Las sugerencias chispeantes de David Y¨¢rnoz
EL MOLINO DE URDANIZ, en Navarra, el restaurante de un 'chef' intuitivo y vanguardista
Si estuviera situado en Francia, ser¨ªa una de esas direcciones que las gu¨ªas gastron¨®micas resaltan con expresiones tales como "justifica el viaje" o "bien merece una visita". A 16 kil¨®metros de Pamplona, en un caser¨®n r¨²stico al pie de la ruta que desciende desde Roncesvalles, se encuentra este restaurante, que por su fachada recuerda a un rutinario bar de carretera. Impresi¨®n que ratifican las primeras apariencias. A la entrada, una barra y varias mesas de madera que evocan el ambiente de las t¨ªpicas sidrer¨ªas. Un lugar donde se sirven bocadillos y platos populares y al que acuden clientes del entorno a merendar o almorzar entre horas.
En la primera planta, tras ascender algunas escaleras, se penetra en una sala que armoniza detalles rurales con elementos de dise?o. Justo en este entorno, David Y¨¢rnoz, uno de los valores m¨¢s firmes de la moderna cocina espa?ola, se esfuerza en demostrar su talento.
EL MOLINO DE URDANIZ
7,5.- Carretera Nacional, 135. Urdaniz (Navarra). Tel¨¦fono 948 30 41 09. Cierra los lunes y las noches de los martes y mi¨¦rcoles. Precio medio: entre 50 y 75 euros por persona. Men¨² degustaci¨®n, 58 euros (IVA aparte). Sardinas en humo de haya, 13,50 euros. Huevos escalfados con hongos y tocino, 12 euros. Manitas de cerdo rellenas con cebolletas, 17 euros. Tarro de lombrices, 6 euros.
Pan ... 4
Caf¨¦ ... 6,5
Bodega ... 6,5
Aseos ... 7
Ambiente ... 8
Servicio ... 6
Trayectoria al alza
Estamos ante un profesional particularmente intuitivo que sigue muy de cerca el rastro de la vanguardia. Y eso a pesar de que su tard¨ªa vocaci¨®n la descubriera a los 28 a?os, despu¨¦s de trabajar en la sala durante cierto tiempo en el negocio de la familia. A partir de ese momento, su trayectoria ha ido al alza a ritmo vertiginoso. Cumplidos los 33, su t¨¦cnica y capacidad creativa cada vez resultan m¨¢s s¨®lidas.
"Mi cocina es para un p¨²blico minoritario. Trato de sorprender e intentar que mis platos sean placenteros", afirma convencido. Nada como su men¨² degustaci¨®n para disfrutar a conciencia. Primero, un suave c¨®ctel de Martini (polvo helado de verm¨², crema de mango, maracuy¨¢ y flores); despu¨¦s, un delicioso caramelo crujiente de piment¨®n relleno de espuma de chistorra; acto seguido, un refinado gazpacho (no salmorejo como indica la carta), con cigalas, helado de albahaca y bolitas de fresas heladas al nitr¨®geno. En las tres propuestas, contrastes s¨¢pidos abundantes y muchos matices dulces al hilo de las tendencias marcadas por Ferr¨¢n Adri¨¢ este verano. No menos sutiles resultan los lomos de sardinas al humo de haya con germinados de lentejas. Cocina de notable alto que desborda con creces las limitaciones del restaurante en determinados flancos.
CONFETI DE VERDURAS Y TARRO DE LOMBRICES
LOS FINES de semana, cuando el flujo de clientes se intensifica, salen a relucir algunas carencias: el ritmo se hace m¨¢s lento, y el servicio, que dirige la madre de Y¨¢rnoz, Isabel Mart¨ªn, deja al descubierto ciertas insuficiencias. Nada que afecte a la calidad de la cocina, cuyo nivel no admite reparos. Son divertidos los fusilli de cerveza (tornillos gelatinosos) al oporto sobre crema de mejillones; suculenta la presa de cerdo adobada con un sensacional helado de parmesano, y delicad¨ªsimo el foie-gras de pato sobre sopa cremosa de levadura y nueces caramelizadas. Propuestas chispeantes en las que Y¨¢rnoz intercala con desparpajo sabores agridulces con toques amargos, notas h¨²medo-terrosas y dejes yodados. Todo un alarde de refinamiento. Tal vez por error en el enunciado, decepciona el ajoarriero tibio en vaso con espuma azul de patata, que no recuerda para nada la tradicional receta navarra. Por el contrario, resulta sabroso el rabo de cerdo ib¨¦rico con confeti de verduras deshidratadas, aderezo ins¨ªpido, aunque vistoso. Se concluye con una pechuga de pich¨®n sangrante con apio y tub¨¦rculos que no est¨¢ entre sus hitos m¨¢s brillantes.Con los postres, el list¨®n sigue alto. Su tarro de lombrices, s¨ªmil de falsa gusanera elaborada con remolacha y brotes vegetales, es una jocosa provocaci¨®n para la sensibilidad de los comensales. No menos sugerente que su postre de cerveza, caf¨¦ y chocolate. Desmerece el pan y deber¨ªa mejorar la lista de vinos.
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