Terr¨ªcolas con sombrilla de rayas
Tiembla, Tierra, los terr¨ªcolas han colocado la sombrilla en la misma esquina.
-Ojito, ojito, que estamos aqu¨ª.
-Descuide, es s¨®lo la tumbona.
-Ya, ya; lo digo para que luego no haya conflictos.
Uno de agosto, huida en busca de la desconexi¨®n. Playa del Levante de Benidorm, s¨ªmbolo de todo eso, carnaza para antrop¨®logos del tercer milenio.
Crey¨¦ndome el m¨¢s listo del zoo llego a las 10, pero ya no hay primera fila en las hamacas de pago. Para no ver mar, prefiero la zona proleta. Dos metros cuadrados en octava fila, y achantando la mui.
-Si quiere puede darse un ba?o, que le vigilamos sus cosas.
Bajo las sombrillas hay mucha solidaridad con el paria, mitad desamparado mitad sospechoso. Sobre las sombrillas gobierna Silvia, la socorrista.
-Ac¨¢ el peligro est¨¢ en la arena.
-?La lucha por el metro cuadrado?
-?No!, los infartos. Buen comer, siesta al sol y gente mayor...
Silvia trabaja cuatro meses en Espa?a y ocho en Argentina. "Me gusta la playa y adem¨¢s estoy cobrando por algo que esta multitud est¨¢ pagando". A las doce hay corrimiento de tierras. Los padres con ni?os se van a comer y el sol ha girado bastante y con ¨¦l todos los ba?istas con sus toallas y sus sillas. La Tierra zozobra.
-Faustino, vente p'aqu¨ª, que estos se?ores se van.
Y Faustino llega con dos sombrillas, cuatro sillas, mujer y par de cu?adas, y se aposenta, el suertudo, en segunda l¨ªnea.
-Ol¨¦, qu¨¦ bien. Aqu¨ª puedo hasta fumar.
El buf¨¦ de la Paramount se anuncia con gran prosopopeya. "Visite nuestro especial buffet y tendr¨¢ algo que comentar con sus amistades por su gran calidad y alta condimentaci¨®n", dice su singular cartel. Es, por 10 euros, una gran verdad.
Mediod¨ªa es la calma en el paseo. La chicharrina aplana al personal. No hay ruidos, la playa est¨¢ limpia, el agua tambi¨¦n. Polis de arriba abajo vigilan constantemente el equilibrio del ecosistema. Con la fresca de la noche revive el paseo. Duchados y arreglados, es hora de otra vuelta antes de dormir.
Las cafeter¨ªas atraen la atenci¨®n con m¨²sica en directo. En Daytona Rock, Miguel machaca a Santana con su guitarra el¨¦ctrica, el siguiente es Hard Break con el rock durillo de Los Raposos, a Beach Club le sale m¨¢s a cuenta poner gogogirls y gogoboys en un altar. Enfrente, un popescu prepara silla y manta para aguantar la noche. Treinta euros por 12 horas. Su trabajo consiste en que las figuras de Obelix, Ast¨¦rix y su pe?a no se derritan en la arena y que los paseantes echen alguna moneda. La guerra por el p¨²blico se dirime entre la helader¨ªa Nuria y la cafeter¨ªa Arenas. En ¨¦sta, por 5,50 euros, dan de cenar y, para todos ustedes, a la mism¨ªsima Mar¨ªa Jes¨²s Ysuacorde¨®n, sin colorantes ni conservantes. Con sus jotas y sus pajaritos, Mar¨ªa Jes¨²s levanta de sus asientos a un p¨²blico salido de a?os; finalmente les regula las arritmias con una salve a la virgen. Al lado, la helader¨ªa Nuria compite por el mismo target, sector picaruelo. "La abuela fumaaaa, la abuela bebeeee", canta Toni Miralles, "la abuela siempre hace lo que quiereee". Por si no lo cogen, Miralles hace con el brazo ?aca ?aca. Y los abuelos lo imitan.
As¨ª llega la medianoche a este Ghotam del solyplaya, donde 24 horas, para el viajero errante, son suficientes. El cuerpo ya pide un lugar sin colas, peajes ni teles, un sitio donde no se hable de Pes ni de Becks; dormir sin aire acondicionado, ni canci¨®n del verano; un lugar imposible donde no me encuentren ni Dios ni Google.
Hace unos d¨ªas sal¨ª con 2.000 euros en busca de Espa?a. Tengo varias semanas para encontrarla. Voy sin rumbo, por donde el coraz¨®n y el est¨®mago -y las rotondas- me lleven. Tambi¨¦n los lectores pueden dar pistas a trav¨¦s del 'blog' 'El viajero errante', que hoy empieza a funcionar en www.elpais.com. Pero la salida, para cumplir con el rito, es Benidorm.
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