Paladar fresco y untuoso

Que alguien sea capaz de elaborar buenos vinos en plena sierra alpujarre?a, tierra de hist¨®ricos y aguerridos moriscos, de climatolog¨ªa extrema y a 1.360 metros de altura, el vi?edo m¨¢s alto de Europa, en el l¨ªmite de lo posible, es un alarde de fe y saber hacer enol¨®gico que merece ser destacado. Sobre todo si tenemos en cuenta que aqu¨ª los vinos eran infames, malamente ajerezados, subidos de alcohol y turbios.

Pero Manuel Valenzuela ha conseguido el prodigio. Es un granadino que ama la naturaleza, se identifica con su abrupta geograf¨ªa y le gusta afrontar los desaf¨ªos con irrenunciable esp¨ªritu libertario. Lo que no le impide plantearse las cosas con seriedad. Sus vi?as se cultivan con rigor bioecol¨®gico, y el vino se elabora en una bodega peque?a, pero bien dotada. ?l apuesta por recuperar la vid aut¨®ctona vigiriega, de fuerte personalidad, pero que necesita verse acompa?ada. En este caso, con seis varietales nobles. Todo un alarde de coupage que se manifiesta en una oferta arom¨¢tica compleja, llena de matices frutales y florales, con recuerdos de hierbas arom¨¢ticas. Hay elegantes notas evolucionadas y tiene un paladar fresco, untuoso, aunque ligeramente alcoh¨®lico.