El derecho a no creer
No hab¨ªa muerto? En las librer¨ªas, Dios ha vuelto. Tema inagotable para polemistas como el te¨®logo cat¨®lico Jos¨¦ Mar¨ªa Castillo (que acaba de dimitir de la Compa?¨ªa de Jes¨²s), autor de Espiritualidad para insatisfechos (Trotta) y el fil¨®sofo no creyente Fernando Savater, que publica La vida eterna (Ariel).
PREGUNTA. Si oyen hablar de Dios, ?qu¨¦ primera imagen les viene?
FERNANDO SAVATER. Que es una instituci¨®n cultural, y en ese sentido existe igual que por ejemplo el Banco Espa?ol de Cr¨¦dito. Y que, m¨¢s ontol¨®gicamente, no me lo imagino; la idea de un ser que a la vez tiene los atributos humanos y adem¨¢s es infinito, eterno, al margen de los avatares... Nietzsche dec¨ªa que hab¨ªa conceptos que ten¨ªan definici¨®n y otros historia. Dios me parece que es un concepto que puede tener historia pero no definici¨®n.
Castillo: "La existencia de Dios no es evidente, pero s¨ª su utilidad"
Savater: "M¨¢s que opio, a veces la religi¨®n es coca¨ªna"
Castillo: "El cristianismo tendr¨ªa que ser la religi¨®n que fomentara la laicidad"
JOS? MAR?A CASTILLO. A m¨ª me provoca a botepronto respeto, porque soy creyente, y peligro. Peligro porque en su nombre se cometen las barbaridades m¨¢s grandes. Esa misteriosa relaci¨®n entre religi¨®n y violencia. Una relaci¨®n que en el cristianismo se agrava, porque profesa su fe en un Dios que necesita el sacrificio, y por lo tanto la muerte y la sangre de su hijo, para que la gente se pueda acercar a ¨¦l. Nietzsche hablaba del Dios vampiro. En lo metaf¨ªsico, el concepto de Dios no tiene salida, porque se trata de armonizar la suma bondad con el sumo poder, o la infinita bondad con el infinito poder, con este mundo que tenemos, y eso es estrictamente contradictorio. No es evidente la existencia de Dios, ni puede serlo nunca, pero s¨ª la utilidad: lo vemos ahora en Espa?a. La Iglesia y la derecha utilizan a Dios, pero desde mi punto de vista es una actitud intolerable. En Espa?a se est¨¢ usando el nombre de Dios constantemente para lo que se traduce en pelotazos urban¨ªsticos, para todo lo que se quiera.
P. ?Sigue sirviendo Dios como consuelo ante la muerte?
F. S. Las funciones de vertebraci¨®n social que cumplen las constituciones u otras leyes laicas, las cumpl¨ªan anta?o las religiones. Pero a partir del XVII la religi¨®n ha ido pasando a un plano m¨¢s ¨ªntimo, m¨¢s privado, con el cual tambi¨¦n tuvo que ver desde el principio, y eso, m¨¢s que el miedo a la muerte, es el rechazo a la idea de perdici¨®n, que es el gran enigma y la gran espina de la condici¨®n humana: sabernos mortales es lo que nos lleva a pensar. La idea de la muerte es inasimilable, ya dec¨ªa La Rochefoucauld que: "Ni al sol ni a la muerte se les puede mirar de frente". Pues uno de los cristales ahumados para mirar a la muerte es la idea de Dios y de salvaci¨®n, de alguien que se ocupar¨¢ de nosotros, aunque sea castig¨¢ndonos; que no estaremos perdidos del todo. Eso sigue funcionando de un modo o de otro, porque negociar nuestra relaci¨®n con la muerte nunca ha sido f¨¢cil.
J. M. C. Ante el sufrimiento la religi¨®n sigue cumpliendo un papel positivo para mucha gente, para hacerle m¨¢s soportable la enfermedad, la vejez, la p¨¦rdida de un ser querido. Ahora bien, ofrecer una evidencia y una seguridad, no puede, porque no hay evidencia ninguna. Y esta esperanza en la otra vida que a algunas gentes les ayuda, en otras puede ser un verdadero peligro: el terrorista que se inmola pensando en...
F. S. En las hur¨ªes.
J. M. C. Claro, en ese caso la esperanza en la otra vida es un aut¨¦ntico peligro. O eso otro tan terrible, la resignaci¨®n, el aguante y el silencio ante injusticias que no se deber¨ªan de tolerar. Siempre recuerdo la afirmaci¨®n del gran defensor de los derechos humanos de los negros en Estados Unidos, Martin Luther King: "Cuando se recuerden las grandes atrocidades que han ocurrido en el siglo XX, se ver¨¢ que lo peor no han sido las fechor¨ªas de los malvados, sino el silencio de las buenas personas". Y eso es terrible. Y a eso est¨¢ llevando de hecho la religi¨®n.
F. S. Bueno, la idea de Marx de la religi¨®n como el opio del pueblo, como un adormecedor... Hoy la religi¨®n puede ser efectivamente el opio para algunos, porque les da resignaci¨®n y les hace que soporten los males naturales y el poder establecido como si fueran parte de la voluntad divina; pero en otros casos no funciona como el opio, sino como la coca¨ªna, porque para el terrorista m¨¢s bien la religi¨®n para ¨¦l es un terrible excitante. Aquello que dec¨ªa don P¨ªo Baroja de que el requet¨¦ era un animal que, una vez confesado y comulgado, atacaba al hombre. La religi¨®n no funciona como el opio, todo lo contrario.
J. M. C. Los casos actuales de terrorismo est¨¢n ah¨ª, pero recordemos que por ejemplo San Bernardo, en el siglo XII, escribi¨® un tratado, Exhortatio ad milites Templi, para los cruzados, y empieza: "Donde se demuestra que matar al infiel no es pecado".
F. S. Lo curioso es que es una exclusiva del monote¨ªsmo. El Antiguo Testamento es una recomendaci¨®n al genocidio cada cuatro p¨¢ginas. El Cor¨¢n, se lea como se lea, est¨¢ lleno de incitaciones al exterminio del infiel y a extender una tierra dominada por los creyentes y tal. E incluso la figura de Cristo, que es el m¨¢s manso de los profetas: tambi¨¦n dijo que ven¨ªa a traer la espada y la divisi¨®n.
P. Ha habido o hay otras religiones no monote¨ªstas. ?Qu¨¦ se gan¨® y se perdi¨® con la victoria del monote¨ªsmo sobre el paganismo? Y ah¨ª est¨¢ el budismo, sin Dios.
F. S. De hecho, la propia expresi¨®n de religi¨®n no existe en todas partes: hay muchos pueblos que tienen culto, pero no saben que ellos tienen una religi¨®n. En el paganismo las tradiciones religiosas estaban ligadas a cosas, instituciones, lugares, ¨¢rboles, fuentes, a la familia... a cosas concretas que ten¨ªan como una dimensi¨®n simb¨®lica. La religi¨®n, por ejemplo, de los romanos, que era de tipo c¨ªvico, un refuerzo espiritual de las instituciones. Los emperadores que persegu¨ªan el cristianismo lo hac¨ªan escandalizados porque los cristianos, en vez de limitarse a tener un Dios como todo el mundo, y a no dar la lata, negaban los dioses de los dem¨¢s, y sobre todo los aspectos divinos de las instituciones, y eso era lo intolerable. El gran m¨¦rito, por decirlo as¨ª, del cristianismo fue separar definitivamente el mundo de lo objetivo, de lo c¨ªvico, del mundo de lo espiritual y lo religioso. De ah¨ª que uno no entienda muy bien cuando hoy en la UE hay algunos que en la Constituci¨®n quieren mencionar las ra¨ªces cristianas de Europa... Es que precisamente las ra¨ªces cristianas de Europa son la desaparici¨®n de la religi¨®n del espacio p¨²blico: ¨¦se fue el m¨¦rito del cristianismo. Reintroducir la religi¨®n como justificaci¨®n del espacio p¨²blico ser¨ªa paganizar el cristianismo.
J. M. C. Lo que pasa es que el cristianismo naci¨® con esa originalidad sorprendente, hasta el punto de que la gran acusaci¨®n contra los cristianos en el siglo II y III es que eran ateos. Porque no se aten¨ªan a lo que se consideraba como creencia en Dios o religi¨®n. Si adoraban a un crucificado, era la blasfemia m¨¢s fuerte.
F. S. Y descartaban a todos los dem¨¢s dioses. Eran ateos de todos los dem¨¢s dioses menos de uno, el suyo propio.
J. M. C. Lo m¨¢s peligroso que tienen los monote¨ªsmos es que creen en dioses excluyentes: mi Dios es el ¨²nico, y por tanto los dem¨¢s est¨¢n fuera de la legalidad, de la verdad, y del camino de salvaci¨®n. Porque ya es una violencia decirle a alguien que est¨¢ en un error, o que est¨¢ en camino de perdici¨®n. Eso ya es una forma de humillarle
... Y tambi¨¦n quiero a?adir, por intentar ser muy honesto desde mis creencias, que la mayor aportaci¨®n del cristianismo fue presentar un Dios encarnado. El Evangelio de Juan dice que Dios se ha hecho carne, Logos sarx egenito, la Palabra se hizo carne, y eso en aquella cultura era debilidad, el trastorno m¨¢s fabuloso en la historia de las tradiciones religiosas. El cristianismo naci¨® con esa originalidad, que dur¨® hasta el siglo IV. A partir del invento de que Constantino vio la cruz y se dijo: "Con este signo vencer¨¢s", se hizo la peor perversi¨®n de la cruz. Y a partir del edicto de Teodosio, en el 381, cuando declar¨® al cristianismo como la ¨²nica religi¨®n verdadera, todas las dem¨¢s pasaron a la clandestinidad. Y eso explica que el continente m¨¢s cristiano, Europa, sea el m¨¢s violento.
F. S. Amamos lo perecedero precisamente porque va a perecer; no amamos lo eterno, lo invulnerable, nadie ama el universo, todos sabemos que el universo se pasa muy bien sin nuestros cari?os. Amamos a aquellas personas que quisi¨¦ramos perpetuar y no podemos; es su fragilidad lo que suscita nuestro amor. Y claro, Dios es lo contrario: la idea de amor a Dios, por ejemplo en el planteamiento tan hermoso de Spinoza, en su ?tica, ¨¦l habla del amor a Dios, que s¨®lo puede ser un amor intelectual, no podemos esperar que Dios nos ame. Esa vinculaci¨®n afectiva que introduce el cristianismo necesitaba que Dios hiciera una concesi¨®n a la carne, a la muerte, a la fragilidad, al temor, al abandono... Esa idea del Dios hecho hombre es una aportaci¨®n de la religi¨®n cristiana, pero tambi¨¦n un paso hacia la salida de la religi¨®n, porque en cuanto divinizamos la figura fr¨¢gil, doliente, del hombre, estamos acerc¨¢ndonos a empezar a divinizar sencillamente al hombre, sin necesidad de lo sobrenatural. De ah¨ª que algunos expertos como Marcel Roch¨¦ hablen del cristianismo como de la religi¨®n para salir de la religi¨®n. As¨ª que, para que la figura de Cristo adquiera toda su capacidad de identificaci¨®n con nosotros, suprim¨¢mosle esa otra dimensi¨®n m¨¢gica que le aleja a¨²n de nosotros.
J. M. C. Teniendo en cuenta, adem¨¢s, que Jes¨²s fue enormemente conflictivo. Pero resulta que su conflicto fue con los dirigentes de la religi¨®n y de alg¨²n modo con la religi¨®n. No hay contradicci¨®n entre el cristianismo, y por lo tanto la Iglesia, y la laicidad, sino que la Iglesia tendr¨ªa que ser, y el cristianismo tendr¨ªa que ser la religi¨®n que fomentara la laicidad. Porque a fin de cuentas Jes¨²s fue un laico, un laico que entr¨® en conflicto con el poder.
F. S. Cuando se habla de c¨®mo los pa¨ªses europeos han logrado escapar, en la medida que han logrado escapar, que tampoco es del todo cierto, de la tentaci¨®n teocr¨¢tica que vemos en pa¨ªses musulmanes, que ¨¦sos s¨ª que no han logrado separar las instituciones civiles de las religiones, ah¨ª est¨¢ la aportaci¨®n del cristianismo: gracias a ¨¦l se sentaron las bases; incluso cuando la Iglesia constituy¨® un poder terrenal, lo hizo separado de otro poder que era el civil, mientras que eso no ocurri¨® en pa¨ªses musulmanes, y eso lo lamentamos ahora todos.
P. ?C¨®mo ven el estado de las relaciones entre ciencia y religi¨®n?
F. S. No hay contradicci¨®n m¨¢s que si la religi¨®n pretende dar lecciones cient¨ªficas. Hombre, para cualquier ser racional, la idea de que los acontecimientos naturales tienen una explicaci¨®n sobrenatural es incomprensible; se pretende explicar una cosa que no entendemos con algo que entender¨ªamos mucho menos todav¨ªa. Einstein dec¨ªa: "Yo s¨®lo creo en el Dios de Spinoza". Quer¨ªa decir que si hay un Dios es lo que llamamos el conjunto de las causas naturales. Pero ¨¦se no es el Dios de las religiones, de la salvaci¨®n. Pero creo que en Europa no hay mucho enfrentamiento normalmente entre religi¨®n y ciencia, eso queda un poco para Estados Unidos.
J. M. C. El problema entre ciencia y religi¨®n se ha introducido falsamente desde el momento en que la religi¨®n ha querido meterse donde no ten¨ªa que meterse. Por otra parte, la moral de la religi¨®n se ve muchas veces amenazada por los avances cient¨ªficos. En el XIX el papa Gregorio XVI prohibi¨® las vacunas, por aquello de una ley natural: hay una ley natural y seg¨²n ese principio yo me deber¨ªa de quitar las gafas y tirarlas porque esto contradice la ley natural, porque lo natural es que yo tenga la vista cansada.
F. S. Y el islamismo prohibi¨® la imprenta. En buena medida el retraso en la aparici¨®n del pensamiento cr¨ªtico en el mundo musulm¨¢n se debe a que hasta muy avanzado el XVIII no autoriz¨® la impresi¨®n de ning¨²n libro. He tratado de proponer en mi libro que, lejos de ser la religi¨®n la que funda la ¨¦tica, m¨¢s bien parece que son las ¨¦ticas las que justifican las religiones. Si hoy elegimos entre una religi¨®n y otra, y nos parece que la Madre Teresa de Calcuta es preferible a Osama Bin Laden, es por razones ¨¦ticas.
J. M. C. Hablando de religi¨®n y violencia, hay una violencia que a m¨ª me parece de lo m¨¢s peligroso, la violencia del silencio. El silencio es de los factores m¨¢s terribles que ha habido en el siglo XX. Si quienes debieron hablar hubieran dicho lo que sab¨ªan por ejemplo de los campos de concentraci¨®n nazi, o en Espa?a de las atrocidades cometidas no s¨®lo en la guerra, sino en a?os inmediatamente posteriores...
F. S. Y en el Pa¨ªs Vasco, tambi¨¦n se ha guardado silencio por parte de la Iglesia.
J. M. C. Ser¨ªa muy importante una campa?a para que la gente que, sabiendo lo que pasa, se lo calla, comprendiese que comete violencia.
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