Vuelve el gran Villa
Un golazo del Guaje resucita al cuadro de Quique en Alemania ante un notable Schalke
Los grandes jugadores necesitan de las grandes citas para reverdecer. No les sirven los partidos de medio pelo. As¨ª que lleg¨® la Champions para el Valencia en el fastuoso estadio del Schalke y regres¨® Villa. No el Villa melanc¨®lico de este arranque de campeonato, sino el delantero chisposo y letal de los dos ¨²ltimos a?os. El punta que crea una ocasi¨®n de la nada. El atacante que encuentra resquicios en las paredes defensivas. Claro que no regres¨® solo. Volvieron muchos de sus compa?eros, desaparecidos hasta ayer. Miguel, por ejemplo.
SCHALKE 0 - VALENCIA 1
Schalke: Neuer; Rafinha (Grossmuller, m. 73), Westermann, Bord¨®n, Pander; Jones; Ernst, Rakitic, Altintop (Lovenkrands, m. 73); Asamoah (?zil, m. 60) y Kuranyi. No utilizados: Tapalovic; Rodr¨ªguez, Azaouagh y Bajramovic.
Valencia: Ca?izares; Miguel, Albiol, Helguera, Moretti; Angulo (Joaqu¨ªn, m. 74), Albelda, Marchena, Silva; Morientes (Arizmendi, m. 79) y Villa (Sunny, m. 89) . No utilizados: Hildebrand; Alexis, Baraja y Manuel Fernandes.
Gol: 0-1. M. 62. Bal¨®n largo de Miguel a Villa, que anota tras una mala salida de Neuer.
?rbitro: Jan W. Wegereff (Holanda). Amonest¨® a Albelda, Marchena, Bord¨®n, Grossmuller y Moretti.
50.000 espectadores en el Arena AufSchalke.
El triunfo en Alemania es un b¨¢lsamo para un equipo atormentado desde la pretemporada
Miguel fue decisivo: toc¨® la campana para salir de la cueva en la que estaba metido el Valencia
El lateral portugu¨¦s fue decisivo tanto en la primera como en la segunda parte. En ambos casos toc¨® la campana para salir de la cueva en la que el Schalke hab¨ªa conseguido meter al Valencia. A partir de ah¨ª, el cuadro de Quique se convenci¨® de que pod¨ªa hacerle da?o a un m¨¢s que notable Schalke. De frenar al conjunto alem¨¢n se encarg¨® una pareja de mediocentros dispuestos a barrerlo todo -Albelda y Marchena- y una pareja de centrales m¨¢s ajustada cada d¨ªa -Albiol y Helguera-. El triunfo en Alemania supone un b¨¢lsamo para un equipo atormentado desde la pretemporada, atribulado por la enorme presi¨®n que se somete a s¨ª mismo. Y por la tendencia autodestructiva del club que lo amamanta.
Antes del encuentro, el lateral Miguel era un hombre absolutamente relajado. No necesitaba, como Gattuso, visitar el ba?o a cada momento. El defensa luso les contaba a sus compa?eros c¨®mo fue muy feliz en este estadio hace dos veranos. Fue el d¨ªa en que Portugal elimin¨® a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de Alemania. Para celebrarlo, explic¨® Miguel, se zamp¨® tras el encuentro una buena salchicha.
En los momentos previos, Miguel encontr¨® as¨ª la manera de resquebrajar los nervios acumulados por el Valencia en los ¨²ltimos d¨ªas. Y despu¨¦s, sobre el campo, hizo exactamente lo mismo. Su esp¨ªritu lib¨¦rrimo, sus ansias incontrolables por atacar, anim¨® a seguirle a sus compa?eros. Silva, el primero. El media punta canario entendi¨® que no bastaba solo con chocar, presionar y defender. Hab¨ªa que inventar algo. Contra el miedo que afirmaba la alineaci¨®n -Marchena y Angulo en lugar de Baraja y Joaqu¨ªn-, los jugadores fueron soltando lastre a medida que pasaba la primera parte. Gracias en gran parte tambi¨¦n a Morientes, que jug¨® con una naturalidad extraordinaria. Todo lo que hizo tuvo sentido. Y eso que actu¨® muy alejado del ¨¢rea, como en sus tiempos en el M¨®naco que roz¨® la Champions. Demostr¨®, una vez m¨¢s, que es mucho m¨¢s que un goleador.
El partido result¨® de alto calibre. Muy bien jugado por el Schalke, que sale siempre de atr¨¢s con el bal¨®n controlado. Se encarg¨® de ello un central brasile?o de porte regio: Bord¨®n. Lo prolong¨® un interesante Rakitic, ayer menos brillante que ante el Bayern el pasado s¨¢bado, y lo remataron dos l¨¢tigos por los extremos (Altintop y Asamoah) y un ariete a la antigua usanza (Kuranyi). Ca?izares midi¨® mal su salida de pu?os en dos ocasiones en el arranque de la segunda parte y s¨®lo la fortuna impidi¨® que el conjunto alem¨¢n se adelantara.
Tras un posible penalti de Asamoah a Silva -lo empuj¨® dentro del ¨¢rea-, el Valencia cedi¨® al poderoso empuje del Schalke. Volvi¨® a meterse en su ¨¢rea a pesar de que Quique insist¨ªa en que avanzaran las l¨ªneas. Lo hizo de nuevo, como en la primera parte, Miguel. Esta vez no quiso correr con el bal¨®n pegado al bot¨ªn derecho, como le gusta. Esta vez alz¨® la vista y ote¨® el horizonte.
A 30 metros hab¨ªa un valencianista, Villa, rodeado de camisetas azules. Claro que, trat¨¢ndose de Villa, todo es posible. As¨ª que Miguel prob¨® suerte, envi¨® un pase en profundidad de casi 30 metros y se dedic¨® a contemplar el milagro. Es decir, c¨®mo Villa rasp¨® lo suficiente el bal¨®n para frenarlo, c¨®mo le gan¨® en la carrera al portero Neuer, que midi¨® mal, y c¨®mo, con poco ¨¢ngulo, toc¨® con la bota izquierda a gol. Un golazo por lo que supon¨ªa. M¨¢xima dificultad por la soledad en la que se hallaba el delantero. Y por los momentos de dificultad que atravesaba su equipo. El Schalke acus¨® el gol. Entendi¨® que hab¨ªa gastado toda su munici¨®n ante un adversario duro, experimentado y con recursos. Reverdeci¨® Villa, regres¨® el Valencia.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.