Alonso destapa su poder y su rabia
El espa?ol, fant¨¢stico bajo la lluvia, gana una carrera dantesca tras adelantar a cinco vueltas para el final a Massa, con el que luego polemiza .- Hamilton sufre un rosario de percances, concluye noveno y ahora su ventaja sobre el asturiano es de dos puntos .- Raikkonen abandona a causa de un problema hidr¨¢ulico
Algunas im¨¢genes del pasado volvieron a reproducirse cuando el Gran Premio de Europa de f¨®rmula 1 vio la bandera a cuadros. Hac¨ªa ya dos meses que Fernando Alonso no pod¨ªa levantar su pu?o, ni ascender a lo m¨¢s alto del podio. Y en este tiempo, el piloto espa?ol hab¨ªa ido acumulando dosis importantes de resentimiento y se hab¨ªa sentido incluso un poco perdido en el seno de su propio equipo McLaren Mercedes. Como le hab¨ªa ocurrido ya en a?os anteriores, comenzaba a sentirse solo contra el mundo en la batalla que mantiene contra su compa?ero de equipo Lewis Hamilton. Sin embargo, al ganar en N¨¹rburgring, el cielo, encapotado, se le abri¨®. Sostuvo una sonrisa sincera corroborada con el resplandor de sus ojos. Pero cuando se subi¨® al coche y comenz¨® a gesticular y levantar el pu?o como un poseso, evidenci¨® todo lo que llevaba dentro: mucha rabia contenida.
Y no hab¨ªa motivos. Acababa de realizar una carrera excepcional en la que demostr¨® que en condiciones de lluvia no hay nadie que le supere. Y el sue?o que, probablemente, hab¨ªa tenido la noche anterior a la carrera, se cumpli¨® en todas sus premisas. No pod¨ªa darse una situaci¨®n m¨¢s favorable para sus aspiraciones de ganar su tercer t¨ªtulo mundial consecutivo que la que se produjo en el Gran Premio de Europa. El piloto asturiano gan¨® de forma brillante una carrera que se convirti¨® en una aut¨¦ntica locura por culpa de la lluvia. Adem¨¢s, se benefici¨® de todos los problemas que se le acumularon a Hamilton para restarle 10 puntos -el brit¨¢nico, noveno, no puntu¨®-, y se sit¨²a ahora a s¨®lo dos del liderato. Tambi¨¦n aprovech¨® el abandono de Kimi Raikkonen y la poca consistencia de Massa en condiciones de lluvia. Al brasile?o lo super¨® a falta de cinco vueltas y, as¨ª, ampli¨® a nueve puntos la diferencia que les separa en el Mundial.
Fue un d¨ªa redondo para ¨¦l. Y, sin embargo, lo primero que hizo cuando se baj¨® del cap¨® de su McLaren Mercedes fue dirigirse a la parte delantera izquierda de su monoplaza y mostrar a todo el mundo las se?ales inequ¨ªvocas del toque que hab¨ªa tenido con Felipe Massa en el mejor adelantamiento de cuantos se produjeron en la carrera. Hab¨ªa goma enganchada en la carrocer¨ªa de Alonso. Y entonces se dirigi¨® a la c¨¢mara de televisi¨®n que le estaba siguiendo e, indicando con el dedo de forma negativa, dijo: "No, eso no se hace". La escena no acab¨® ah¨ª, sino que prosigui¨® cuando ambos se encontraron en la prec¨¢mara del podio.
No era la forma de concluir una carrera tan brillante. Alonso merec¨ªa todos los honores que tuvo en el caj¨®n m¨¢s alto del podio y el reconocimiento de todos, que no obtuvo. Porque, al margen de su salida -en la que Massa le super¨® y situ¨® a los dos Ferrari por delante-, condujo de una forma impecable, se mantuvo siempre a rueda de Massa a pesar de que en seco su Ferrari ten¨ªa mejor ritmo, y demostr¨® que bajo lluvia no hay nadie que le resista. Gan¨® una carrera loca que tuvo que ser parada en la cuarta vuelta porque la lluvia convirti¨® el circuito de N¨¹rburgring en una piscina.
Se dieron entonces todo tipo de salidas y de abandonos. Y entre ellos el de Hamilton, que, tras salir de la d¨¦cima posici¨®n pudo adelantar hasta ponerse cuarto, pero pinch¨® y vio luego como su coche quedaba anclado en la gravilla, junto a otros cinco que se hab¨ªan salido en la misma curva. Era una situaci¨®n irrisoria. Pero, contrariamente a lo que hicieron otros pilotos desesperados, Hamilton mantuvo su coche en marcha y esper¨® a que una gr¨²a pudiera ayudarle a ponerlo de nuevo en el circuito. S¨®lo as¨ª logr¨® salvar la carrera porque las normas explicitan que nadie puede recibir ayudas para poner el motor en marcha, pero s¨ª para recuperar el trazado. El brit¨¢nico se salv¨® ah¨ª por su destreza. Pero le sirvi¨® de poco, puesto que parti¨® con una vuelta perdida y, aunque se movi¨® en los tiempos de los l¨ªderes y realiz¨® algunos adelantamientos escalofriantes, no consigui¨® entrar en los puntos.
Sin embargo, todas las peripecias no perjudicaron ni a Massa ni a Alonso, que se beneficiaron incluso de un error de Raikkonen: perdi¨® el liderato al atrasar una vuelta su entrada en boxes. Desde la segunda salida, tras el coche de seguridad, la batalla por la victoria se centr¨® en el brasile?o y el espa?ol, con Raikkonen detr¨¢s hasta que abandon¨®. Y Alonso no hubiera ganado a no ser porque la lluvia apareci¨® en las postrimer¨ªas. En seco no pod¨ªa, pero en mojado Alonso lanz¨® un ataque brutal que culmin¨® con un adelantamiento en una doble curva con los dos coches en paralelo y toc¨¢ndose antes de que el asturiano saliera victorioso. Fue un momento de los que justifican una carrera, una demostraci¨®n de decisi¨®n y de poder. Una historia para congratularse, no para lamentarse.
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