Pol¨ªticas arbitrarias

Con un procedimiento de urgencia injustificable, la Asamblea de Madrid aprob¨® la semana pasada la Ley de Medidas Urgentes de Modernizaci¨®n de la Administraci¨®n. Este t¨ªtulo tan pretencioso incluye normas variopintas, como la limitaci¨®n de la altura de los edificios a tres pisos m¨¢s el ¨¢tico en los nuevos desarrollos urban¨ªsticos, la prohibici¨®n de que los agentes forestales entren en los montes privados o la supresi¨®n de las incompatibilidades de los altos cargos de la Administraci¨®n regional. Esta ¨²ltima perla legislativa se explica por s¨ª misma: la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, podr¨¢ elegir cu¨¢l de sus directivos pol¨ªticos se beneficia de dos sueldos, aunque sus intereses como gestores p¨²blicos y como ejecutivos de una empresa o como asalariados de una universidad puedan resultar contradictorios.

Una gran mayor¨ªa de urbanistas consideran la limitaci¨®n a cuatro alturas un sinsentido. Los nuevos desarrollos construir¨¢n as¨ª pisos m¨¢s caros, con menos zonas verdes y espacios p¨²blicos m¨¢s reducidos. Sin olvidar que dificultar¨¢n el transporte p¨²blico al obligar a recorridos m¨¢s largos sobre una ciudad que inevitablemente tender¨¢ a ensancharse. El Gobierno regional del PP act¨²a como si el suelo en Espa?a fuese un recurso ilimitado y no existiesen restricciones medioambientales. Igual de perniciosos parecen los cors¨¦s impuestos a los agentes forestales. Si no pueden entrar en los montes privados, la prevenci¨®n de los incendios ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil y no habr¨¢ control sobre las construcciones ilegales ni sobre los vertidos fraudulentos en los bosques.

Los pol¨ªticos del Gobierno madrile?o no han tenido a bien explicar a los ciudadanos con argumentos y n¨²meros en qu¨¦ beneficia a Madrid eliminar las alturas a partir del quinto piso o cerrar el paso a los agentes forestales. Es verdad que el portavoz del PP en la Asamblea, Antonio Beteta, asegur¨® que "mejorar¨¢n la calidad de vida de los ciudadanos", pero ¨¦sa es una suposici¨®n que se cuid¨® mucho de demostrar y que cuenta con abundantes argumentos en contra. De hecho, parecen m¨¢s ocurrencias arbitristas y s¨®rdidas cacicadas que normas producto de la reflexi¨®n y con efectos beneficiosos calculados.

Esperanza Aguirre se las da de liberal, pero sus actos de Gobierno demuestran continuamente lo contrario. Confunde el liberalismo con la liberalidad hacia un grupo de propietarios o hacia sus propios funcionarios -como demuestran el caso de los agentes forestales o el fin de las incompatibilidades-, y se olvida de la ret¨®rica de la libertad para imponer con car¨¢cter de urgencia cu¨¢ntos pisos tiene que elevarse Madrid. Mercedes para unos, burocracia vigilante para la mayor¨ªa. Con pol¨ªticas tan estramb¨®ticas no se gobierna razonablemente una comunidad aut¨®noma de tanta importancia.