"El crimen organizado de los rusos es un problema para Espa?a"
Hace ya casi ocho meses de la muerte del ex agente ruso Alexander Litvinenko, envenenado en Londres con el is¨®topo radiactivo polonio 210. El caso dio la vuelta al mundo. Su viuda, Marina, ha escrito un libro junto a Alex Goldfarb, el hombre que les ayud¨® a huir de Rusia en el a?o 2000. Pero aunque han pasado casi ocho meses desde la muerte de Sasha -el nombre con el que le conoc¨ªan sus amigos- y Marina ya se ha acostumbrado a las entrevistas, sigue refiri¨¦ndose a aquellas terribles semanas de noviembre de 2006 con un constante y distante "cuando ocurri¨® esto".
P. ?C¨®mo era Sasha?
R. No puedo decir que Sasha fuera na¨ªf en absoluto, pero era una persona muy abierta. Cuando conoc¨ªa a alguien, enseguida se apasionaba y ve¨ªa su lado positivo. Eso era algo muy especial en ¨¦l. Y nuestra relaci¨®n era as¨ª: ¨¦ramos muy buenos amigos. Y al mismo tiempo era muy buen profesional y un hombre muy fiable, siempre dispuesto a ayudar. Para una mujer es muy importante tener cerca alguien as¨ª. Siempre pendiente de lo que yo hac¨ªa. Nunca me presionaba, nunca me empujaba a hacer esto o aquello.
"No voy a morir inmediatamente. La contaminaci¨®n no ha sido tan grave para m¨ª"
"Sasha no era en absoluto una persona na¨ªf, pero s¨ª un hombre muy abierto y muy fiable"
"Algunas compa?¨ªas de seguridad estaban interesadas en la informaci¨®n que buscaba mi marido"
P. ?Lamenta usted que su marido no se olvidara de Rusia y de los problemas que tuvo en ese pa¨ªs?
R. Cuando llegamos aqu¨ª, nosotros ¨¦ramos asilados pol¨ªticos. El primer a?o siempre ten¨ªa que explicar lo que ocurri¨®, lo que pas¨® con el FSB [los servicios secretos rusos] y toda esa gente. El segundo y el tercer a?o, todo giraba alrededor de sus libros, Blowing up Russia y Gang from Lubyanka. Cada entrevista que le hac¨ªan era acerca de su vida del pasado. Y para ¨¦l resultaba muy dif¨ªcil salir de eso, olvidarse de todo aquello. Un d¨ªa comprendi¨® que los conocimientos que ¨¦l ten¨ªa pod¨ªan ser de gran ayuda para mucha gente, explicar las cosas tan peligrosas que estaban pasando en Rusia. Usted es de Espa?a y sabe que el crimen organizado de los rusos es un gran problema en Espa?a. Sasha hablaba de eso constantemente. Y ¨¦l pensaba que si hab¨ªa algo que ¨¦l pod¨ªa hacer sobre eso, ten¨ªa que hacerlo. Y me manten¨ªa siempre al margen porque pensaba que pod¨ªa ser peligroso para m¨ª.
P. ?Trabaj¨® con los servicios secretos espa?oles?
R. Estoy segura de que le consultaron acerca de ese problema.
P. La gente siempre se pregunta de qu¨¦ viv¨ªa su marido, de d¨®nde ven¨ªa el dinero.
R. Bor¨ªs Berezovski [multi-millonario ruso desde los tiempos de Bor¨ªs Yeltsin] nos ayud¨® mucho durante casi tres a?os. Cuando llegamos aqu¨ª, las cosas eran muy dif¨ªciles para nosotros porque no ten¨ªamos nada, nada en absoluto. No es que Sasha no trabajara. Escrib¨ªa sus libros, sus art¨ªculos, sus an¨¢lisis para Berezovski. Para Sasha era una cuesti¨®n de principios: no pod¨ªa recibir dinero por nada. Como es normal, la ayuda de Berezovski fue disminuyendo. Al cabo de casi tres a?os, ya sabes qu¨¦ puedes hacer aqu¨ª, hacia d¨®nde va tu vida..., empiezas a hablar la lengua del sitio en que vives. Y Sasha empez¨® a utilizar sus conocimientos profesionales como analista; por supuesto, buscaba informaci¨®n sobre Rusia y encontr¨® algunas compa?¨ªas de seguridad interesadas en esa informaci¨®n.
P. Usted conoc¨ªa al se?or Lugovoi. En el libro explica que compartieron mesa en una fiesta de Berezovski. ?Qu¨¦ pens¨® de ¨¦l en ese momento? ?O no prest¨® ninguna atenci¨®n hacia ¨¦l?
R. Hab¨ªa o¨ªdo hablar de ¨¦l antes, pero no le hab¨ªa visto con anterioridad. No s¨¦ por qu¨¦ nos pusieron en la misma mesa. Estaba Ahmed Zakayev
[l¨ªder checheno exiliado en Londres y vecino de los Litvinenko] con su familia, Alex Goldfarb y su hijo. Lugovoi estaba solo. Tuvimos una conversaci¨®n banal. Existen fotograf¨ªas de esa cena, pero se las di a los servicios de Scotland Yard, ya no las tengo.
P. ?Est¨¢ usted segura al ciento por ciento de que fue Lugovoi quien envenen¨® a su marido?
R. Yo apoyo todo lo que han hecho las autoridades brit¨¢nicas en esta investigaci¨®n. Y hasta finales de mayo no han dicho que hab¨ªa sido Lugovoi. Para m¨ª es as¨ª al cien por cien. Antes, no; pero despu¨¦s, s¨ª. Es el primer sospechoso, y si fuera inocente vendr¨ªa a Inglaterra porque la justicia brit¨¢nica es absolutamente independiente. ?Por qu¨¦ intenta siempre protegerse a s¨ª mismo diciendo que es una decisi¨®n pol¨ªtica?
P. Usted afirma que no est¨¢ interesada en pol¨ªtica. ?Puede empezar a tener una actitud m¨¢s militante despu¨¦s de lo que ha ocurrido?
R. A los pocos d¨ªas del entierro de Sasha, alguien me pregunt¨® si estaba dispuesta a seguir lo que ¨¦l hab¨ªa empezado, y dije que no. Yo no soy as¨ª. Soy una mujer. Era muy feliz siendo la esposa de ese hombre, le he apoyado; incluso cuando decidi¨® no volver a Rusia, estuve de acuerdo con ¨¦l porque es mi familia. Si me dicen si quiero saber qui¨¦n lo hizo y qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de lo ocurrido, por supuesto digo que s¨ª, eso es muy importante para m¨ª. No me va a dar satisfacci¨®n que alguien vaya a la c¨¢rcel, lo que s¨ª me dar¨¢ es salvar el buen nombre de Sasha. Por m¨ª y por nuestro hijo. Pero eso es algo m¨¢s personal que pol¨ªtico.
P. Pero s¨ª ha dicho que quiere ayudar a la gente que tambi¨¦n se ha visto contaminada con polonio 210.
R. Eso es muy importante. No puedo decir que siempre piense en ello. Empec¨¦ a hacerlo cuando me pidieron que me hiciera an¨¢lisis. Mientras esperaba los resultados, lo que m¨¢s me preocupaba era saber si mi hijo Anatoli hab¨ªa recibido algo o no y, en segundo lugar, si pod¨ªa ser mortal para m¨ª. Pero no voy a morir inmediatamente, y afortunadamente no ha sido tan grave. Lo que not¨¦ es que cuando la gente me hac¨ªa alguna observaci¨®n y ped¨ªa que se limpiaran los lugares en que yo hab¨ªa estado, no lo hac¨ªa porque les preocupara yo, sino por ellos mismos. Me ve¨ªan como una persona peligrosa si estaban en contacto conmigo. Y hay mucha gente que est¨¢ como yo. Yo puedo hablar abiertamente, pero hay muchos que tienen miedo de hablar de esto. Por otra parte, la gente que tiene miedo a contaminarse con personas como yo tiene problemas psicol¨®gicos. Y si hablamos de eso abiertamente podemos ayudar a la gente.
P. ?Cu¨¢ndo volver¨¢ a su trabajo de profesora de danza?
R. Hoy mismo he recibido una propuesta para dar clases en el Colegio Ruso, para ir a un campamento de verano que hacen cada a?o y ense?ar danza a chavales de toda Europa que est¨¢n estudiando el idioma ruso.
P. ?Y va aceptar la oferta?
R. A¨²n no. A¨²n no soy la persona que ense?a danza, todav¨ªa soy la Marina Litvinenko que ha perdido a su marido. Y as¨ª es muy dif¨ªcil.
Rusia seg¨²n Berezovski
MUERTE DE UN DISIDENTE. El envenamiento de Alexander Litvinenko y el retorno del KGB no es un libro imparcial, y tampoco pretende serlo. Escrito por Alexander Goldfarb con Marina Litvinenko, arranca en el caso Litvinenko para dar un repaso a la Rusia de los ¨²ltimos 15 o 20 a?os. Goldfarb, que abandon¨® la entonces URSS en los a?os setenta y vive en Nueva York, trabaj¨® durante a?os para el multimillonario y fil¨¢ntropo George Soros hasta que su
cada vez m¨¢s cercana relaci¨®n con Bor¨ªs
Berezovski le llev¨® a cambiar de bando.
El libro perfila la personalidad de Litvinenko -Sasha para los amigos-, pero conviene poner algo de distancia: es, sobre todo, un bosquejo de la Rusia de estos d¨ªas vista con el prisma de Berezovski, un personaje que tiene en el libro una relevancia similar a la de Litvinenko. Berezovski, uno de los siete oligarcas que se hicieron multimillonarios desde la nada en la Rusia de Bor¨ªs Yeltsin, aparece retratado como el gran luchador por la democracia que evita el retorno del comunismo y ayuda a elevar a Vlad¨ªmir Putin a las m¨¢s altas cimas del poder para luego tener que huir del pa¨ªs.
El trasfondo del libro es la guerra en Chechenia, uno de los acontecimientos que hicieron ver a Litvinenko hasta qu¨¦ punto se hab¨ªa instalado la corrupci¨®n en los servicios secretos de Rusia.
Pero, sabiendo que el libro es sesgado y que el autor no lo oculta, queda en manos del lector la interpretaci¨®n de los datos que se le brindan. Conviene leerlo con Internet a mano, para refrescar la memoria de algunos de los personajes citados y verles la cara para ubicarlos mejor. Pero el texto no s¨®lo es extraordinariamente ameno y f¨¢cil de leer, sino que est¨¢ lleno de explicaciones sobre la marcha para que el lector no se pierda en una mara?a de esp¨ªas, soplones, oligarcas, reformistas, aut¨®cratas, rebeldes, terroristas, investigadores y sospechosos.
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