Variaciones sobre el dolor
Las luces y las sombras del siglo XX espa?ol, a trav¨¦s de la Leica de Agust¨ª Centelles
2 de noviembre de 1937. Nueve aviones Heikel de la Legi¨®n Condor bombardean L¨¦rida sin piedad. 12.000 kilos de bombas. Cientos de heridos. Decenas de muertos. En el cementerio, una mujer llora arrodillada. Acaba de identificar el cad¨¢ver de su marido. Agust¨ª Centelles (Grao, Valencia, 1909-Barcelona, 1985), el Robert Capa catal¨¢n, est¨¢ ah¨ª y dispara su Leica. Tiene frente a ¨¦l la imagen del dolor. Lo sabe, aunque en ese momento ni siente ni padece.
"Cuando el reportero gr¨¢fico tiene la c¨¢mara en la cara, est¨¢ por lo que hace. No ve nada m¨¢s. (...). La reacci¨®n es posterior, sobre todo en este caso, que fue terrible", confes¨® a?os despu¨¦s. "Ves aquel espect¨¢culo y empiezas a reaccionar y vomitar indignaci¨®n contra el crimen".
Sus palabras y sus im¨¢genes, su condici¨®n de hombre y de cronista. Su forma partidaria de retratar el siglo XX espa?ol... La exposici¨®n Las vidas de un fot¨®grafo (abierta hasta el 6 de enero) cuenta esto y mucho m¨¢s en el Centro Conde Duque de Madrid a trav¨¦s de m¨¢s de 300 im¨¢genes, carteles, diarios y entrevistas con David Trueba y Kim Manresa sobre su figura. El retrato lo completa su hijo Sergi de viva voz. "Mi padre era introvertido. Se entreten¨ªa viendo jugar a los ni?os en una plaza de Barcelona a trav¨¦s de una caja con un agujero. Le obsesionaban los encuadres. Quer¨ªa ser c¨¢mara de cine".
Pero cuando creci¨®, Centelles empez¨® a trabajar en un laboratorio de fotograf¨ªa y a colaborar con peri¨®dicos; lleg¨® a la conclusi¨®n de que le ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil buscarse la vida como reportero gr¨¢fico. La Leica, que compr¨® en 1934 por 900 pesetas, obr¨® despu¨¦s el milagro y le hizo olvidarse del cine. Con ella fotografi¨® la vida cotidiana de la Barcelona anterior al alzamiento, pero tambi¨¦n "su" Guerra Civil y "su" derrota. Ejerci¨® el fotoperiodismo como juez y parte, as¨ª que no tuvo m¨¢s remedio que exiliarse, y lo hizo cargado con una maleta llena de negativos. "Fue para evitar las previsibles represalias del Ej¨¦rcito franquista sobre los protagonistas de sus fotos", afirma el comisario, Miquel Berga.
Centelles retrat¨® su vida en el campo de concentraci¨®n de Bram (Francia) y, una vez fuera, puso su experiencia al servicio de la causa y de un fot¨®grafo franc¨¦s. "Colabor¨® con la falsificaci¨®n de documentos para el grupo de resistentes espa?oles", apunta Berga. Hasta 1944 no regres¨® a Catalu?a y adem¨¢s sin sus negativos -los dej¨® a buen recaudo en la casa de unos amigos en Carcasona y no los recuper¨® hasta pasados unos a?os-. Centelles se libr¨® de la c¨¢rcel, pero el franquismo lo conden¨® a no ejercer su profesi¨®n y tuvo que reinventarse a s¨ª mismo; se hizo fot¨®grafo industrial y publicitario.
En 1985 muri¨® en Barcelona. No hac¨ªa ni un a?o que le hab¨ªan concedido el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas. Un reconocimiento tard¨ªo.
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