"Si lo llego a saber seguir¨ªa de alquiler"
El aumento del Eur¨ªbor perjudica por partida doble a los obligados a vender su piso por no poder afrontar las cuotas
El ¨²ltimo paso, cuando la hipoteca ahoga hasta l¨ªmites insoportables, es deshacerse del piso que tantos quebraderos de cabeza ha dado. Es lo que intentan hacer desde hace meses Antonio Flores y su mujer Lilian Almeida. Sin ¨¦xito. Porque la subida del Eur¨ªbor no s¨®lo afecta a los que ya est¨¢n endeudados, sino que retrae a futuros compradores que no quieren verse haciendo frente a cuotas imposibles de pagar. As¨ª, a algunos como a Antonio y Lilian, el fin del boom inmobiliario les golpea por todas partes.
Hace dos a?os y medio que este matrimonio de ecuatorianos se compr¨® un piso de tres habitaciones en Colmenar Viejo (Madrid) por 160.000 euros. Antes de adquirirlo, viv¨ªan de alquiler en ese mismo apartamento. Pero al convertirse en propietarios cambiaron un alquiler sorprendentemente barato, de 280 euros, por una letra de 630 euros.
Pas¨® de pagar 280 euros por un arrendamiento barato a una letra de 630, que son ya 990
Pero esa letra, con las sucesivas subidas del Eur¨ªbor, ha llegado hasta los 990 euros al mes. Demasiado para Antonio, que cobra poco m¨¢s de 1.100 euros.
"Cuando el due?o del piso nos dijo que ten¨ªamos que dejarlo porque quer¨ªa venderlo, busqu¨¦ otros alquileres, pero todos rondaban los 550 euros. Cuando la firmamos, la hipoteca era s¨®lo un poco m¨¢s cara. Pensamos que por ese poco nos compensaba ser los due?os. No me pod¨ªa imaginar que todo iba a subir tanto", cuenta Antonio en una pausa de su trabajo en la construcci¨®n. "Si lo llego a saber, seguir¨ªa de alquiler sin dudarlo", a?ade.
Al ver que la situaci¨®n era imposible, decidieron hacer una reforma para vender el piso en mejores condiciones. Las obras a?aden m¨¢s gastos y otra letra de 500 euros a pagar en los pr¨®ximos 10 a?os. Resultado: Lilian, que padece lumbago, tiene que empezar a trabajar limpiando casas; el piso de Colmenar, por el que al principio ped¨ªan 270.000 euros, no consiguen colocarlo ni por 190.000, que es lo que les cost¨® con la reforma... Y una sensaci¨®n de indefensi¨®n total.
El encarecimiento de las hipotecas es uno de los factores que explican el fin de la era dorada del ladrillo vivida en Espa?a durante los ¨²ltimos a?os, que se ciment¨® en unos tipos de inter¨¦s en m¨ªnimos hist¨®ricos. Eso hizo que para muchos pagar una hipoteca fuese s¨®lo un poco m¨¢s caro que un alquiler, sobre todo en las zonas con arrendamientos m¨¢s caros. Muchos se decidieron a intentar soportar ese esfuerzo econ¨®mico, que ahora se est¨¢ convirtiendo en una tortura para familias como la de Lilian y Antonio.
La desaceleraci¨®n de los precios se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s evidente. El informe que el portal inmobiliario facilisimo.com realiza sobre m¨¢s de 100.000 viviendas ha registrado durante el verano un descenso del 0,44% en el precio de la vivienda usada. M¨ªnimo, pero descenso al fin y al cabo.
Es este contexto el que ha cogido con el pie cambiado a los que ahora intentan deshacerse de una hipoteca por las nubes. Un contexto en el que, seg¨²n una agencia inmobiliaria, ahora se tarda cuatro meses en vender una casa, frente a los menos de tres que se necesitaban en 2005.
Un contexto en el que, seg¨²n dijo la ministra Carme Chac¨®n esta semana, los datos todav¨ªa no oficiales muestran que los precios de la vivienda se han relajado este trimestre, con una subida en torno al 4% o 5%.
Antonio lo confirma: "La gente viene a ver el piso, dice que les gusta mucho, pero que no saben si podr¨¢n pagarlo; muchos dicen que necesitar¨ªan un pr¨¦stamo a 25 a?os, pero que ya son mayores para que el banco se lo d¨¦".
Y es este contexto en el que est¨¢n inmersos Antonio y Lilian, que acaban de tener un hijo. A pesar de que ya son tres en la familia, est¨¢n pensando en alquilar el piso que tanto les cuesta pagar e irse a una habitaci¨®n. "Mi mujer no quiere porque dice que es justo ahora, cuando nuestro hijo va cumplir siete meses, cuando ya necesita un espacio propio. Pero la verdad es que yo no veo otra soluci¨®n".
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