Autorretrato de un asesino
Los familiares de las v¨ªctimas de Virginia, indignados por la decisi¨®n de la cadena NBC de emitir un v¨ªdeo con las palabras del homicida
Desde la tumba llega la confesi¨®n del asesino. Cho Seung-hui hizo un alto en su particular matanza el lunes para pasarse por la oficina de correos de Blacksburg (Virginia). El matasellos indica que a las 9.01, menos de dos horas despu¨¦s de cometer los dos primeros asesinatos, el joven surcoreano pag¨® 14,40 d¨®lares (10,58 euros) para enviar a la cadena de televisi¨®n NBC un paquete lleno de espanto.
La herencia de Cho contiene un v¨ªdeo con im¨¢genes amenazantes del pistolero, 29 fotograf¨ªas de ¨¦l mismo con rostro agresivo, con rostro sonriente, con rostro indignado, con rostro imperturbable. Cho posando con una pistola, con dos pistolas. Con las pistolas que llenaron de plomo a 32 hombres y mujeres en la Universidad Polit¨¦cnica de Virginia. Cho empu?ando un cuchillo contra su cuello. Cho blandiendo un martillo. El asesino m¨²ltiple en una instant¨¢nea con el ca?¨®n de la pistola vuelta hacia su rostro, como finalmente hizo. Y un manifiesto de 1.800 palabras.
"Muero como Jesucristo, para inspirar a generaciones de d¨¦biles e indefensos"
"Hab¨¦is tenido cien mil millones de oportunidades y maneras de evitar lo de hoy [en referencia al lunes], pero hab¨¦is decidido derramar mi sangre. Me hab¨¦is acorralado en una esquina y me hab¨¦is dejado s¨®lo una opci¨®n. La decisi¨®n fue vuestra. Ahora ten¨¦is sangre en vuestras manos que nunca podr¨¦is lavar", afirma Cho, con un rictus salvaje en el rostro.
Cho prepar¨® concienzudamente el testamento del mayor tiroteo perpetrado por una persona en EE UU. En las dos horas que pasaron entre el primer ataque y el segundo, el joven de 23 a?os tuvo tiempo de ir a su habitaci¨®n, modificar un documento en el ordenador, imprimirlo e ir a la oficina de correos. Parece quedar resuelto uno de los misterios de la tragedia: d¨®nde estaba el pistolero y qu¨¦ hizo durante el lapso entre los primeros disparos, en una residencia (a las 7.15 de la ma?ana), y el segundo, en un aulario (a las 9.15).
El paquete estaba dirigido a la NBC, en Nueva York, con un c¨®digo postal incorrecto, raz¨®n por la cual no lleg¨® a la cadena hasta el mi¨¦rcoles por la ma?ana. El paquete conten¨ªa dos cosas: una exclusiva mundial y un dilema profesional (emitir o no las im¨¢genes). Tras horas de debate, como explic¨® su presidente, Steve Capus, la decisi¨®n fue dar a conocer las inquietantes im¨¢genes. "Queremos ser sensibles con los sentimientos de las familias de las v¨ªctimas", relat¨®, "sabemos que algunos creer¨¢n que le estamos concediendo la plataforma de publicidad que quer¨ªa", dijo. "Pero tambi¨¦n queremos saber qu¨¦ hab¨ªa en su cabeza, qu¨¦ le condujo a esto", puntualiz¨®. A trav¨¦s del correo ha llegado el autorretrato del asesino.
El contenido del pol¨¦mico paquete no se emiti¨® hasta que la polic¨ªa lo revis¨®. A las 16.30 del mi¨¦rcoles (las 22.30 en la Espa?a peninsular) las autoridades daban luz verde a la emisora, al considerar que no da?aba la investigaci¨®n (la polic¨ªa reconoci¨® ayer que hubiese preferido que no se emitiera). El FBI estudia ahora el material. La NBC no ha emitido todas las im¨¢genes.
"Hoy no voy a huir. No huir¨¦ m¨¢s". El documento confeccionado por Cho tiene textos breves y delirantes en los que hace referencia a Osama Bin Laden, al presidente de Corea del Norte y a Debra Lafave, una profesora de 26 a?os, a la que se acus¨® de tener relaciones con un menor en 2005. El t¨ªtulo del documento es Axishmiel y contiene 23 p¨¢ginas.
"Sus Mercedes no les bastaban, consentidos", dice Cho, aparentemente leyendo un texto. "Sus collares de oro no eran suficientes, presumidos. Su vodka y su co?ac no les bastaban. Nada era suficiente para satisfacer sus necesidades hedonistas. (...) Gracias a vosotros, muero como Jesucristo, para inspirar a generaciones de d¨¦biles e indefensos".
Cho tuvo la matanza en la cabeza desde hac¨ªa d¨ªas, quiz¨¢s semanas. Se grab¨® a s¨ª mismo en al menos dos localizaciones diferentes: el asiento de un coche y ante una pared blanca, quiz¨¢s en su dormitorio. Pudo editar el v¨ªdeo en su ordenador. Y lo grab¨® en un CD el 10 de abril a las 9.40. Son seis minutos de delirio en que se refiere a las personas que iba a matar como "pijos". Sab¨ªa lo que estaba haciendo. Justifica sus acciones a c¨¢mara. Y dice: "?Est¨¢is felices ahora que hab¨¦is destrozado mi vida? ?Ahora que hab¨¦is robado todo lo que hab¨¦is podido de m¨ª?".
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