Echar una bronca es contraproducente
Los jefes que pierden el control y abusan de sus colaboradores se perjudican a s¨ª mismos y a sus organizaciones
Nadie dijo que ser jefe fuera f¨¢cil. Pero tampoco que pudiera aprovecharse de su posici¨®n para maltratar a las personas que est¨¢n a su cargo. Seg¨²n los expertos en psicolog¨ªa empresarial, el liderazgo nocivo es el que cree que las broncas son necesarias para corregir los errores de sus colaboradores. Sin embargo, estas reprimendas, movidas por la rabia y la ira, son siempre contraproducentes tanto para el que las echa como para el que las recibe, a?aden. Para poner fin a estas muestras gratuitas de ignorancia e inconsciencia, que poco a poco envenenan al resto de la organizaci¨®n, estos especialistas proponen potenciar la inteligencia emocional y el autoconocimiento de estos jefes. S¨®lo as¨ª conseguir¨¢n dominarse a s¨ª mismos.
Las broncas suelen ir acompa?adas de rabia, ira, frustraci¨®n y resentimiento, emociones que desgastan la mente y envenenan el cuerpo
"Una vez que el error se ha producido, la bronca s¨®lo sirve para agravar la situaci¨®n, no para enmendarla", afirma la 'coach' Maite Bar¨®n
La ejecutiva J. S., de 32 a?os, acaba de recibir una bronca monumental, de esas que hacen estremecer el coraz¨®n de cualquier persona. Lamentablemente, no es la primera ni ser¨¢ la ¨²ltima. Su jefe, director del departamento de marketing, de 55 a?os, es de los que no pasa ni una. En esta ocasi¨®n no le ha perdonado que olvidara incluir cierta informaci¨®n en una gu¨ªa de publicidad recientemente publicada. "Se trata de un servicio que ofrece desde hace poco nuestra empresa y que ha sido dise?ado y desarrollado por ¨¦l", apunta J. S.
Como coordinadora de este proyecto, J. S. reconoce que era la responsable de que todo saliera "perfectamente", tal como le hab¨ªan exigido. Al constatar dicho olvido, el jefe de J. S. ha convocado una reuni¨®n con los nueve miembros del departamento que ¨¦l mismo lidera. "Desde el principio se ha mostrado agresivo y hostil conmigo", explica esta profesional.
"Enseguida le he pedido disculpas, asumiendo toda la responsabilidad", contin¨²a J. S. "Pero en vez de empatizar conmigo me ha gritado que estaba harto de que se cometieran tantas imperfecciones y que no pod¨ªa ser que fuera tan incompetente". J. S. no comprende c¨®mo su jefe puede ser tan "insensible e irrespetuoso" para despreciarla como lo ha hecho: "Soy una persona, un ser humano, y s¨®lo por eso no deber¨ªa recibir un trato como el que he recibido".
Una vez pasado el chaparr¨®n, J. S. est¨¢ pensando en dejar su trabajo y marcharse a otra empresa del sector, puesto que est¨¢ perdiendo la ilusi¨®n y la motivaci¨®n iniciales. "Lo m¨¢s penoso de este incidente", concluye, "es que mi jefe no ha valorado en ning¨²n momento el 99% del trabajo restante que hemos estado realizando mis compa?eros y yo durante las ¨²ltimas tres semanas; s¨®lo ha reparado en el ¨²nico error que he cometido".
Visi¨®n cortoplacista
Estos desagradables incidentes laborales suelen ocurrir cuando el jefe en cuesti¨®n "centra su foco de atenci¨®n en el corto plazo, orientando su conducta m¨¢s hacia el cumplimiento de las tareas profesionales que en la relaci¨®n duradera con las personas con las que trabaja", se?ala la coach Maite Bar¨®n, directora de Building Visionary Organisations.
"Se trata de una postura poco inteligente", opina Bar¨®n, "puesto que una vez el error se ha producido, la bronca s¨®lo sirve para agravar la situaci¨®n, no para enmendarla". Adem¨¢s, "el autoritarismo contribuye a resquebrajar el ambiente laboral, creando una cultura empresarial basada en el miedo a ser castigado, lo que incrementa la inseguridad y la desmotivaci¨®n de los trabajadores".
Como consecuencia directa de este "liderazgo nocivo" se produce la p¨¦rdida de los profesionales con mayor talento, apunta Bar¨®n. De hecho, seg¨²n una encuesta realizada en 2006 por una consultora de recursos humanos, seis de cada 10 profesionales que deciden abandonar su empresa lo hacen por desavenencias con el jefe.
Teniendo en cuenta los efectos tan negativos de esta conducta "irrespetuosa e incluso d¨¦spota", Bar¨®n asegura que "los directivos que pegan broncas no se dan cuenta de lo que est¨¢n haciendo". En realidad, a?ade, "cuando gritan a sus colaboradores est¨¢n siendo v¨ªctimas de su inconsciencia". Y lo dice porque "las broncas suelen ir acompa?adas de rabia, ira, frustraci¨®n, resentimiento y dem¨¢s emociones negativas, que no s¨®lo desgastan much¨ªsimo mentalmente, sino que envenenan fisiol¨®gicamente el cuerpo".
Liderazgo egoc¨¦ntrico
As¨ª, "los directivos que no son capaces de controlarse a s¨ª mismos y abusan constantemente de su poder terminan entrando en un c¨ªrculo vicioso y adictivo, que cada vez les encierra m¨¢s en su egocentrismo", sostiene Bar¨®n, especializada en formaci¨®n en Programaci¨®n Neuroling¨¹¨ªstica (PNL) para empresas y directivos preocupados en mejorar la calidad de los ambientes laborales.
Los cursos de formaci¨®n emocional para directivos cada vez son m¨¢s demandados. La consultora Eurotalent tambi¨¦n cuenta con un equipo de profesionales especializados en potenciar la inteligencia emocional, "centrada en que los l¨ªderes empresariales se conozcan m¨¢s a fondo a s¨ª mismos para dejar de reaccionar autom¨¢tica e impulsivamente frente aquellas situaciones que sus egos no son capaces de aceptar", explica una de sus gerentes, Marta Romo, psic¨®loga especializada en desarrollo directivo.
"Se les ense?a a empatizar con sus colaboradores y a conocer el impacto que tiene la forma en la que se expresan sobre los dem¨¢s", explica. Y parece que empieza a verse la luz al final del t¨²nel: seg¨²n una encuesta de la prestigiosa revista Fortune, la mitad de los directivos despedidos por grandes multinacionales en 2006 salieron por la puerta peque?a por "sus constantes muestras de insensibilidad hacia sus colaboradores". Y es que "el abuso de poder no tiene nada de poderoso y s¨ª mucho de debilidad", concluye Romo. Como sol¨ªa afirmar el fil¨®sofo y escritor Miguel de Unamuno: "Todo acto de bondad es una demostraci¨®n de poder¨ªo".
Libros recomendados: Introducci¨®n a la PNL, de Joseph O'Connor y John Seymour (Urano); Emociones t¨®xicas en el trabajo. C¨®mo abordan el sufrimiento y el conflicto los directivos compasivos, de Peter Frost (Deusto); La sabidur¨ªa del eneagrama, de Don Richard Riso y Russ Hudson; La autoestima, de Luis Rojas Marcos (Espasa Calpe); Liderazgo creativo, de Robert Dilts (Urano).
Aceptar al jefe
M¨¢s de siete millones de espa?oles -el 36% de los asalariados- reconoce que si pudiera har¨ªa examinar a su jefe por un psic¨®logo, seg¨²n el informe Cisneros 2005. Sin embargo, "la mayor¨ªa de los llamados l¨ªderes nocivos no son conscientes de serlo y seguramente sigan si¨¦ndolo durante mucho tiempo", lamenta Marta Romo, gerente de la consultora Eurotalent, especializada en desarrollo directivo. En caso de no poder cambiar de trabajo y tener que convivir con este tipo de jefes diariamente, Romo recomienda a los trabajadores que intenten ponerse en su piel: "Las personas que hacen sufrir a otros son las que m¨¢s sufren; proyectan su malestar interior sobre los dem¨¢s, demostrando su escaso desarrollo personal".As¨ª, "en vez de asumir el papel de v¨ªctimas, los colaboradores pueden empatizar con sus jefes, demostrando mayor inteligencia emocional". Adem¨¢s, "si aprenden a aceptar lo que no pueden cambiar, como la conducta egoc¨¦ntrica de sus jefes, ser¨¢n mucho m¨¢s resistentes frente a las adversidades del mundo laboral", a?ade."Cuando el jefe se queja de alg¨²n error se suele referir a la acci¨®n realizada y no a la persona que la ha ejecutado". As¨ª, "para evitar sufrimientos innecesarios", el colaborador ha de poner cierta distancia entre lo que hace y lo que es". Y concluye: "De ¨¦l depende que cuando juzguen su trabajo se sienta tambi¨¦n juzgado".
Los m¨¦dicos afirman que "el malhumor cr¨®nico mata"
"Hay personas que se toman tan en serio su actividad laboral que no s¨®lo se olvidan de s¨ª mismos, sino que terminan identific¨¢ndose demasiado con su rol de profesional, creyendo que su trabajo es el principio y el final de sus vidas", sostiene la psic¨®loga especializada en desarrollo directivo, Marta Romo, gerente de la consultora Eurotalent. "Pero marginar el mundo interior propio es un lujo que acaba saliendo caro", comenta esta especialista.Y lo dice porque el denominador com¨²n de estos profesionales, que suelen alcanzar cargos de alta direcci¨®n en importantes empresas, es que "son personas egoc¨¦ntricas, orientadas a conseguir la perfecci¨®n en todo aquello que hacen u obsesionadas con acaparar cada vez m¨¢s poder", a?ade Romo, que imparte cursos de desarrollo personal para directivos.Una de las consecuencias m¨¢s frecuentes de estos jefes es que viven en un estado de permanente malhumor: "O est¨¢n siempre enfadados, juzgando y criticando aquello que no se adecua a las expectativas creadas por sus egos o se muestran de lo m¨¢s susceptibles, reaccionando agresivamente hacia los dem¨¢s por miedo a ser controlados o heridos", afirma Romo.As¨ª, "estos jefes suelen utilizar la bronca como forma de hacerse notar y disimular su inseguridad y falta de autoestima", concluye. Sin embargo, "esta actitud es nociva para su salud", advierte Valent¨ª Valls, m¨¦dico adjunto y cardi¨®logo del Hospital Cl¨ªnico de Barcelona. "Cuando una persona grita o se enfada violentamente genera una potente descarga de adrenalina en su interior, la cual sube inmediatamente la presi¨®n arterial, lo que acaba provocando las llamadas arritmias, que son trastornos del ritmo del coraz¨®n humano", asegura Valls, que trata con directivos aquejados por malestares f¨ªsicos y psicol¨®gicos derivados de sus trabajos.A su juicio, si la persona permanece en este estado de malhumor cr¨®nico, "la arritmia puede derivar en dilataci¨®n e insuficiencia card¨ªaca, lo que en ¨²ltima instancia provoca un infarto". Y concluye muy serio: "Pegar broncas mata".
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