M¨¢s all¨¢ de la encuesta del desayuno
Josu Jon Imaz sostiene que se ha impedido un acuerdo entre el PSN y Nafarroa Bai buscando el r¨¦dito electoral a corto plazo, pero sin una visi¨®n de Estado. El presidente del PNV alega que la Transici¨®n qued¨® inacabada en Navarra y que se ha dado "con la puerta en las narices" a quienes hab¨ªan cortado amarras con el mundo radical, lo que, a su juicio, es un mensaje equ¨ªvoco para quienes a¨²n dudan sobre dar ese paso o no. Todo debido, explica, al sometimiento, a corto plazo, al tambor de las encuestas, pero sin una visi¨®n de futuro ni voluntad estrat¨¦gica.
Ha faltado visi¨®n de Estado para acabar con un foco de inestabilidad permanente
Alguien deber¨ªa haber pensado que la Transici¨®n qued¨® inacabada en Navarra
Discurr¨ªa el a?o 1994. Particip¨¢bamos con el canciller alem¨¢n Helmut Kohl en un bur¨® pol¨ªtico del Partido Popular Europeo. Una dirigente del PP planteaba a Kohl la necesidad de moderar el europe¨ªsmo del PPE, dada la creciente desafecci¨®n de la ciudadan¨ªa hacia Europa. El canciller espet¨® a la interpelante: "Mire se?ora, hay dos tipos de pol¨ªticos. Los que se levantan por la ma?ana, leen la encuesta y toman en funci¨®n de ella sus decisiones, y aquellos que tienen una estrategia y est¨¢n dispuestos a llevarla adelante, aunque en ocasiones les suponga oponerse a las ideas mayoritarias en la opini¨®n p¨²blica a la que intentar¨¢n convencer de lo contrario. ?O cree usted que yo pregunt¨¦ a los alemanes en 1982 si quer¨ªan que instalase los misiles Cruise y Pershing?". Aquella decisi¨®n, respuesta a los SS-20 sovi¨¦ticos, fue el ¨²ltimo pulso decisivo de la guerra fr¨ªa y aceler¨® la debacle de la dictadura sovi¨¦tica. Kohl conoc¨ªa las encuestas aquel oto?o de 1982. Sin embargo, no actu¨® en funci¨®n de ellas. Hab¨ªa un objetivo de rango superior, y el tiempo le dio la raz¨®n. Actu¨® con visi¨®n de Estado.
Hemos vivido un fallido proceso de paz. Todav¨ªa es pronto para escribir la historia con objetividad. El escaso tiempo transcurrido no nos da la suficiente perspectiva. Sin embargo, estoy convencido de que dentro de un tiempo se aceptar¨¢ que uno de los factores que contribuy¨® a su fracaso fue la falta de pol¨ªtica de Estado en algunos de los actores implicados. Alguien jug¨® con las encuestas de la ma?ana, y trat¨® de debilitar la posici¨®n del Gobierno a partir de acusaciones de rendici¨®n ante ETA. Y ETA, que hab¨ªa entrado en un proceso negociador para su disoluci¨®n, subi¨® su list¨®n cambiando el marco de negociaci¨®n, consciente de que la ruptura del alto el fuego dejar¨ªa al Gobierno a los pies de los caballos. El r¨¦dito a corto plazo estuvo por encima del inter¨¦s general.
Se ha impedido al PSN la conformaci¨®n de gobierno con Nafarroa Bai e IUN. Posiblemente esta decisi¨®n tenga r¨¦dito en el corto plazo en alguna cuenta electoral. Pero alguien deber¨ªa haber pensado que la Transici¨®n qued¨® inacabada en Navarra. En el debate entre reforma y ruptura, la Comunidad Aut¨®noma de Euskadi tuvo un consenso b¨¢sico transversal que estabiliz¨® la sociedad en el marco del Estatuto de Gernika. Nacionalistas vascos y partidos de ¨¢mbito estatal encontramos un marco -no exento de tensiones y d¨¦ficits- en el que casi todos nos reconoc¨ªamos. El nacionalismo democr¨¢tico implant¨® su hegemon¨ªa en el campo del nacionalismo, minorizando y debilitando al radicalismo.
En Navarra las cosas fueron diferentes. El nacionalismo vasco, que ha oscilado entre un 20% y un 30% del voto en las elecciones al Parlamento navarro, qued¨® fuera del consenso b¨¢sico de la Comunidad Foral. No aprob¨® el Amejoramiento, y qued¨® desplazado en las diferentes combinaciones de mayor¨ªas democr¨¢ticas para los sucesivos gobiernos. El radicalismo se hizo hegem¨®nico en el campo del nacionalismo vasco. HB o EH patrimonializaron el voto de la mayor¨ªa de navarros que se quer¨ªan expresar pol¨ªticamente como vascos. La entrada de Nafarroa Bai en las instituciones navarras supon¨ªa que por primera vez la componente democr¨¢tica e institucional del nacionalismo vasco se convert¨ªa en mayoritaria y adem¨¢s se implicaba en la gobernabilidad de Navarra. El vasquismo pol¨ªtico sal¨ªa de la marginalidad, dejaba de estar liderado por el radicalismo y estabilizaba la comunidad pol¨ªtica compartiendo responsabilidad de gobierno.
Frente a este an¨¢lisis, se ha tratado de presentar como violentos a los que tienen unas convicciones democr¨¢ticas intachables. Se ha dado con la puerta en las narices a aquellos que, con gran valent¨ªa, hab¨ªan cortado amarras con el mundo radical, lanzando una se?al equ¨ªvoca a los que todav¨ªa dudan sobre dar ese paso o no. Todo por la encuesta de la ma?ana. ?Por qu¨¦ puso ETA a Navarra en el punto de mira en octubre de 2006 durante las conversaciones de Loiola? Porque tem¨ªa perder la hegemon¨ªa en el nacionalismo vasco en Navarra. ?Por qu¨¦ intentaba atentar en Navarra en los ¨²ltimos meses? Porque quer¨ªa hacer imposible el Gobierno PSN-NaBai. ?Por qu¨¦ adelantaron el comunicado de ruptura a la primera semana de junio? Para dificultar ese acuerdo. Ha faltado visi¨®n de Estado para acabar con un foco de inestabilidad permanente e integrar a un 30% de la poblaci¨®n que, liderada ahora por fuerzas democr¨¢ticas, se siente cada vez m¨¢s empujada fuera del sistema pol¨ªtico.
Pronto habr¨¢ que abordar un acuerdo pol¨ªtico para el encaje de la Comunidad Aut¨®noma de Euskadi en el Estado. Un acuerdo necesario entre diferentes, en el que las apelaciones a la sociedad no pueden ser c¨®modas disculpas para escapar del reto de estar a la altura de nuestras responsabilidades. El acuerdo corresponde a una clase pol¨ªtica que debe jugar con altura de miras. La generaci¨®n anterior fue capaz de hacerlo. Llegada la hora de revisar nuestro modelo de autogobierno, potenciando sus posibilidades y adapt¨¢ndolo a las necesidades actuales, nos toca actuar con la misma responsabilidad. Nuestros predecesores fueron capaces de ello porque su visi¨®n de futuro y su voluntad estrat¨¦gica no estaba fatalmente condicionada por una sumisi¨®n a las clientelas electorales y porque comprendieron que profundizar en el pluralismo es el mejor medio para construir espacios de convivencia. Sin someterse a la encuesta de la ma?ana.
Hay quien sostiene que nuestras sociedades no entender¨ªan determinados acuerdos. Yo estoy convencido de que lo que no entienden es que hayamos sido incapaces de ponernos lealmente de acuerdo, sin que ello suponga consensos absolutos o renuncias a otras leg¨ªtimas aspiraciones. No deber¨ªamos ir ni m¨¢s lejos ni m¨¢s cerca de donde la sociedad nos lleve. Pero esa sociedad cuya voluntad hemos de escuchar e interpretar en todo momento no se reduce a la inmediatez de los sondeos o a la agitaci¨®n superficial y medi¨¢tica de la opini¨®n p¨²blica, sino que se contiene en el despliegue de lo mejor de sus posibilidades, en sus sinceras aspiraciones y en su deseo profundo de convivencia y encuentro. Eso exige riesgos. ?se era el mensaje de Kohl, m¨¢s all¨¢ de la encuesta del desayuno.
Josu Jon Imaz es presidente del EBB de EAJ-PNV
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