Agitado, revuelto y a la carta
La cocteler¨ªa, como la cocina, tambi¨¦n ha evolucionado hacia mezclas experimentales
James Bond lo ten¨ªa f¨¢cil. Para el h¨¦roe de Ian Fleming el c¨®ctel es una religi¨®n y su dios, el dry martini. S¨®lo impone un dogma: "Agitado, no revuelto". Para los consumidores de a pie, en cambio, la elecci¨®n de una mezcla supone largos minutos de reflexi¨®n delante de una carta interminable. De acuerdo, miles de seguidores de la serie Sexo en Nueva York acaban pidiendo un cosmopolitan como Sarah Jessica Parker, y los m¨¢s sibaritas prueban un fruit cordial, el favorito de Dean Martin, para comprobar al final que es s¨®lo una versi¨®n estadounidense de la sangr¨ªa. Pero la cuesti¨®n es que el c¨®ctel vuelve a estar de moda.
En Madrid, en el Museo Chicote, en la Cocteler¨ªa Del Diego o en el Coq. Y en Barcelona, donde, por ejemplo, el empresario Javier de las Muelas, propietario de la m¨ªtica cocteler¨ªa Gimlet, de 52 a?os y una vida dedicada a la hosteler¨ªa, ha vuelto a la carga con nuevas ideas de mezclas. "La arquitectura, el dise?o, el cine, el teatro, el deporte y sobre todo la gastronom¨ªa viven un momento de efervescencia como nunca antes se hab¨ªa conocido", reflexiona antes de preguntarse: "?Y los c¨®cteles?". De las Muelas contesta a su pregunta con algunas variaciones sobre el cl¨¢sico gin tonic. Como una especie de Ferran Adri¨¤ de los brebajes, hace un tiempo empez¨® a experimentar con texturas, olores, colores, grados de condensaci¨®n... As¨ª nacieron el dizzy jazz mint, con sabor a menta, el is it coffee or is it love? o un tonic souffl¨¦ semicomestible. Adem¨¢s de estas creaciones, en el bar que, homenajeando su bebida fetiche, bautiz¨® Dry Martini, situado en el coraz¨®n del Eixample barcelon¨¦s, propone una l¨ªnea de frapp¨¦s martinis. Unos inventos que ya conocen muchos clientes del local, pese a que la mayor¨ªa de los clientes prefiera casi siempre las mismas mezclas. ?Cuesti¨®n de fidelidad o pereza a la hora de elegir? Enrique, aficionado a los combinados con base de ron, tiene su filosof¨ªa: "Cuando elijo un c¨®ctel, prefiero no equivocarme", explica. ?l, como muchos otros madrile?os, acude a menudo al Museo Chicote. La carta de este hist¨®rico local de la Gran V¨ªa incluye desde cl¨¢sicos como el mojito hasta mezclas m¨¢s ins¨®litas, como la ginebra y el verm¨², mientras que en las cercanas Cocteler¨ªa Del Diego y el Coq los incondicionales de las mezclas pueden escuchar los consejos de unos camareros con d¨¦cadas de experiencia. Conviene probar y dejarse llevar por sus l¨ªquidas fantas¨ªas.
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