Francia advierte del "riesgo de asfixia"
El Gobierno de Sarkozy lanza una ofensiva en favor de una moneda m¨¢s d¨¦bil
La ministra francesa de Econom¨ªa y Finanzas, Christine Lagarde, lo dijo el pasado 21 de septiembre: "el euro fuerte hace que las empresas francesas corran el riesgo de asfixia". Las cifran de la balanza comercial parecen darle la raz¨®n: 19.300 millones de d¨¦ficit durante los primeros siete meses de 2007, 30.000 millones si contamos entre julio 2006 y julio 2007. Los presupuestos del Estado para el 2008 se han hecho a partir de dos circunstancias que muy dif¨ªcilmente se dar¨¢n: un crecimiento del PIB del orden del 2,25% y un mundo en el que un euro valdr¨¢ 1,35 d¨®lares.
El tejido industrial franc¨¦s explica en buena parte las dificultades comerciales del pa¨ªs, bien distintas de las alemanas. El pa¨ªs cuenta con una mirada de peque?as empresas pero su red de compa?¨ªas medianas es muy d¨¦bil. Francia es heredera a¨²n de la industrializaci¨®n forzada y tard¨ªa que protagoniz¨® sobre todo despu¨¦s de la Segunda Guerra mundial, cuando la mayor parte del pa¨ªs dej¨® de vivir, por primera vez, en el campo. Fue una industrializaci¨®n de plan quinquenal, con grandes sociedades en sectores como el autom¨®vil, la siderurgia, la energ¨ªa, las comunicaciones, la qu¨ªmica o la aeron¨¢utica. Las transformaciones vividas los ¨²ltimos veinte a?os han hecho que las industrias que emplean mucha mano de obra poco cualificada se hayan desplazado hacia pa¨ªses de salarios m¨¢s bajos y s¨®lo la gesti¨®n, la creatividad, el an¨¢lisis, la tecnolog¨ªa muy especializada y sectores estrat¨¦gicos hayan escapado a las deslocalizaciones. Alemania, con su industria de utillaje de precisi¨®n y sus reformas estructurales, consigue ser competitiva, en parte porque fabrican lo que nadie, en parte porque exporta sobre todo a la zona euro. Francia, si dejamos de lado Airbus, Areva o Alstom, tiene grandes dificultades para mantener su rango en el mercado internacional. El sector del lujo, tan importante, est¨¢ a la merced de la pirater¨ªa y la copia de baja estofa, bien tolerada por las autoridades chinas. Sociedades como Lafargue, n¨²mero uno mundial en cementos, no tiene en cambio dificultades porque est¨¢ implantada localmente en decenas de pa¨ªses y s¨®lo un 8% de su volumen de negocio se hace en d¨®lares. Y el d¨®lar, ya queda dicho, no es el ¨²nico problema. Para Renault, Citro?n o Peugeot, en cambio, la competencia es el yen y los coches japoneses que llegan a Europa.
El tejido industrial franc¨¦s, sin empresas medianas, explica en buena parte las dificultades comerciales del pa¨ªs
El presidente Sarkozy, ya antes de ser elegido, arremeti¨® contra el "euro fuerte". El 7 de marzo hablaba de "pol¨ªtica de sobrevaloraci¨®n del euro" y reclamaba una "ofensiva diplom¨¢tica" para obligar al BCE a devaluar, una estrategia -la de la llamada "devaluaci¨®n competitiva"- de la que De Gaulle, Pompidou o Giscard, por no citar sus predecesores, usaron y abusaron. El pasado 11 de julio, Sarkozy le pidi¨® a la ministra Lagarde que contactase con sus hom¨®logos "para impulsar un gobierno econ¨®mico de la zona euro", es decir, para escapar a la vigilancia de la BCE. El 3 de agosto Sarkozy insisti¨®: "decir que el euro no ha hecho subir los precios es re¨ªrse del mundo".
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