"La casa parec¨ªa un caballo loco que no paraba de saltar"
Las calles de una de las ciudades m¨¢s afectadas por el terremoto se poblaron de gente en busca de sus familiares
Todos pasaron la noche en vela. Desde que a las 18.41 del mi¨¦rcoles tembl¨® la tierra de Ica, una regi¨®n habitada por m¨¢s de 300.000 personas, nadie peg¨® ojo. "Parec¨ªa un caballo loco que no paraba de saltar. La casa se estremeci¨®. Algunas cosas volaron, los vidrios estallaron y las puertas repicaban", contaba a¨²n sobrecogida ante su vivienda Emilia Verde, natural de Villa Rica, a unos 600 kil¨®metros de su actual domicilio, al que se mud¨® junto al resto de su familia hace 16 a?os.
Al alba del jueves en Per¨² (siete horas menos que en Espa?a), la poblaci¨®n sufri¨® un mazazo que se sumaba al impacto de la noche anterior. Una enorme viga se ceb¨® con la ¨²ltima planta del hotel Sol de la ciudad de Ica, cuyos turistas resultaron ilesos, pero no dudaron en abandonar el establecimiento a toda prisa. Pocos muros se manten¨ªan en pie; los carteles luminosos que hab¨ªan permanecido en el aire amenazaban con caerse en cualquier momento.
En la iglesia de San Clemente, 200 fieles que asist¨ªan a misa quedaron sepultados
Una turista espa?ola: "Estaba columpi¨¢ndome y de pronto vi el mar avanzar hacia nosotros"
Todo lo que colgaba de alg¨²n sitio constitu¨ªa un serio peligro y la gente caminaba despavorida con los ojos en el cielo. Los mototaxis, medio de transporte m¨¢s usual en el municipio de Ica, no cesaban de pitar demandando clientela ante la avalancha de gente en la calle, pero los supervivientes no ten¨ªan intenciones de ir a ninguna parte, s¨®lo pensaban en c¨®mo localizar a sus parientes vivos o muertos.
El se¨ªsmo dur¨® dos minutos y tuvo m¨²ltiples r¨¦plicas posteriormente, incluso en el momento de redactar esta cr¨®nica. El Instituto Geof¨ªsico de Per¨² inform¨® de que "parec¨ªan dos terremotos, pero en realidad era uno s¨®lo, at¨ªpico". Comenz¨® con virulencia, se atenu¨® despu¨¦s y, de inmediato, se reactiv¨® con fuerza simulando un segundo temblor.
?Qu¨¦ es un movimiento tel¨²rico? No se sabe hasta que no se vive. En nuestro caso, viaj¨¢bamos en taxi, de regreso de Huacachina (una hermosa laguna legendaria flanqueada por dunas que invitan a los turistas a deslizarse en tablas) hacia Ica capital, y un resplandor viol¨¢ceo en el cielo precedi¨® a un apag¨®n general; el taxista perdi¨® enseguida el control del coche, que avanzaba haciendo zigzag, hasta que nos apeamos entre escenas de desesperaci¨®n de ancianos que se arrodillaban en medio de la calzada y adolescentes que lloraban sin saber qu¨¦ hacer. El resto fue una larga noche fr¨ªa del invierno peruano m¨¢s oscura que de costumbre, durante la cual iba muriendo gente en viviendas de adobe y otras sufr¨ªan graves traumatismos. Uno de los fallecidos sufri¨® una parada cardiaca del susto, seg¨²n testigos.
Pisco era una ciudad portuaria de pescadores, donde se encuentra la reserva marina de Paracas. Tras este terremoto, se daba pr¨¢cticamente por desaparecida. Nadie acertaba a creer lo que hab¨ªa pasado. El 70% de las viviendas hab¨ªan sido derribadas por el mismo barreno descomunal. Ayer, en la plaza de Armas, se proced¨ªa a identificar a los cad¨¢veres. La gente se qued¨® sin casa y en muchos casos sin familiares. Una treintena del total de muertos se registr¨® en esta ciudad que da nombre a un famoso aguardiente de uva oriundo de Per¨², que hist¨®ricamente era exportado a Espa?a desde este puerto.
Atrapados entre escombros permanec¨ªan cuerpos "que no son de personas con vida, sino, seguramente, ya de cad¨¢veres", indicaba entrecortado Fernando Barrios, uno de los responsables del hospital colapsado.
El puente que un¨ªa esta localidad con Ica se vino abajo y ambas ciudades quedaron incomunicadas. Una de las secuencias m¨¢s dram¨¢ticas se produjo en la iglesia de San Clemente (Pisco), donde unos 200 feligreses que asist¨ªan a misa cuando el templo se derrumb¨® y quedaron sepultados.
En el hospital regional de Ica, una joven de 22 a?os, Sar¨®n, se dol¨ªa de una pierna enyesada: "Se me vino la pared encima". Vive en lo que en Per¨² se denomina pueblo joven (viviendas humildes autoconstruidas con adobe, una mezcla funcional de barro y quincha, paja seca).
Tendido en el suelo, Luis Carrizales, de 44 a?os, padre de tres hijos y vecino de Se?or de Luren, aguardaba a ser asistido de fractura de cadera. Dolorosamente, dijo: "Se me cay¨® el techo a plomo", y cerr¨® los ojos.
"A m¨ª se me murieron la abuela de 85 a?os y mi t¨ªo de 70, debajo de una pared", lamentaba un desconsolado V¨ªctor Palomino en Tallamana, en el sur de Ica.
Se dio el caso de turistas alojados en el hotel Paracas que sufrieron, en la madrugada, un maretazo (golpe de mar) que avanz¨® 200 metros en la orilla e inund¨® el hotel. Entre los turistas, que no tardaron en salir huyendo, se encontraban diez espa?oles. "Yo estaba columpi¨¢ndome y de pronto vi que el mar ven¨ªa hacia nosotros", se?al¨® la sevillana Elvira Gonz¨¢lez. El catal¨¢n Garret Conwy a?adi¨®: "Corrimos por la arena, nos ca¨ªamos, sent¨ªamos las r¨¦plicas, y seguimos huyendo hasta hacer fuego lejos de la orilla con maderas de los lugare?os, porque hac¨ªa fr¨ªo".
Las calles se poblaron todo el d¨ªa de ayer de gente que no sab¨ªa qu¨¦ hacer ni ad¨®nde ir. Sin casa, muchos sin familia y la mayor¨ªa sin fuerzas.
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