Las pruebas m¨¦dicas a afectados del uranio se extienden a 300 ex mineros de Ja¨¦n
La asociaci¨®n de trabajadores teme nuevas demoras a sus peticiones de hace 17 a?os
Los 35 miembros de la asociaci¨®n de ex trabajadores de la F¨¢brica de Uranio de And¨²jar (FUA) se han sometido ya en hospitales de Ja¨¦n a las pruebas m¨¦dicas ordenadas por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales como exigencia previa para que se les reconozca como enfermedad profesional las patolog¨ªas derivadas de las radiaciones ionizantes que sufrieron durante los 22 a?os que permaneci¨® abierta la f¨¢brica. Sin embargo, la decisi¨®n del ministerio de ampliar las pruebas a los 300 empleados de las antiguas minas de Sierra Morena y C¨¢rdena se ha recibido con escepticismo en la asociaci¨®n, que teme nuevas demoras en la soluci¨®n final a 17 a?os de luchas y reivindicaciones.
Los integrantes del colectivo de antiguos trabajadores de la FUA han pasado su cuarto reconocimiento m¨¦dico desde el a?o 1995 con el fin de que las autoridades sanitarias certifiquen la relaci¨®n causa-efecto entre las enfermedades que padecen y su actividad laboral en contacto con el uranio sin ninguna medida de protecci¨®n.
Los 35 antiguos empleados que quedan vivos se han sometido en el Complejo Hospitalario de Ja¨¦n a unas pruebas consistentes en anal¨ªticas de sangre, radiograf¨ªa pectoral, reconocimiento de los pulmones y ri?ones y, finalmente, entrevistas con psic¨®logos. Era la exigencia que puso el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) en la reuni¨®n que mantuvo el pasado mes de abril en Ja¨¦n con una comisi¨®n de los afectados.
Los trabajadores aceptaron a rega?adientes esta nueva imposici¨®n en la confianza de que ser¨ªa el ¨²ltimo escollo que habr¨¢n de salvar para lograr algo por lo que vienen luchando desde hace 17 a?os. Y es que, con anterioridad, ya se hab¨ªan sometido a reconocimientos m¨¦dicos en los hospitales Reina Sof¨ªa de C¨®rdoba (1995), el Alto Guadalquivir de And¨²jar (2002) y San Cecilio de Granada (2005).
Liar la madeja
Sin embargo, una nueva decisi¨®n del Ministerio de Trabajo que preside Jes¨²s Caldera para ampliar las pruebas m¨¦dicas a los 300 empleados de las antiguas minas de Sierra Morena y C¨¢rdena ha hecho temer a la asociaci¨®n de antiguos trabajadores de la F¨¢brica de Uranio de And¨²jar por un nuevo agravamiento del proceso.
"Le hemos dicho a la Seguridad Social que esto no hace m¨¢s que liar a¨²n m¨¢s la madeja", asegura Jos¨¦ Soto, presidente de la asociaci¨®n de ex miembros de la FUA, que no oculta su decepci¨®n por una posible ralentizaci¨®n de los tr¨¢mites burocr¨¢ticos, m¨¢xime por el hecho de que los antiguos empleados de las minas est¨¢n dispersos por distintas provincias espa?olas y muchos de ellos ya han fallecido. "A nosotros no nos ha gustado esa decisi¨®n, porque llevamos 17 a?os luchando por el reconocimiento de la enfermedad profesional y ahora se van a beneficiar personas que nunca la han reclamado", comenta Soto.
Los operarios de las minas eran los que suministraban el uranio a la f¨¢brica de And¨²jar y, al igual que los empleados de la FUA, ten¨ªan una dependencia laboral de la extinta Junta de Energ¨ªa Nuclear.
A varios de ellos se les reconoci¨® la enfermedad profesional pero por la silicosis que sufrieron y no por el contacto con el uranio. Dentro de esta lista estar¨ªan tambi¨¦n los empleados que, al cerrar la f¨¢brica de And¨²jar, fueron trasladados a otras divisiones gestionadas por la Junta de Energ¨ªa Nuclear en Don Benito (Badajoz) y Salamanca.
Historiales cl¨ªnicos
Por otro lado, a pesar de que en el protocolo firmado en su d¨ªa entre el ministerio y la Junta de Andaluc¨ªa no se recog¨ªa a las viudas de los empleados ya fallecidos como beneficiarias de esta prestaci¨®n, el Ministerio de Trabajo acept¨® la condici¨®n impuesta por la asociaci¨®n de ex trabajadores -que se negaban a seguir adelante con el proceso si no se inclu¨ªan a las 52 esposas de fallecidos- por lo que la Seguridad Social ha pedido sus respectivos historiales cl¨ªnicos a los hospitales donde fueron atendidos con el fin de valorar la enfermedad que padecieron.
En el caso de los hospitales p¨²blicos andaluces parece que no habr¨¢ problema alguno, pero no ocurre lo mismo en los centros hospitalarios de fuera de la comunidad aut¨®noma, pues hasta ahora ninguno ha atendido los requerimientos de las viudas.
Y van 53 v¨ªctimas
La F¨¢brica de Uranio de And¨²jar (FUA) cerr¨® sus puertas en 1981 despu¨¦s de 22 a?os de actividad. Desde entonces, la lista de empleados fallecidos ha ido creciendo irremediablemente a?o tras a?o, la mayor¨ªa por patolog¨ªas cancer¨ªgenas asociadas a su contacto con el uranio. La v¨ªctima n¨²mero 53 se produjo en junio. Rafael L¨®pez Navarrete, de 75 a?os de edad de los que 22 estuvo en la FUA, no pudo superar el c¨¢ncer de h¨ªgado que le sobrevino. 53 fallecidos sobre una plantilla de 126 trabajadores supone el 42% del total de operarios.
La FUA trataba mineral de uranio para la obtenci¨®n de concentrado de ¨®xido de uranio con una pureza del 80% al 90%, que, posteriormente, se transportaba en bidones a Francia o Estados Unidos para su utilizaci¨®n en los reactores de las centrales nucleares. Los ex trabajadores aseguran que ten¨ªan que realizar su actividad sin apenas medidas de protecci¨®n. "Apenas ten¨ªamos un mono de trabajo y unos guantes de goma", comenta Jos¨¦ Soto, que recuerda que el polvo amarillo se met¨ªa entre los ojos, la boca y la nariz. Ni siquiera hab¨ªa un comedor en la f¨¢brica, y los trabajadores ten¨ªan que comerse el bocadillo rodeados de cualquier elemento contaminante. Adem¨¢s, en los primeros a?os, la FUA no dispon¨ªa de lavadoras, por lo que los trabajadores se lavaban la ropa de la f¨¢brica en sus casas arrastrando materiales radiactivos. Pero los trabajadores no eran conscientes del peligro que corr¨ªan, pues el dos¨ªmetro personal que portaban cada uno de ellos siempre estaba defectuoso. As¨ª fue hasta que, una vez cerrada la f¨¢brica, comprobaron c¨®mo se enterr¨® todo, desde las mesas y las sillas que ellos utilizaban hasta los ¨¢rboles de los alrededores.
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