Tr¨¢nsfugas de por vida
Los protagonistas del mayor esc¨¢ndalo de los ¨²ltimos a?os viven desde hace cuatro a?os al margen de la pol¨ªtica
"Estupendamente". Eduardo Tamayo Barrena y Mar¨ªa Teresa S¨¢ez Laguna, las dos actas de diputado responsables de uno de los mayores esc¨¢ndalos de transfuguismo de la democracia espa?ola, est¨¢n "estupendamente". Han pasado casi cuatro a?os desde que el 10 de junio de 2003 los dos parlamentarios socialistas de la Asamblea de Madrid empezaran a dar inequ¨ªvocas muestras de que les gustaba m¨¢s un Gobierno de Esperanza Aguirre, del PP, que uno encabezado por Rafael Simancas, de su propio partido, coligado "con los comunistas", como argument¨® luego Tamayo para dar la espantada.
En los d¨ªas sucesivos emergieron promotores inmobiliarios, suites en hoteles y guardaespaldas pagados por alguien que no era ni Tamayo ni S¨¢ez. Aquellas elecciones auton¨®micas en la Comunidad de Madrid se tuvieron que repetir. A los segundos comicios se present¨® un curioso partido, Nuevo Socialismo. Su l¨ªder era el propio Tamayo, que obtuvo poco m¨¢s de 6.000 votos.
Los protagonistas del mayor esc¨¢ndalo pol¨ªtico de los ¨²ltimos a?os viven rehuyendo de su pasado desde 2003
S¨¢ez es ahora auxiliar t¨¦cnico en el hospital Doce de Octubre de Madrid, tiene 57 a?os. S¨¢ez admite que habla de sus cosillas de vez en cuando con Tamayo, convertido en abogado de cierto ¨¦xito, pero "no de pol¨ªtica". Hablan por tel¨¦fono para preguntarse por sus vidas, sus familias... Pero nada de pol¨ªtica. "Con una experiencia fue suficiente", resume S¨¢ez, que en un principio no reh¨²ye la conversaci¨®n telef¨®nica y se muestra muy locuaz. Tanto, que confiesa que ha tenido ofertas de programas televisivos del coraz¨®n para someterse al pol¨ªgrafo,... pero concluye: "Tengo muchas propuestas, pero no voy a Salsa Rosa por dignidad".
Tamayo, de 48 a?os, es menos propenso a la confidencia. De hecho, lo ¨²nico que cuenta de sus actividades presentes es que "todo va bien". Regenta un despacho de abogados y, seg¨²n dice, s¨®lo quiere "estar tranquilo y en paz". Y lo est¨¢ consiguiendo, seg¨²n su amiga S¨¢ez: "Por lo que me cuenta, cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s a gusto". La huida ha sido una constante en su biograf¨ªa m¨¢s reciente. exactamente, de los ¨²ltimos cuatro a?os.
Mar¨ªa Teresa S¨¢ez vive en la misma casita baja que hace cuatro a?os, un peque?o chalecillo en el modesto barrio de San Ferm¨ªn. Hay macetitas arregladas y casi toda la terraza la ocupa el enorme rect¨¢ngulo de refrigeraci¨®n del aire acondicionado. Tiene turno de ma?ana en el hospital, donde gana cerca de 900 euros. "Al principio era muy tirante la relaci¨®n con la gente, pero luego se han ido dando cuenta de que ten¨ªamos raz¨®n", cuenta. Sin embargo, uno de sus compa?eros comenta que durante mucho tiempo llegaba antes de su hora para no cruzarse con nadie. "No le habla casi nadie, s¨®lo los que tienen que dirigirle la palabra por cuestiones profesionales". S¨¢ez considera que quienes dicen eso "son resentidos". Alguna de esa gente comenta con extra?eza que S¨¢ez no se haya presentado a unas oposiciones para consolidar su plaza de personal laboral, no funcionario, cuando "ten¨ªa todas las papeletas para aprobar". S¨¢ez, despu¨¦s de reincorporarse, pidi¨® varias bajas laborales. Seg¨²n ella, "por un problema de tiroides". Nunca estuvo deprimida, aunque admite: "No era agradable o¨ªr lo que dec¨ªan de m¨ª, claro".
S¨¢ez dice que no a?ora los tiempos en los que pasaba las ma?anas en la Asamblea a cambio de unos 3.000 euros mensuales. ?poca de gafas de sol, ropa de marca y rasgos afilados. "No es m¨¢s feliz quien m¨¢s tiene, sino quien menos necesita", dice mostrando una sorprendente veta filos¨®fico estoica. Ahora afirma que se siente m¨¢s contenta. "No me gustaba mucho la gente con la que me mov¨ªa entonces, tipos con yate y cosas de esas". Ella, vecina de San Ferm¨ªn "desde ni?a", asegura que no tiene coche y que le gusta m¨¢s alternar "con los vecinos" que en los actos sociales a los que antes asist¨ªa. Pero tambi¨¦n concede que muchos de esos vecinos no fueron muy comprensivos. Ahora algunos le han "pedido perd¨®n" porque han visto la luz y se han dado cuenta de que ella y Tamayo ten¨ªan raz¨®n. "S¨®lo nos equivocamos en apoyar en su momento a Rodr¨ªguez Zapatero".
S¨¢ez dice que la gente del PSOE, partido en el que asegura tener "muchos amigos", le han vigilado hasta "debajo de las piedras". Pero afirma que, quienes lo han hecho, eran "est¨®magos agradecidos y cuatro impresentables".
S¨¢ez, que todos los d¨ªas coge a las siete de la ma?ana el autob¨²s en la calle Antequera, se niega a ir a Salsa Rosa. Si a las seis de la tarde comenta a EL PA?S que est¨¢ dispuesta a que alguien lleve el pol¨ªgrafo a su casa, a las ocho, cambia de opini¨®n y su discurso se torna id¨¦ntico al de Tamayo: "S¨®lo quiero estar tranquila. No me gusta ser famosa".
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