El reparto de la tarta

En un mundo gobernado por la racionalidad t¨¦cnica, la distribuci¨®n territorial de los recursos p¨²blicos se har¨ªa a partir de evaluaciones rigurosas de factores como los costes de construcci¨®n de infraestructuras y de provisi¨®n de los servicios p¨²blicos, de las carencias hist¨®ricas arrastradas y de los "cuellos de botella" existentes. Evaluaciones que, adem¨¢s, se desarrollar¨ªan en el marco de planes integrales de infraestructuras y mapas de servicios p¨²blicos estandarizados. La realidad desborda este planteamiento. No es que le d¨¦ completamente la espalda. Una buena prueba de ello es la existencia del Plan Estrat¨¦gico de Infraestructuras y Transporte (PEIT). Pero la pol¨ªtica importa cuando se trata de distribuir territorialmente los recursos p¨²blicos. Las investigaciones acad¨¦micas disponibles muestran que esto es as¨ª en pa¨ªses tan dispares como Estados Unidos, India, Argentina e Italia.

"Los apoyos de partidos regionales se convierten en un recurso clave para obtener mayores recursos"

Esos estudios ponen de relieve que existen diferentes mecanismos de influencia pol¨ªtica, con efectos a veces contrapuestos. En ocasiones lo relevante es que exista coincidencia en el color pol¨ªtico de los gobiernos de diferente nivel (la idea del "Gobierno amigo"). En otras, lo que importa es contar con mucha poblaci¨®n y, consecuentemente, muchos votos, lo que explicar¨ªa el supuesto poder pol¨ªtico de comunidades como Andaluc¨ªa y Catalu?a en Espa?a. A lo anterior, sin embargo, se le puede oponer el hecho de que las regiones m¨¢s peque?as suelen contar con primas electorales. Es decir, en ellas el n¨²mero de votos necesario para conseguir un esca?o puede ser muy inferior. El corolario es evidente: para una misma cantidad de dinero invertida, la rentabilidad en esca?os puede ser mayor en los territorios m¨¢s peque?os.

El inventario de mecanismos no finaliza aqu¨ª. Se ha contrastado tambi¨¦n la relevancia de detectar y abonar financieramente circunscripciones en las que la proporci¨®n de votantes m¨®viles es mayor: cuando la ideolog¨ªa pesa menos, la econom¨ªa puede ser m¨¢s influyente sobre el voto. Finalmente, no hay que perder de vista lo que ocurre en el caso de pa¨ªses con sistemas de partidos d¨¦bilmente nacionalizados, en los que los partidos de ¨¢mbito regional son tambi¨¦n protagonistas de la pol¨ªtica estatal. Cuando los partidos estatales no consiguen mayor¨ªas absolutas, los apoyos de los partidos regionales se convierten en un recurso clave, que puede traducirse en mayores recursos p¨²blicos para las regiones correspondientes.

Por otro lado, hay que tener bien presente que existen m¨²ltiples instrumentos financieros en los que el Gobierno central dispone de grados de discrecionalidad m¨¢s o menos amplio. Me refiero, entre otros, a las inversiones del Estado, la financiaci¨®n auton¨®mica, el Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial, el Fondo de Cohesi¨®n, los convenios de inversi¨®n y los contratos-programa.

Con estas ideas en mente y la estrategia de maximizar los recursos como objetivo me atrevo a hacer las siguientes reflexiones. En el frontispicio de las reivindicaciones planteadas desde Galicia deben situarse los argumentos t¨¦cnicos a los que me refer¨ªa al principio del art¨ªculo. Objetivamente, Galicia debe recibir m¨¢s recursos per c¨¢pita que la media. Pero no para acabar en una situaci¨®n mejor, sino para poder ejecutar en grado similar un PEIT o prestar los servicios sanitarios y sociales. A partir de ah¨ª, las tareas est¨¢n repartidas entre la parte socialista del Gobierno, que debe jugar la estrategia del "Gobierno amigo" y la parte nacionalista, que ha de concentrarse en la estrategia del "socio privilegiado". La oposici¨®n desempe?a hoy un papel deuteragonista. Descabalgado del poder en Madrid, su labor de presi¨®n sobre el Gobierno de la Xunta deber¨ªa no obstante ser aprovechada por los socialistas para mejorar su posici¨®n negociadora con el Gobierno central. En todo caso, el trabajo no debe limitarse al reparto de la inversi¨®n territorializada en los Presupuestos del Estado para 2008. Porque existen otros instrumentos financieros fundamentales para Galicia y que se hallan en fase de revisi¨®n. Y porque una cosa es lo que se presupuesta y otra lo que se licita y ejecuta.

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