Tecnolog¨ªa, talento y tolerancia
Las instituciones de gobierno tienen como obligaci¨®n lograr los mejores ratios de crecimiento econ¨®mico y desarrollo social. Para conseguirlo han utilizado acciones e instrumentos que desde la diversidad lograron mejorar poco a poco dichos objetivos. Las autonom¨ªas espa?olas apostaron sucesivamente por modelos que persegu¨ªan perfeccionar la eficiencia por medio de aumentar la productividad y mejorar el posicionamiento exterior. Posteriormente, se alinearon con los modelos de Michael Porter, y se afianzaron las cadenas de suministro y se reforzaron las condiciones de competitividad. Y en la actualidad los retos residen en c¨®mo afrontar la globalizaci¨®n y c¨®mo resolver la dial¨¦ctica de lo local/global.
A la vista de esta secuencia, la instancia local/regional sigue siendo determinante. Y para ello, es preciso admitir que la pol¨ªtica de cl¨²sters, donde antes no hab¨ªa nada, arroja un balance problem¨¢tico, con muchas sombras y zonas grises.Los cr¨ªticos de esta apuesta argumentan que no resulta f¨¢cil clusterizar por decreto. De esta forma, los avances en las pol¨ªticas locales/regionales asignan un mayor protagonismo de lo local, como respuesta a la globalidad; y los objetivos de la competitividad determinan tanto las condiciones de atractividad como la consistencia de una econom¨ªa territorial. De ah¨ª que, los gobiernos locales/regionales afronten cada vez mayores demandas de la poblaci¨®n y se les exija una creciente capacidad y protagonismo financiero. Ante estas cuestiones, la planificaci¨®n estrat¨¦gica regional se centra en c¨®mo gestionar el conocimiento y el territorio. Se plantea de la siguiente forma: la gesti¨®n del territorio necesita interactuar y generar sinergias entre el capital humano (trabajadores y expertos); el capital social (empresas, universidades y sociedad civil) y el capital tecnol¨®gico (infraestructuras y sistemas de informaci¨®n). La gesti¨®n de la sociedad del conocimiento se convierte en el paradigma adecuado para afrontar los retos y poder aprovechar las oportunidades emergentes del futuro.
La publicaci¨®n por parte de Richard Florida de su obra The rise of the creative class ha generado un amplio debate internacional sobre las nuevas formas de gesti¨®n territoriales. Sostiene que las claves del crecimiento econ¨®mico de las ¨²ltimas d¨¦cadas fueron la Tecnolog¨ªa, el Talento y la Tolerancia (las 3 T). Es decir, las clases creativas son las que generaron un mayor crecimiento y las que buscaron entornos atractivos en cuanto a su tolerancia hacia modos de vida no est¨¢ndar y a sus posibilidades culturales y de entretenimiento. Resulta tan cierta esta teor¨ªa que las ciudades creativas son las que m¨¢s han crecido en las ¨²ltimas d¨¦cadas, generando empleo de calidad y salarios m¨¢s altos; y no se ha producido enfrentamiento en dichas urbes entre las propias clases creativas y las familias tradicionales, dado que ambas se ven atra¨ªdas por la diversidad y la convivencia armoniosa.
Este modelo de Florida supera al de Porter en la medida que los gestores se afanan por cerrar las condiciones propicias para el asentamiento de clases creativas, proponiendo nuevos espacios de participaci¨®n, informaci¨®n e intercambio entre los agentes econ¨®micos, sociales y culturales; ofertando redes de informaci¨®n y acceso a todos los ¨¢mbitos de la vida cotidiana; y generando un corpus s¨®lido de conocimiento. Las recientes apuestas de la Xunta por estimular la creatividad, potenciar el talento y apostar por la tolerancia pueden servir de gran palanca para el desarrollo. Las razones son muy obvias. En primer lugar, para contribuir a desarrollar la sociedad civil es preciso reforzar el sentimiento de pertenencia y de participaci¨®n. En segundo, resulta necesaria una mayor movilizaci¨®n del potencial socio-econ¨®mico local. Y en tercer t¨¦rmino, se considera imprescindible promover al m¨¢ximo la innovaci¨®n adaptada a las condiciones de nuestro entorno.
Este modelo de las 3T nos permitir¨ªa situarnos en condiciones de evitar la fuga de cerebros, mitigar ciertos niveles de dependencia externa, eliminar la cultura y la pr¨¢ctica del subsidio y potenciar nuestra capacidad competitiva. En suma, una vez que los procesos de convergencia regional en Espa?a se han estabilizado, como se est¨¢ verificando en las ¨²ltimas investigaciones, las pol¨ªticas de diferenciaci¨®n territorial cobran m¨¢s fuerza y cada ciudad/regi¨®n apuesta por un modelo propio, basado en la consistencia y la coherencia de las propuestas, que debe convertirse en la garant¨ªa de un ¨¦xito sostenible.
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