Torrej¨®n, distrito 28850

Torrej¨®n, distrito 28850. La cultura hip-hop se cuela en los ochenta por la base norteamericana y sus soldados afroamericanos. La locura por el rap, los graffitis, el break dance pasa de generaci¨®n en generaci¨®n. Los grafiteros est¨¢n tan orgullosos de su pueblo que firman con el 28850. Otros lo incluyen en sus canciones. Es la marca de Torrej¨®n de Ardoz. Lo que el rapero El Chojin llama "orgullo de barrio".

El Chojin, 30 a?os y m¨²sico profesional, tiene tres nombres. ?ste es su nombre art¨ªstico. Edjang-Shogo, su nombre fang (la tribu guineana a la que pertenece). Domingo, su nombre cristiano (en casa, Mingui). Un tatuaje le cruza el brazo: "fuerte y orgulloso".

El Chojin ha vivido siempre en Torrej¨®n. De peque?o, con sus padres; y ahora, con su mujer y su ni?a de seis meses. "Nadie lo conoce como yo", sentencia. Gesticula al hablar y cuando se queda en blanco suelta: "Bim, bam, bum... bocadillo de at¨²n". Si algo no le gusta a?ade la palabra "mal" al final: "El aparcamiento, mal"; "la reforma de la plaza del pueblo, mal"; "los pol¨ªticos, mal".

114.320 vecinos en el kil¨®metro 21 de la carretera de Barcelona. En el pueblo han crecido otros raperos como Frank T o Los Creyentes. Todos, marcados por la base norteamericana. Como El Chojin, de padre guineano y militar de la base, y de madre extreme?a. "Aqu¨ª lo del rap es una locura. La mayor¨ªa de los chicos van con ropas anchas", cuenta mientras conduce su coche por las estrechas calles del pueblo. "Me acuerdo cuando empec¨¦ a vestirme con vaqueros anchos y la gente me miraba. Encima, llevaba el pelo cuadrado porque era la ¨¦poca de El pr¨ªncipe de Bel Air... ?Mira, mira... ?se es mi padre!", baja la ventanilla del coche y grita: "?Papaaaa!".

"Lo que m¨¢s me gusta es que me siento como en mi casa". Y recita unos versos de otro rapero: "He meado en cada esquina de mi barrio marcando mi territorio...". Y se acuerda de su infancia: los recreativos; la hero¨ªna; su madre que le dec¨ªa "ni?o, ten cuidado con las jeringas", el vecino que muri¨® de sobredosis; la revoluci¨®n del primer centro comercial; los primeros pisos con piscina. O la discoteca Stone's, que era "lo m¨¢s"; las pel¨ªculas de Parch¨ªs en el cine Palafox

y c¨®mo con 13 a?os empez¨® a meterse en el rap, "porque en Torrej¨®n, los que hac¨ªan rap ligaban m¨¢s".

En la localidad gobierna el PSOE con IU. El Chojin es de izquierdas, pero no quiere casarse con ning¨²n partido.

Primera parada: la plaza Mayor. "Cuando yo era peque?o hab¨ªa ¨¢rboles. En 1987 el Ayuntamiento la reform¨® y a nadie le gust¨®. Se arm¨® una buena, pero ya nos hemos acostumbrado", cuenta. En la plaza hay un soportal donde "los chicos bailan break". El Ayuntamiento de Torrej¨®n vive de espaldas a la cultura urbana, dice. Y pone un ejemplo: hay polideportivos, pero apenas hay canastas en la calle, donde les gusta jugar a los chicos. "Hay tres canastas guarras, que est¨¢n rotas", cuenta en las canchas donde, efectivamente, las ra¨ªces de los ¨¢rboles han levantado el asfalto.

Al lado, est¨¢ su bar favorito: Jayma. Un bar de barrio, con m¨¢quina tragaperras y tortilla de patata de aperitivo, donde cuenta frente a un mosto que ha sentido rechazo por ser de color. "Antes ve¨ªa un negro por la calle y le saludaba porque ¨¦ramos tan pocos que pensaba que seguro que le conoc¨ªa de algo". En Torrej¨®n hay un 18% de inmigrantes, la mayor¨ªa rumanos y colombianos. Los guineanos se concentran en una zona conocida como Malabo 2.

El Chojin describe la ciudad como "fea y desordenada", con gasolineras en medio "que no pintan nada". "Han hecho un barrio nuevo, Los Juncales, y a nadie se le ocurri¨® pensar que la gente tiene que aparcar. Te encuentras los coches subidos a las aceras", critica. El precio de los pisos ha hecho que muchos torrejoneros hayan tenido que huir a Meco o Torres de la Alameda.

El Chojin da un punto positivo a los servicios sociales y al transporte: con cinco l¨ªneas de autobuses dentro del municipio, "donde me he escrito un buen n¨²mero de raps". Destaca que la M- 45 ha aliviado el atasco de la carretera de Barcelona, pero a¨²n se queja de que Torrej¨®n no tenga metro, "que se lleva prometiendo desde que yo estaba en el instituto". M¨¢s quejas: la sanidad. El PP ha prometido un hospital para la pr¨®xima legislatura, pero de momento sus habitantes tienen que ir al de Alcal¨¢, "que ya est¨¢ muy saturado".

Su futuro no se lo imagina fuera. "Quiero que mi hija crezca aqu¨ª, que vaya a un colegio p¨²blico y que juegue en la calle a la goma, si es que a¨²n se juega a la goma...". Y concluye mientras tira con fuerza con las dos manos de su camisa: "No te pasa nada por ser de Torrej¨®n, sales bien".