Distorsi¨®n
Los que saben de esas cosas, por ejemplo lo personajes p¨²blicos que viven de su imagen, dicen que la televisi¨®n engorda. Dicen que en el paso de la tridimensionalidad en la que todos vivimos, a la imagen que vemos en dos dimensiones en la pantalla, se gana anchura.
No creo yo que esto plantee un problema para mis compa?eros, de cadera estrecha en su mayor¨ªa por cierto. Creo que tienen mayores preocupaciones en un pelot¨®n lanzado que el pensar si se les ve m¨¢s o menos gordos cuando les enfoca la c¨¢mara.
O sea que lo que vemos desde casa es lo que ocurre, pero estirado hacia los lados, podemos concluir. Pero en el caso concreto de los sprints en el ciclismo, hay muchas m¨¢s cosas que vemos distorsionadas. Creo que en realidad nunca podremos ver todo lo que sucede, por mucho que la imagen nos los muestre. Y creo que es algo m¨¢s que un problema de capacidad cognitiva, que tambi¨¦n: pasan tantas cosas en los ¨²ltimos 1.000 metros y en tan poco tiempo (menos de un minuto), que por mucho que las c¨¢maras enfoquen hacia todos los lados, nunca tendremos ojos suficientes como para ver todos los movimientos. Por eso una vez que termina la etapa, yo estoy ansioso por ver las repeticiones. Desde otros ¨¢ngulos, como la toma cenital a vista de p¨¢jaro que es donde mejor se observa la aceleraci¨®n de cada uno. Una y otra vez, fij¨¢ndome en la cascada acci¨®n-reacci¨®n que provoca el m¨¢s leve movimiento de uno de ellos. C¨®mo progresan los trenes de algunos equipos, los bandazos, qui¨¦n apura m¨¢s la frenada, c¨®mo se aparta el ¨²ltimo lanzador o en qu¨¦ momento comienza a abrir gas el ganador de la etapa.
Yo, que he estado metido por ah¨ª en otras ocasiones, puedo asegurar que sufro a¨²n m¨¢s desde casa. No f¨ªsicamente, porque en casa no se me altera el pulso hasta los 200 latidos, pero s¨ª de los nervios. All¨ª en el medio, con la adrenalina hasta las cejas se ven las cosas muy diferentes. Hay m¨¢s peligro, es cierto, pero est¨¢s alerta, y reaccionas por instinto a cualquier movimiento que se salga de lo habitual.
Y una vez que termina el sprint, si tienes ocasi¨®n de verlo por televisi¨®n, caes en la cuenta de todo lo que no se ve. Lo tienes fresco, lo acabas de experimentar en tu piel, pero nada de todo eso se ve en la pantalla. Cada uno ha vivido un sprint diferente; y lo que ven los telespectadores es en rigor, una suma de todos ellos, pero ninguno de ellos en concreto.
Esa es la distorsi¨®n, y no la anchura. O quiz¨¢ la anchura tambi¨¦n, pero como no tengo ojos para todo, nunca me acuerdo de fijarme en ese detalle.
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