Bush pierde el control
Finalmente, Gonzales ha salido corriendo. A pesar de los esc¨¢ndalos, la orientaci¨®n de Gonzales y del presidente Bush parec¨ªa inconmovible: el fiscal general se quedar¨ªa los 18 meses pendientes. "Puedo marcharme o puedo dedicar mi tiempo, esfuerzo y energ¨ªa a arreglar los problemas. Nunca he sido de los que se largan y he decidido que el mejor curso de acci¨®n es el quedarme aqu¨ª y arreglar los problemas. Esto es exactamente lo que estoy haciendo", dijo el 24 de julio.
La renuncia m¨¢s cantada, por tanto, termin¨® por convertirse en la m¨¢s inesperada. Pero la huida repentina de Gonzales da una de las claves de lo que pasa: Bush ha perdido el control de su propia Administraci¨®n. La renuncia es el resultado de que ya no puede seguir ejerciendo el cargo, habida cuenta de que su nombre ha sido arrastrado por el fango debido a presuntos motivos pol¨ªticos. Gonzales, pues, ha sido expulsado de Washington, como ya ha ocurrido con Karl Rove.
"Gonzales lleg¨® a la Casa Blanca vanaglori¨¢ndose de que el derecho internacional no ten¨ªa ninguna importancia. Y acept¨® aquellas opiniones legales en las que algunos abogados le dijeron que el presidente pod¨ªa hacer lo que quisiera en la llamada guerra contra el terror, que todo ser¨ªa legal", explic¨® ayer a este peri¨®dico Scott Horton, abogado de Nueva York, presidente de la Comisi¨®n de Derecho Internacional de la Asociaci¨®n Americana de Abogados.
Uno de esos juristas fue John Yoo, mano derecha de Gonzales entre 2001 y 2003. En su libro La guerra por otros medios, Yoo explica que Gonzales creci¨® en un hogar humilde en Tejas y que se enrol¨® en la Fuerza A¨¦rea, desde donde recal¨® en la Universidad de Harvard. Conoci¨® a Bush y se convirti¨® en su asesor legal en Tejas y m¨¢s tarde secretario de Estado y miembro de la Corte Suprema de Tejas. Bush le llev¨® a la Casa Blanca y en 2005 fue nombrado fiscal general.
Yoo, que es el autor de los borradores que nutrieron la concepci¨®n moderna de la tortura, recuerda que "el modus operandi usual de Gonzales era hablar lo menos posible, promover el debate y los puntos de vista contrapuestos, manteniendo sus ideas para s¨ª mismo. Odiaba el conflicto y quer¨ªa que cada reuni¨®n terminara con consenso".
El 25 de enero de 2002, Gonzales escribi¨® a Bush que Al Qaeda supon¨ªa un "nuevo paradigma [que] convierte en obsoletas las estrictas limitaciones de la Convenci¨®n de Ginebra sobre interrogatorio de detenidos y hace parecer pintorescas algunas de sus provisiones...". Despu¨¦s vino lo dem¨¢s: Guant¨¢namo, los vuelos secretos de la CIA, Abu Ghraib, las escuchas telef¨®nicas, la depuraci¨®n de fiscales rebeldes para poder controlar los procesos electorales... Bush aprendi¨® lo esencial de Gonzales. El 11 de diciembre de 2003 respondi¨® a un periodista: "?La ley internacional? Mejor llamo a mi abogado... No s¨¦ de lo que me est¨¢ hablando sobre el derecho internacional".
El abogado, es f¨¢cil intuir, se llamaba Alberto Gonzales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.