El contable del Rey

?scar Moreno Gil, abogado, catedr¨¢tico y ex funcionario jubilado de Hacienda, se estren¨® ayer en su cargo de interventor del Rey. Depender¨¢ de Alberto Aza, jefe de la Casa Real, pero no tendr¨¢ que dar cuenta ni al Parlamento ni a Hacienda de c¨®mo se gasta el dinero que los Presupuestos Generales del Estado destina a La Zarzuela. Para este a?o asciende a 8,29 millones de euros, bastante menos que el de las principales monarqu¨ªas europeas.

No podr¨ªa ser de otra manera porque as¨ª lo establece el art¨ªculo 65 de la Constituci¨®n: el Rey no tiene que explicar al Parlamento sobre el desglose del dinero asignado. Por tanto est¨¢ claro, y as¨ª se han apresurado a precisar fuentes oficiales, Moreno Gil no actuar¨¢ ni como interventor p¨²blico ni tampoco tendr¨¢ que rendir cuentas a las Cortes. ?Por qu¨¦ entonces su designaci¨®n? Para guiar al Rey en todo lo que concierne a la gesti¨®n econ¨®mica, financiera, presupuestaria y contable del dinero de La Zarzuela, incluidos los sueldos de sus empleados.

Aun siendo positivo que el monarca quiera que un experto supervise los n¨²meros de su casa, no ser¨ªa un desprop¨®sito que la primera familia del pa¨ªs comenzara a imitar a otras monarqu¨ªas, que est¨¢n sujetas al control parlamentario. La reina Isabel II, cuyo presupuesto sextuplica al de su primo Juan Carlos I, debe dar cuenta a la C¨¢mara de los Comunes de sus gastos y, adem¨¢s, desde 1993 paga impuestos sobre los ingresos de su patrimonio privado. La familia real sueca tiene las mismas obligaciones impositivas que cualquier otro ciudadano y sus gastos son fiscalizados por el Parlamento. ?Por qu¨¦ no seguir ese ejemplo aqu¨ª? Seguro que ese gesto ser¨ªa bien recibido por la opini¨®n p¨²blica y la instituci¨®n mon¨¢rquica saldr¨ªa fortalecida.