Buler¨ªas de la poes¨ªa de Bergam¨ªn
Carmen Cort¨¦s se basa en textos del poeta para el espect¨¢culo 'Demonios o buscando el duende'
Juan Tom¨¢s, un renacuajo de siete a?os que no levanta tres palmos del suelo, fue anoche la estrella invitada del espect¨¢culo que la core¨®grafa y bailaora Carmen Cort¨¦s present¨® en los jardines de Sabatini. Apenas intervino en la recta final, arrebatado un rato con el caj¨®n, y despidiendo la noche con unos bailes por buler¨ªas, se convirti¨® en uno de los triunfadores. Carmen Cort¨¦s ofreci¨® al peque?o Juan como regalo para Madrid y todos los madrile?os.
Desde los 16 a?os, en los primeros a?os setenta, la bailaora vive en Madrid, ciudad donde dijo, agarrando a Jos¨¦ Tom¨¢s de la mano, "he triunfado y me he hecho artista". "Este es mi regalo, qu¨¦dense con su nombre porque va a ser grande". Juan Tom¨¢s de Trebujena, un pueblecito gaditano de alcald¨ªa comunista, donde Carmen Cort¨¦s y su marido, el guitarrista Gerardo N¨²?ez, dirigen desde hace dos veranos El Flamenco Invita a las M¨²sicas del Mundo, un festival de vocaci¨®n mundana.
Aunque hace gracia para la edad que tiene, Juan Tom¨¢s no es gracioso. Se para y se arrebata con la debida mesura. Con maestr¨ªa. Algo de lo que muchos artistas mayores carecen. Que quiz¨¢ eso es lo que ha visto en ¨¦l Carmen Cort¨¦s, una artista que siempre ha combinado un respeto profundo por el baile, con la vanguardia e innovaci¨®n. As¨ª son sus espect¨¢culos, y as¨ª transcurri¨® el de anoche, junto al Palacio de Oriente, esta vez basado en la obra Jos¨¦ Bergam¨ªn, cuya muerte, en 1983 y posterior entierro se convirti¨® en un alto de exaltaci¨®n patr¨ªotica vasca.
La bailaora vio en la obra de Bergam¨ªn la tensi¨®n precisa para explorar la parte del ser humano m¨¢s desprovista de superficialidad. Es decir, su desnudez.
Demonios o buscando el duende, como titula Cort¨¦s el espect¨¢culo se expresa desde la sencillez. Sobriedad en la puesta en escena, en los elegantes y preciosos trajes de las bailaoras y en el rictus de Carmen. Adem¨¢s de con los pies, las manos y el cuerpo, la artista baila tambi¨¦n con la mirada, y el intervalo y pausa de su respiraci¨®n se convierten en elementos expresivos para acentuar la carga dram¨¢tica.
Y dentro de esa sobriedad, el espect¨¢culo tambi¨¦n es c¨¢lido, lo que contrasta con la temperatura reinante. Las noches en los jardines de Sabatini se est¨¢n dando frescas este verano, algo que sorprende poco entre el p¨²blico, que ya viene de casa pertrechado con una rebequita para echarse a los hombros cuando el relente y el viento hacen acto de presencia. Hay de todo, adem¨¢s, entre ese patio de butacas. J¨®venes con pelos rastas y matrimonios maduros. Alg¨²n turista de aspecto asi¨¢tico y grupetes de amigos treinta?eros.
La variedad, sin embargo, no importa para que todos observen con mucha atenci¨®n, casi absortos, las coreograf¨ªas y bailes dise?ados por Carmen Cort¨¦s. Hay poes¨ªa en una de las j¨®venes bailaoras cuando se queda sola en medio del escenario y hace un baile con una silla, con un piano sonando solo de fondo. Sensualidad contenida, entre la pausa de la bailarina y todo el Palacio Real iluminado de fondo. Hay misterio en las buler¨ªas que se marcha luego la propia Carmen Cort¨¦s. Y originalidad en unos nuevos movimientos de sus pies.
Dec¨ªa antes de los ensayos y prueba de sonido, que Bergam¨ªn le hab¨ªa ense?ado a explorar la nada. Y ella parece sola en el mundo cuando se queda como extasiada y temblorosa con sus taconeos. El final, antes de que Juan Tom¨¢s se llevara el gato al agua, tuvo t¨ªpico aspecto de fiesta flamenca. Improvisaciones y cantes, mientras que las bailaoras se arrancaban a su voluntad. Entre medias, Jes¨²s M¨¦ndez, sobrino de La Paquera de Jerez; Jony Fern¨¢ndez y Mar¨ªa echaron unos cantes sin micr¨®fono.
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