Corporeidad kafkiana
En su ¨²ltimo libro, Hablemos de langostas, el escritor estadounidense David Foster Wallace escrib¨ªa palabras sabias sobre Franz Kafka. Sobre su humor dice que es religioso pero a la manera de Kierkegaard y Rilke, un humor que a su lado, el de Flannery O'Connor resulta "f¨¢cil", remataba. Me alegra que un autor de ficci¨®n y ensayista americano hable con tanta envidiable precisi¨®n del escritor checo. No tengo muy buenos recuerdos de la vez que el gran cr¨ªtico Edmundo Wilson demostr¨® no entender nada de la obra de Kafka. Incluso le molestaba que en los a?os cuarenta fuera el autor de La metamorfosis, tan traducido y comentado en Estados Unidos. Pero si cito a Foster Wallace es porque me gusta una observaci¨®n que hace de los relatos de Kafka. Dice el autor de Extinci¨®n que los cuentos de Kafka son como esa puerta que ejerce sobre nosotros una incontrolable atracci¨®n. Sin saber por qu¨¦, intentamos atravesarla. Si se hace necesario, a patadas incluso. Y cuando esa magn¨¦tica puerta se abre, descubrimos que lo hace hacia fuera. Porque ya est¨¢bamos "dentro" de eso que intent¨¢bamos ocupar. La literatura de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) tiene esa corporeidad inaprensible de las atm¨®sferas kafkianas. La puerta que dibuja el enunciado de Foster Wallace es la misma frontera que encontrar¨¢ el lector en los relatos que conforman Exploradores del abismo, el nuevo libro del escritor catal¨¢n. No intenten derribar ninguna puerta porque ella siempre se abre hacia fuera.
EXPLORADORES DEL ABISMO
Enrique Vila-Matas
Anagrama. Barcelona, 2007
287 p¨¢ginas. 17,10 euros
Los lectores de Vila-Matas (nunca mejor dicho, trat¨¢ndose de unos entes que el mismo autor ha ido creando a lo largo de su trayectoria) forman parte de su mundo. Apreciar su literatura no quiere decir otra cosa que entender su mecanismo de representaci¨®n. O su m¨¦todo, que no es otro que el de las conexiones literarias que el mismo autor fue dise?ando a trav¨¦s de los a?os. Sus referentes, Melville, Raymond Roussel, Kafka, Robert Walser o Samuel Beckett, por citar solamente algunos, ayudan al escritor a neutralizar o, cuando menos, soportar la realidad. Ese despecho por la vida que sentimos en toda la literatura de Vila-Matas corre parejo a una contradictoria fascinaci¨®n por lo mismo que rechaza. Los artistas del hambre de Kafka son seres de carne y hueso. Penaban seguramente por las calles de Praga. Pero Kafka los imbu¨ªa de una aureola sobrenatural que parec¨ªa salvarlos de la insustancialidad o vac¨ªo que los aquejaba. As¨ª act¨²an las criaturas de Vila-Matas. Como C¨¦line (otro autor tan caro al autor), parecen que odian la realidad. Pero se mueven en ella con esa soberbia que da tener la f¨®rmula para conjurarla. Exploradores del abismo es un libro de cuentos. En principio es eso. Pero las formas literarias en el escritor barcelon¨¦s son ambiguas. Luminosamente confusas y equ¨ªvocas. Normal en alguien que lidia con el vac¨ªo. O con los abismos. Desde el punto de vista de la ortodoxia cr¨ªtica (suponiendo que esto exista), uno est¨¢ obligado a comentarlo como un libro formado por relatos distintos. Desde el punto de vista de la b¨²squeda de sentido que siempre lleva impregnada su literatura, uno est¨¢ obligado a hablar de discurso. Entonces tenemos que hablar de libro a secas. O literatura. "Combato la realidad con la ficci¨®n", dijo en alg¨²n sitio el autor de La literatura port¨¢til. En esa frase hay un problema planteado. Podr¨ªa tambi¨¦n traducirse como la ecuaci¨®n cervantina literatura-vida. Para Ricardo Piglia este debate es muy productivo para la ficci¨®n. Para Vila-Matas es el ¨²nico debate. Lea 'Porque ella me lo pidi¨®', una de las piezas esenciales de este libro, y tendr¨¢ el lector una variaci¨®n del tema vilamateano por excelencia. Pero adem¨¢s tendr¨¢ tambi¨¦n el dibujo de lo que es regresar de la verdadera vida que es la ficci¨®n e introducirse en ese abismo que puede llegar a ser la realidad. Ah¨ª tenemos sino 'As¨ª son los autistas', un relato donde se nos presenta a un individuo que siente una incontrolable fascinaci¨®n por las plateas vac¨ªas.
En otro relato, 'La materia os
cura', el abismo es la salvaci¨®n. Aqu¨ª reina un personaje que vigila como Dios. Con el mismo af¨¢n especulativo y el mismo clima extraterritorial, se marca dos cuentos ejemplares: uno de ciencia-ficci¨®n y el otro al que podr¨ªamos llamar un relato ruso. Dec¨ªa Walter Benjamin que la pureza y la belleza de Kafka estaban en su condici¨®n de fracasado. No faltan en este libro de belleza extra?a. Tampoco las frases epif¨¢nicas con que sus personajes son obsequiados inesperadamente en medio de la m¨¢s absoluta rutina vital ("las obras de arte, escasas, dan contenido intelectual al vac¨ªo"). Exploradores del abismo abunda en la escritura despiadada y fr¨ªa que encuentra Piglia en Kafka. Yo complementar¨ªa el diagn¨®stico con una frase del cr¨ªtico mexicano ?lvaro Enrigue: una escritura hostil, mezquina con la exuberancia. Estos solitarios exploradores de Vila-Matas viven en el umbral y quieren abrir una puerta que no siempre saben si se abre hacia dentro o hacia fuera.
No hay vida sin narraci¨®n
EN 'LA GOTA GORDA', uno de los relatos del nuevo libro de Enrique Vila-Matas, la voz que narra dice: "Hace un a?o, volv¨ª a escribir cuentos, pero sin darme cuenta de que en realidad segu¨ªa con los h¨¢bitos del novelista". Desde Suicidios ejemplares (1991) hasta Hijos sin hijos (1993) y su antolog¨ªa personal titulada Recuerdos inventados (1994), el eje vertebrador de esos libros de cuentos era la fabulaci¨®n. La fruct¨ªfera confusi¨®n entre novela y cuento, esa rebeld¨ªa contra los g¨¦neros establecidos que practica Vila-Matas y que llega incluso a contaminar a la reflexi¨®n ensay¨ªstica, es observada con rigurosa puntualidad en Exploradores del abismo. Hojeemos sino la primera pieza de aquel Recuerdos inventados. La convicci¨®n de que no hay vida sin narraci¨®n, sin narraci¨®n no hay sentido. De ah¨ª la naturaleza fragmentaria de los cuentos de este libro. Hay zonas de la vida hasta donde la ficci¨®n no llega. Esos vac¨ªos, esos abismos, conforman una estructura huidiza. De aqu¨ª tambi¨¦n la naturaleza fragmentaria de este libro. De aqu¨ª tambi¨¦n su condici¨®n angustiada y desesperada. En una entrevista, Vila-Matas explicaba que algunas historias nac¨ªan de una l¨®gica surrealista, como si funcionaran bajo los auspicios de su admirado Raymond Roussel. All¨ª tambi¨¦n acotaba que una frase de Kafka era imprescindible. Pues bien, al final del primer p¨¢rrafo de Exploradores del abismo hay una: "Fuera de aqu¨ª, tal es mi meta". Y acaba el libro con una cita de Peter Handke. Son palabras que hablan de un bol¨ªgrafo que apunta maquinalmente a las cosas. La radical autoconciencia del autor austriaco (o de Vila-Matas, que tambi¨¦n) corrige la direcci¨®n hacia el ¨²nico lado posible de la vida verdadera. O de la literatura ¨²nica con may¨²scula.
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