Roger, el menor, y de Bettina, que le saca 20 a?os. Ninguna de las parejas va bien. Ulrika, la mujer de Rainer, desea a Roger, quien, a su vez, busca a Lucera, jovenc¨ªsima mujer de Iv¨¢n, el primog¨¦nito. De esto nos vamos enterando mientras los hermanos se pegan y las mujeres se ofenden, agolpados todos en un saloncito de siete metros cuadrados. Como en las viviendas de clase media baja, apenas se mueven sin tropezar.

En Mujeres so?aron caballos hay una violencia tremenda, muy bien expresada y administrada por sus int¨¦rpretes, que clavan cada personaje. Es un trabajo de equipo como se ven pocos. A Veronese le cabe el m¨¦rito de haber empastado en un nivel de verdad m¨¢s que alto el trabajo de un elenco de procedencia diversa. Andr¨¦s Herrera dota de m¨²sculo a Roger, la bestia hiperactiva que no para de jugar al baloncesto en casa. Gin¨¦s Garc¨ªa Mill¨¢n (Rainer) salta de la depresi¨®n a la man¨ªa y tira porque le toca. Susi S¨¢nchez (Bettina) es un 1,80 metros de abnegaci¨®n y ternura. Blanca Portillo fragua esa mezcla de chispa y desquicie que es Ulrika, y Mar¨ªa Figueras es una hoja de ¨¢lamo tembl¨®n con un rev¨®lver en la mano. ?Qu¨¦ peligro! Menciono aparte a Celso Bugallo (Iv¨¢n), tan fr¨¢gil y cierto con sus muchos a?os en medio de la violenta disputa de sus hermanos.