Liturgia teocr¨¢tica, ideolog¨ªa nihilista
?Puede existir un nihilismo de corte teocr¨¢tico? Sin duda es un aut¨¦ntico ox¨ªmoron, con notables m¨¦ritos para formar parte de los grandes opuestos del lenguaje. Pareciera que la exaltaci¨®n hasta el paroxismo de la trascendencia espiritual, no puede desembocar en la nada absoluta, como si intent¨¢ramos juntar a Santa Teresa de Jes¨²s y a Nietzsche, y pretendi¨¦ramos no hundirnos en el intento. El fil¨®sofo alem¨¢n gustaba de decir que viv¨ªa en el abismo permanente y, en cambio, los grandes m¨ªsticos, aseguran vivir en la plenitud. ?Es, quiz¨¢, la plenitud espiritual otra forma de abismo? Sea como sea, no parecer¨ªa f¨¢cil juntar ambas construcciones mentales si no fuera porque, por encima de la filosof¨ªa est¨¢ la realidad, y ¨¦sta siempre supera las expectativas. Hoy, el fen¨®meno ideol¨®gico m¨¢s serio, m¨¢s tr¨¢gico, m¨¢s peligroso y, sin duda, m¨¢s letal que act¨²a en el mundo, ha encontrado la f¨®rmula para sumar el amor a Dios con el amor a la nada, y desde la nada, considerar que la vida no tiene otro valor que el valor de quitarla. Los guerreros del islamismo yihadista, entrenados en una cultura de odio y muerte, son nihilistas de manual, aut¨¦nticas encarnaciones del vac¨ªo absoluto y, sin embargo, su lenguaje, su liturgia, su escenificaci¨®n es, toda ella, religiosa. En cierto sentido son los antih¨¦roes del hombre que buscaba Albert Camus en Les justes, no dudan como dudaba su personaje Kaliayev, sino, cual ¨¦mulos de Stepan, matan y mueren sin ninguna fractura interior. Sin ninguna pregunta. Sin alma. Por supuesto, se trata de una socializaci¨®n de la muerte como paradigma, y solo desde esa socializaci¨®n, se puede entender la esencia del fen¨®meno y se puede calibrar su enorme dimensi¨®n.
Estos ¨²ltimos meses, algunos colegas, que hasta ahora hab¨ªan considerado que gentes como quien escribe, interesadas por el yihadismo isl¨¢mico desde hace a?os, ¨¦ramos unos demagogos, o unos alarmistas sin fundamento, o quiz¨¢s directamente agentes infiltrados del Mossad -como esos vendedores de santos de Olot, que Pere Calders aseguraba que eran esp¨ªas japoneses-, estos notables colegas acaban de ver la luz y descubrir la amenaza. Y cual setas despu¨¦s de la lluvia, aparecen bajo los ¨¢rboles y llenan los micr¨®fonos de sesudas explicaciones que, por dar, consiguen dar todas las respuestas que algunos llevamos a?os buscando. A problemas complejos, soluciones simples, dice el catecismo del buen populista, y debe ser un catecismo muy le¨ªdo en las c¨¢tedras universitarias. Porque si el yihadismo se explicara con los argumentos que he o¨ªdo estos d¨ªas hasta la saciedad, especialmente en boca de los intelectuales org¨¢nicos de la progres¨ªa, la cosa ser¨ªa de re¨ªrse, mientras lloramos de pena. De entrada, y como era de esperar, parece que el terrorismo isl¨¢mico no es m¨¢s que una reacci¨®n violenta al imperialismo yanqui, que por supuesto es el responsable de todos los males que acechan al mundo isl¨¢mico. Al mismo tiempo, el islam no es culpable de nada, m¨¢s que de sufrir durante d¨¦cadas y finalmente sublevarse. Todo el enfoque perverso nace de Occidente, y todo el victimismo paternalista se aplica a Oriente, con la cl¨¢sica mirada buenista hacia el tercer mundo de Quico el progre. Proyectada la mirada maniquea, el planeta se divide entre las responsabilidades americanas, la dejaci¨®n europea, que vive sin vivir en ella, y los pobres pa¨ªses del islam. Por supuesto, se explica el fen¨®meno en t¨¦rminos de pobreza, marginaci¨®n y desesperaci¨®n. As¨ª cuadran los suicidas del Ham¨¢s palestino, los adolescentes entrenados en los campos de Hezbolah, los degolladores de personas iraqu¨ªes y hasta los suicidas que aparecen por el sudeste asi¨¢tico. Se trata de dibujar piezas t¨®picas para organizar un rompecabezas que no rompa ninguno de los esquemas de la correcci¨®n pol¨ªtica. Bien. Como una est¨¢ para incordiar, y tiene la man¨ªa de analizar la cuesti¨®n desde hace d¨¦cadas, me permitir¨¦ algunos matices sensiblemente correctores del dogma progre sobre el yihadismo. Primero, el fen¨®meno, como ideolog¨ªa de masas en su versi¨®n moderna, nace en la d¨¦cada de 1920 en la Universidad de El Cairo, cuando ni exist¨ªa Israel, ni Estados Unidos pintaba nada. Los grandes ide¨®logos fueron condenados a muerte muy pronto, pero sus seguidores, egipcios y sirios en su mayor¨ªa, se repartieron por Europa y fueron acogidos por lindos pa¨ªses como Suiza e Inglaterra, que ve¨ªan en ellos una clara oposici¨®n a los reg¨ªmenes de corte sovi¨¦tico. Muy pronto recibieron decenas de millones de d¨®lares de Emiratos y Arabia, y su actividad, su log¨ªstica, sus centros de estudios, sus m¨ªticas y toda la parafernalia del fundamentalismo isl¨¢mico creci¨® con extraordinaria rapidez, por todo el ¨¢mbito musulm¨¢n. Cuando, en 2001, a ra¨ªz del 11-S, se cortaron de cuajo los fondos que financiaban desde Europa el fen¨®meno, los bancos isl¨¢micos implicados llevaban d¨¦cadas de actividad. No hay espacio en este art¨ªculo, para recordar lo que signific¨® la guerra fr¨ªa, pero no se puede explicar el fundamentalismo isl¨¢mico sin hablar de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. O sin hablar del terrorismo iran¨ª, que mat¨® a decenas de personas en Argentina. O sin hablar del papel de las dictaduras del petrod¨®lar, activas en la financiaci¨®n de una mirada integrista del islam. Cuando, en Palestina, empezaron a adoctrinar ni?os para la muerte, en campos de colonias financiados por Ir¨¢n y, en su momento, Irak, nadie quiso ver el fen¨®meno como lo que era: la derivada palestina del nihilismo integrista, un nihilismo que superaba la idea de un Estado palestino, para abrazar directamente la rep¨²blica isl¨¢mica. Y tuvimos Bali, Beslam, Kenia, Turqu¨ªa, centenares de muertos hasta llegar al primer atentado en Europa, Madrid, 11-M. Por el camino, Bush cometi¨® el grave error de perpetrar una guerra in¨²til. Pero para llegar a Atocha, el fen¨®meno hab¨ªa atravesado mares y se hab¨ªa mundializado. En resumen acelerado: no es una ideolog¨ªa de pobres, sino profusamente financiada. No es una ideolog¨ªa de marginados, aunque use la marginaci¨®n como munici¨®n. No es una ideolog¨ªa liberadora, sino todo lo contrario: su objetivo es el dominio integral del ser humano. No pretende libertar pueblos, sino crear una ¨²nica Umma musulmana. Y, aunque sea dif¨ªcil de digerir, no nace de la maldad americana, sino mucho antes, de una mirada regresiva, medieval y furibundamente antilibertaria del propio islam. Usa los errores de Occidente, pero nace de sus propios monstruos. Todo ello, y m¨¢s, interact¨²a en el fen¨®meno, y sin entender la complejidad de d¨¦cadas, lo ¨²nico que conseguiremos ser¨¢n algunas paridas mentales, de esas que quedan tan bien en las tertulias progres, simp¨¢ticas, pol¨ªticamente correctas y totalmente in¨²tiles.
www.pilarrahola.com
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