Un obsequio para el General¨ªsimo, pero a nombre de Carmen Polo
"Acepto gustoso y exclusivamente por ser un obsequio de mis queridos paisanos". Con esta frase, Francisco Franco recibi¨® una tarde de diciembre de 1939, en un acto solemne y pomposo que incluy¨® ofrenda al Ap¨®stol Santiago, el pergamino en el que, a modo de t¨ªtulo de propiedad, la Diputaci¨®n coru?esa hac¨ªa constar: "La ciudad y la provincia de La Coru?a hicieron ofrenda-donaci¨®n de las Torres de Meir¨¢s al fundador del Nuevo Imperio, jefe del Estado, General¨ªsimo de los Ej¨¦rcitos y Caudillo de Espa?a".
Las razones de tama?o regalo tambi¨¦n fueron escuetas: "Galicia que le vio nacer, que oy¨® su voz el 18 de julio, que le ofreci¨® la sangre de sus hijos (...) asocia para siempre el nombre de Franco a su solar". Pero la donaci¨®n al dictador est¨¢ a nombre de su esposa, Carmen Polo.
Fallecida en 1988, sigue figurando en el Registro de la Propiedad de Betanzos como due?a al "100% de la adjudicaci¨®n con car¨¢cter privativo" de las Torres de Meir¨¢s, sus jardines, huertas, prados y bosques. Una superficie, en total, de 66.792 metros cuadrados. Su ¨²nica hija, Carmen, ahora matriarca de la familia Franco, abona, cada a?o, el Impuesto de Bienes Inmuebles.
Los habitantes de esta aldea de Sada cuentan que hace tiempo que no se vislumbra, desde fuera, movimiento en el interior del pazo, ni visitas de sus propietarios. "Y si vienen, son discretos, es dif¨ªcil enterarse", cuenta el vecino de una casa cercana. Transcurrieron varios a?os sin que Meir¨¢s sea escenario de grandes celebraciones de los descendientes del dictador.
Los poderes p¨²blicos, restablecida la democracia, intentaron en dos ocasiones adquirir este patrimonio. La primera corporaci¨®n democr¨¢tica de A Coru?a se lo propuso, sin ¨¦xito, mientras que a finales de los a?os 80, el entonces presidente de la Diputaci¨®n de A Coru?a, Jos¨¦ Manuel Romay Beccar¨ªa, ofreci¨® 400 millones de pesetas para convertir el pazo en sede de una universidad de verano. La Xunta, de momento, s¨®lo quiere la declaraci¨®n de bien cultural, pero el Ayuntamiento de Sada ambiciona incorporarlo al patrimonio p¨²blico.
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