El pa¨ªs de las 100.000 fiestas
Aunque crean lo contrario, no he intentado pensar en un reclamo publicitario para promocionar a Galicia. Soy consciente que en otros lugares se utiliza algo parecido, y as¨ª se definen pa¨ªses como los de los 100.000 lagos, r¨ªos, fuentes o castillos. Lo cierto es que si analizamos estos meses que van desde junio a septiembre contemplamos que, m¨¢s o menos, estamos siendo convidados a m¨¢s de 100.000 conmemoraciones. Toca aproximadamente a tres jolgorios gastron¨®micos por entidad de poblaci¨®n y podemos escoger entre una amplia variedad de productos sin tener que repetir. Las fiestas no distinguen ideolog¨ªas; est¨¢n organizadas por gobiernos o asociaciones de derechas y de izquierdas, nacionalistas y centralistas. No tienen color pol¨ªtico ni una adscripci¨®n estricta vinculada con la base econ¨®mica local o adyacente: hay fiestas del marisco en el interior del pa¨ªs y de exaltaci¨®n del potro en municipios costeros; de vino en el norte y de carne de vacuno en el sur. Y finalmente, las fiestas no tienen porque exaltar a un patr¨®n o a una virgen; basta simplemente tener ganas e inter¨¦s en convocar a la sociedad, para que el acontecimiento se consolide y renueve su fervor cada a?o dada la hospitalidad generada.
Esto nos muestra que A Nosa Terra no se divide en ¨¢reas metropolitanas tan claras y definidas, como afirma la Xunta, sino que estamos en una sociedad m¨¢s compleja, que a simple vista parece muy uniforme en lo que ata?e a los aspectos geogr¨¢ficos-gastron¨®micos. Pero si escudri?amos en su an¨¢lisis, observamos que es muy diversa y poli¨¦drica, con muchos matices. Lo interesante de este mosaico reivindicativo de fiestas gastron¨®micas no es ¨²nicamente su variedad, sino la actitud de entrega a dichas invitaciones colectivas por parte de la sociedad en su conjunto, as¨ª como la ansiedad que mostramos para abordar, con la mayor prontitud posible, una nueva oportunidad de aquella convocatoria que siempre nos atrajo y en la que es m¨¢ximo nuestro disfrute.
Dando un paso m¨¢s, podemos decir que cuando analizamos esas 100.000 fiestas gastron¨®micas a lo largo del pa¨ªs tambi¨¦n estamos enfatizando la existencia de una demanda elevada de un producto y la de un consumidor exigente, que recurre a?o tras a?o a un compromiso de fidelizaci¨®n con su bien favorito. En la medida que Galicia es uno de esos pa¨ªses que posee una base productiva muy potente de productos alimentarios llaman la atenci¨®n dos cuestiones relevantes. La primera es que, a pesar de la variedad de productos, todav¨ªa no poseemos las organizaciones de productores que regulen de manera homog¨¦nea la calidad total de los productos ofertados en el mercado. Es decir, contando con numerosas Denominaciones de Origen protegidas (DO), no lo son en t¨¦rminos suficientes para hacerlas valer en las fiestas gastron¨®micas, en donde predomina una oferta muy dispersa y sin reclamo publicitario a favor de la defensa de nuestro producto protegido. Por tanto, esta lucha es desigual, y nos estamos olvidando de los esfuerzos en pos de la calidad y de las normas estandarizadas para su promoci¨®n internacional. Y en segundo lugar, se aprecia una clara distinci¨®n entre los productos normalizados y las preferencias de los consumidores. Por ejemplo, son mayores las preferencias por productos normalizados que la propia representaci¨®n que poseen las DO. El caso de la ternera gallega es un buen ejemplo de ello; la ternera gallega (DO) agrupa en torno al 35% de la producci¨®n total de Galicia y los consumidores en un 85% de los casos demandan dicho producto. Vemos, pues, que el diferencial a favor de la consolidaci¨®n de una DO es muy potente. Otro ejemplo ser¨ªa el del mejill¨®n. Ver¨¢n ustedes que siendo el pa¨ªs de las 100.000 fiestas, tambi¨¦n podr¨ªamos ser el pa¨ªs de las 100 denominaciones de origen normalizadas para poder impulsar internacionalmente nuestros productos y para que el consumidor afiance su consumo y se refuerce la fidelizaci¨®n, incluso en las fiestas gastron¨®micas.
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