Cinco a?os de proceso para poner fin a ETApm

El 25? aniversario del anuncio de disoluci¨®n de la rama pol¨ªtico-militar de ETA, los polimilis, se cumpli¨® ayer, casi cuatro meses despu¨¦s de que la ETA que continu¨® la actividad terrorista declarara oficialmente el fin de la tregua y la vuelta a los atentados. El 30 de septiembre de 1982, los l¨ªderes de ETApm comparecieron en una rueda de prensa en la localidad vascofrancesa de Biarritz para comunicar, por vez primera a cara descubierta, su voluntad de poner fin a la violencia. Llevaban ya a?o y medio de tregua y en su seno se iban imponiendo las tesis favorables a poner fin a la lucha armada.

Los polimilis hab¨ªan comenzado el proceso hac¨ªa la desaparici¨®n definitiva mucho antes. Los primeros pasos fueron la participaci¨®n en las primeras elecciones democr¨¢ticas de 1977 a trav¨¦s de Euskadiko Ezkerra (EE), el partido que lideraban Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s y Mario Onaindia, y el posterior apoyo al Estatuto de Autonom¨ªa de Gernika. En sus ¨²ltimos a?os de existencia, ETApm justific¨® su actividad por la exigencia de un estatuto. Conseguido ¨¦ste en 1979, se abr¨ªan las puertas del abandono de las armas. El proceso de disoluci¨®n se prolong¨® hasta enero de 1985, cuando regres¨® de Francia el ¨²ltimo dirigente de la organizaci¨®n. El contexto no pudo ser m¨¢s dif¨ªcil: ETA asesin¨® entre 1978 y 1980 a 234 personas, y d¨ªas antes de la declaraci¨®n de la tregua, se produjo la intentona golpista del 23-F.

El final de ETApm se sald¨® con el abandono de las armas de unos 120 terroristas en activo. Fuera quedaron los miembros de un peque?o grupo que volvi¨® a la actividad y entr¨® pronto en descomposici¨®n, y quienes optaron por integrarse en ETA Militar. Fueron casi cinco a?os de tensiones internas y delicadas negociaciones, que pusieron en marcha el entonces ministro de Interior, Juan Jos¨¦ Ros¨®n, del Gobierno de Adolfo Su¨¢rez, y Onaindia, secretario general de Euskadiko Ezkerra.

Los testigos recuerdan que se llevaron al l¨ªmite las posibilidades legales para permitir el regreso de los polimilis a la vida civil, con la colaboraci¨®n de la polic¨ªa, los fiscales y los jueces de la Audiencia Nacional. Tras el triunfo socialista en octubre de 1982, el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez respet¨® los compromisos adquiridos por la UCD. Excepto unos pocos miembros que se instalaron en el extranjero, los polimilis se reinsertaron sin grandes problemas. Las muestras de desprecio, las amenazas y las agresiones llegaron de los ambientes que apoyaban a ETA militar.