El espionaje est¨¢ de moda
La acusaci¨®n de Ferrari a Stepney por sabotaje revive otros casos condenados por los tribunales
?Es un esp¨ªa o un saboteador? Seg¨²n ¨¦l, nada de eso. "Soy simplemente inocente", afirma. Pero la escuder¨ªa Ferrari insiste en que tiene pruebas que inculpan de forma muy clara a su ingeniero ingl¨¦s Nigel Stepney, de 48 a?os, de sabotear sus b¨®lidos antes del Gran Premio de M¨®naco. "Es una invenci¨®n y se demostrar¨¢ en los tribunales", afirma este t¨¦cnico que trabaj¨® para Lotus y Benetton antes de entrar en Ferrari en 2003 como jefe de mec¨¢nicos y ascender luego a coordinador t¨¦cnico.
El caso ha adquirido una nueva dimensi¨®n esta semana, cuando el portavoz del equipo, Luca Colajani, afirm¨® que no es ninguna invenci¨®n. "Hay pruebas para imputarle", dijo. La revista francesa Auto Hebdo desvel¨® ayer que los mec¨¢nicos que descubrieron el polvo blanco en la boca de los dep¨®sitos de gasolina vieron a Stepney en las cercan¨ªas intentando deshacerse de un saquito de algo similar. Adem¨¢s, la polic¨ªa italiana realiz¨® un registro en casa del ingeniero y, seg¨²n la revista, encontr¨® polvo blanco en unos pantalones. El caso es grave. Es la primera vez que se detecta sabotaje en la F-1. La demanda de la escuder¨ªa italiana no es s¨®lo por espionaje, sino tambi¨¦n criminal, porque el producto podr¨ªa producir un funcionamiento irregular del coche y provocar un accidente mortal.
Stepney, de vacaciones en Filipinas con su mujer y su hijo, no ha sido condenado. Ha revivido, eso s¨ª, el recuerdo de casos flagrantes de espionaje en la historia de este deporte. Uno de ellos se resolvi¨® el pasado 26 de abril con la condena por un a?o y cuatro meses de c¨¢rcel a los ingenieros Marco Iacconi y Angelo Santini, ambos ex trabajadores de Ferrari fichados por Toyota, por esconder un disco compacto con informaci¨®n de Ferrari, y por nueve meses por revelaci¨®n de secreto industrial. Ninguno cumple el castigo tras sus apelaciones. El caso sali¨® a la luz cuando los responsables de Ferrari vieron el Toyota TF2003 y descubrieron piezas iguales a las del Ferrari F2002. En 2004, un directivo de Toyota reconoci¨® el robo inform¨¢tico, pero se neg¨® a eliminar los datos de su software.
Los casos m¨¢s habituales de espionaje se producen a la luz p¨²blica, cuando los equipos contratan a fot¨®grafos para obtener im¨¢genes ampliadas de alguna pieza. Honda present¨® la semana pasada en Silverstone un aler¨®n delantero casi id¨¦ntico a los de Ferrari y se sospecha de Stepney, con una oferta de la escuder¨ªa japonesa. Las escuder¨ªas disponen tambi¨¦n de un micr¨®fono direccional muy potente conectado a un ordenador para saber a cu¨¢ntas revoluciones por minuto corren los coches. BMW incluso lleg¨® a colocar detectores en los motores que trasladaba desde M¨²nich a la sede de Gran Breta?a para evitar espionaje.
"Es habitual que personas de alguna escuder¨ªa vendan piezas del a?o anterior a coleccionistas para ganar dinero", explica Joan Villadelprat, ex director de Benetton y de Prost. Un encargado de McLaren se fabric¨® a finales de los 80 un b¨®lido en su casa con piezas robadas. Y, claro, nadie puede asegurar que no acabaran en manos de alg¨²n rival.
En 1978, un grupo de t¨¦cnicos dej¨® la escuder¨ªa Shadow para crear Arrows. Se llevaron los planos del coche e hicieron una copia tan perfecta que el juez determin¨® que era un plagio. Toni Southgate, ingeniero jefe, Alan Rees y Jacky Oliver, directores del equipo, presentaron un nuevo b¨®lido en la segunda carrera del a?o. El problema de Ferrari ahora es otro. Quieren librarse de Stepney y posibles sabotajes para cazar a McLaren.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.