Riki deja sin excusas al Sevilla

El Deportivo acab¨® ayer con el debate que se tra¨ªa entre manos el sevillismo sobre la pertinencia o inoportunidad de abrir un debate sobre la actualidad del equipo. El conjunto gallego est¨¢ poco menos que crudo a¨²n, pero ayer ofreci¨® episodios de f¨²tbol de j¨®venes, con sus momentos de talento, atrevimiento y desparpajo. Todo eso envuelto en una confianza irrenunciable en los recursos propios, ese tipo de confianza que s¨®lo se tiene cuando el universo es a¨²n algo por descubrir, no donde sobrevivir.

Guardado demostr¨® calidad y alma competitiva. El encuentro se benefici¨® de su pique con Alves, del que, adem¨¢s, result¨® ganador. La jugada del d¨ªa fue aquella en la que se ve al mexicano correr por el lado izquierdo y poner un pase impagable a Riki para que marcara. Disfrut¨® tambi¨¦n ayer Verd¨². El mediapunta envi¨® un chut al palo antes del primer cuarto de hora y en la segunda parte no supo sacarle el jugo al bal¨®n que le puso De Guzm¨¢n en el interior del ¨¢rea de Palop. Su trabajo sobre las filas de la retaguardia sevillista fue espl¨¦ndido y efectivo.

El Deportivo acert¨® con la presi¨®n, porque no intent¨® limitar el espacio al Sevilla, se lo rob¨®. Hasta cuatro jugadores presionaban en campo del Sevilla cuando el conjunto andaluz intentaba cimentar un ataque. La defensa sigui¨® temblona y la pareja de mediocentros no lleg¨® nunca a funcionar como se esperaba. Renato ofrece la articulaci¨®n entre las l¨ªneas, pero para eso tiene que estar en el sitio desde el que puede hacerlo. El brasile?o debe ser de esos que no envejece, porque no discute nunca. Con Poulsen a su lado, su juego discurre por una mayor porci¨®n de terreno. Sin embargo, como pareja de jugadores de mayor despliegue f¨ªsico y menos disciplina t¨¢ctica que el dan¨¦s, Renato se recluye en el poco sitio que le dejan. Le suced¨ªa con Mart¨ª y ayer le ocurri¨® con Keita. El africano fue uno de los mejores sevillistas, sin duda, pero tuvo que dedicar demasiado tiempo y demasiadas fuerzas a intentar solucionar los fallos de algunos de sus compa?eros.

El Sevilla duda y eso le hace d¨¦bil. La confianza a ultranza, el conjuro, se ha diluido, y el equipo parece que, a veces, no puede y, otras, no se atreve. Su letal juego por las bandas s¨®lo aparece ¨²ltimamente a borbotones. Las escasas oportunidades de las que dispuso ayer fueron todas por el centro del ¨¢rea deportivista. Kanout¨¦ en dos ocasiones y Kon¨¦, tras una jugada de exuberancia f¨ªsica, estuvieron a punto de marcar. A Kanout¨¦ le anul¨® un gol el ¨¢rbitro, que fue el ¨²nico que vio falta sobre un defensa en el salto del delantero para cabecear. Pero esta vez, el resultado tampoco habr¨ªa podido esconder la realidad.

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