Elegancia adorable
En el f¨²tbol hay cosas que no dependen de la t¨¦cnica, de la fuerza de voluntad, del liderazgo o de la capacidad de meter goles. Kak¨¢ juega en el Milan por una cuesti¨®n de olor. Podr¨ªa vestir la zamarra del Juventus. En la primavera de 2003, los ojeadores del club piamont¨¦s le comentaron a Luciano Moggi, entonces su director general y hoy ca¨ªdo en desgracia por el ama?o de partidos en el calcio, que hab¨ªa un joven brasile?o del S?o Paulo que hac¨ªa maravillas con la pelota. "?C¨®mo se llama?", pregunt¨® Moggi. "Kak¨¢", le respondieron. Cuentan que de su cara sali¨® una mueca de asco. "?Kak¨¢? ?Como caca? Alguien con ese nombre nunca ser¨¢ un jugador de la Juve", sentenci¨®.
Kak¨¢ es en realidad Ricardo Izecon dos Santos Leite. El apodo le viene de la infancia, cuando su hermano peque?o no consegu¨ªa pronunciar bien Ricardo.
La historia de Kak¨¢ no es la de tantos otros brasile?os crecidos en las favelas. La suya es una familia de clase media: el padre es ingeniero civil y la madre profesora. En su casa no faltaba dinero para el autob¨²s ni sitio y comida para todos. Hab¨ªa tanta que sus compa?eros m¨¢s pobres andaban un kil¨®metro y medio despu¨¦s del entrenamiento para merendar en ella.
Kak¨¢ debut¨® en el primer equipo paulista a los 18 a?os. Y eso que un accidente dom¨¦stico casi lo dej¨® en una silla de ruedas unos meses antes. Se cay¨® a una piscina y se rompi¨® una v¨¦rtebra cervical. "Fue Dios quien me salv¨®. Vi a mi madre rezar cuando me sacaron", suele recordar el jugador, profundamente religioso.
En sus tres temporadas en el S?o Paulo marc¨® 58 goles. Por entonces, muchos ojeadores europeos hab¨ªan apuntado su nombre. Entre ellos estaba Leonardo, ex jugador del Milan, quien convenci¨® personalmente a Kak¨¢ de emprender la aventura en el club de Berlusconi, que pag¨® por ¨¦l 8,5 millones de euros en el verano de 2003.
Nadie cre¨ªa que ese jugador alto, flaco, de elegancia extraordinaria, guapo, veloz y devoto de Dios triunfara. "Es demasiado joven. Tardar¨¢ mucho en adaptarse al f¨²tbol italiano y le matar¨¢n a patadas", comentaban los expertos. Pero deslumbr¨® en su primera temporada. Jug¨® 30 partidos y marc¨® 10 goles.
Ahora tiene 25 a?os, acaba de ganar una Copa de Europa -fue m¨¢ximo goleador del torneo, con 10 tantos- y su valor en el mercado se ha multiplicado por nueve. El presidente del Real Madrid, Ram¨®n Calder¨®n, lleva un a?o diciendo que su fichaje "es una prioridad".
En Milanello, la ciudad deportiva del Milan, nadie le encuentra defectos. Ni siquiera a su apodo. Lo definen como un chico encantador, educado, muy buen compa?ero y trabajador, inteligente -entre sus pasiones est¨¢ leer ensayos- y humilde. La camarera de la cafeter¨ªa no tarda ni un minuto en decir que es "adorable". Algunos ex jugadores, como Franco Baresi, van m¨¢s all¨¢. "Es tan elegante en el campo que a veces me recuerda a Marco Van Basten", asegura.
Pero Kak¨¢ nunca ha querido compararse. Tal vez, porque no pertenece a esos genios del f¨²tbol arrastrados por tormentas interiores como Garrincha, Maradona o Best. Reza antes de los partidos, viaja con una Biblia en la maleta, dedica sus goles a Dios y ha llegado virgen al matrimonio. Y no pierde la sonrisa. Una semana despu¨¦s de la derrota en Manchester (3-2) en las semifinales de la Champions, protagoniz¨® la remontada en San Siro -marc¨® el primer gol- que abrir¨ªa al Milan las puertas de la final de Atenas. All¨ª el protagonista fue Inzaghi. Pero Kak¨¢ le regal¨® un pase para la historia.
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