Senderos sobre las aguas
Fueron concebidos para abastecer de agua a pueblos y ciudades, pero con el tiempo se han convertido tambi¨¦n en apetecibles caminos, senderos que discurren llanos y sin estorbo por los bosques y monta?as donde nace y se almacena tan preciado bien. Presas, almenaras y acueductos, en muchos casos centenarios y catalogados como elementos se?eros del patrimonio arquitect¨®nico regional, a?aden inter¨¦s cultural a estas conducciones que hacen posible el milagro de caminar sobre las aguas. En las cuencas del bajo Lozoya, Guadalix y alto Guadarrama se encuentran sus m¨¢s bellos ejemplos.
- Antiguo Canal de Isabel II. Con una longitud de 77 kil¨®metros, fue el primero que se construy¨® para llevar a la capital el agua pura del Lozoya, la cual fue recibida con gran alborozo el 24 de junio de 1858, en un surtidor de 12 ca?os de la calle de San Bernardo. De la joven reina que lo inaugur¨®, tom¨® su nombre el invento.
El canal Transversal salva los desniveles del terreno mediante monumentales acueductos
Desde la presa del Pont¨®n de la Oliva, en Patones, puede darse un grato paseo por la plataforma llana del canal, que discurre a la vista por la ladera del monte, a unos 20 metros por encima de la carretera, oteando a mano izquierda las populosas choperas donde se juntan el Lozoya y el Jarama, y a la diestra, los agrios barrancos por los que culebrean, a mayor altura, las gigantescas tuber¨ªas de conducciones m¨¢s modernas. Tras seis kil¨®metros de imperceptible descenso, el canal, convertido en un simple camino rural, desemboca en la carretera que une los dos Patones, el de Abajo y del Arriba.
Puede volverse por donde se ha venido o, mejor todav¨ªa, por Patones de Arriba y la l¨ªnea cimera del monte, completando una ruta circular de 15 kil¨®metros y unas cuatro horas de duraci¨®n. Una descripci¨®n pormenorizada de este circuito se hallar¨¢ en www.excursionesysenderismo.com, y un fichero para GPS en www.andarines.com.
- El Transversal. Tambi¨¦n conocido como canal de El Villar, por el embalse donde toma sus aguas del Lozoya, este conducto casi centenario -se termin¨® en 1912- contin¨²a transportando la respetable cantidad de ocho metros c¨²bicos de l¨ªquido elemento por segundo. Una excursi¨®n memorable consiste en seguir su trazado desde el pueblo de El Berrueco hasta la presa de El Villar; en sentido contrario, pues, al de la corriente. Son 12 kil¨®metros -unas tres horas, s¨®lo ida- de camino elevado por la orilla occidental del embalse de El Atazar, contemplando por encima del selv¨¢tico encinar ribere?o un pl¨¢cido cuadro de agua mansa, veleros y monta?as. No menos inter¨¦s que el paisaje tiene la propia obra del canal, que salva los frecuentes desniveles del terreno mediante monumentales acueductos, cual el de la Alameda, para admiraci¨®n y comodidad del paseante. Al final, en una quebrada vertiginosa, aparece la tambi¨¦n impresionante presa de El Villar, la m¨¢s antigua (1879) de las que a¨²n est¨¢n en servicio en la regi¨®n y la primera de su tipo (gravedad) en Europa; su primera piedra la puso el polifac¨¦tico Jos¨¦ Echegaray, entonces ministro de Fomento y luego premio Nobel de Literatura. (www.sierranortemadrid.org).
- Por el ca?¨®n del Guadalix. Desde la presa del Mesto, en las vecindades de El Molar, el canal del Guadalix acompa?a al r¨ªo hom¨®nimo por una garganta cada vez m¨¢s profunda y enmara?ada de carrascas, enebros y alisos, que son los que, hace m¨¢s de mil a?os, dieron nombre a esta corriente serrana (guad-alix: r¨ªo de los alisos).
Ambos, presa y canal, fueron construidos a todo correr en 1859 para suplir las carencias del reci¨¦n estrenado Canal de Isabel II, pues el embalse de origen de ¨¦ste, el Pont¨®n de la Oliva, se hallaba sobre terreno permeable y perd¨ªa m¨¢s fluido que el marido de la reina, don Francisco de As¨ªs, alias Paquita. Avanzando una hora por la cubierta llana del canal, pr¨¢cticamente sin esfuerzo, se llega a un punto de gran inter¨¦s, geol¨®gicamente hablando, donde el r¨ªo deja atr¨¢s las gris¨¢ceas rocas sil¨ªceas -mayormente gneis- y, atravesando una estrecha faja de rubias calizas, sale repentinamente de su ca?¨®n al llano arenoso donde lo recibe el pueblo de San Agust¨ªn. Es el final de la sierra. Una ruta circular por el canal del Mesto, de 12 kil¨®metros y casi cuatro horas de duraci¨®n, se describe en www.madrid.org/inforjoven.
- Camino del Agua. Recibe este nombre el sendero que corre junto a una vieja canalizaci¨®n desde la presa de las Berceas hasta al pueblo de Cercedilla por la ladera oriental del valle de la Fuenfr¨ªa. Al r¨ªo de la Venta, uno de los principales afluentes del Guadarrama, pertenecen estas aguas que fueron embalsadas y entubadas en 1961 para satisfacer la creciente demanda de una localidad que ya hab¨ªa exprimido sus recursos h¨ªdricos m¨¢s cercanos, llegando incluso a contratar a un zahor¨ª en 1918. En el centro de educaci¨®n ambiental Valle de la Fuenfr¨ªa (carretera de las Dehesas, Km. 2; tel¨¦fono 91 852 22 13), adem¨¢s de informaci¨®n detallada, encontraremos el inicio del camino, que est¨¢ marcado con c¨ªrculos de color azul claro en los ¨¢rboles. Buena parte de ¨¦l discurre por un sombr¨ªo bosque de pino albar, lo que lo hace muy indicado para los meses de verano. As¨ª, con un ojo puesto en la tuber¨ªa -que aparece a trechos, desenterrada por la erosi¨®n- y otro en el panorama que se contempla desde las inmediaciones del cerro Colgado, llegaremos despu¨¦s de cuatro kil¨®metros -una hora y media- al apeadero del tren el¨¦ctrico Cercedilla-Cotos donde finaliza la ruta.
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