"Hay una minor¨ªa que utiliza el coche como un arma"
El profesor de Psiquiatr¨ªa en la Universidad de Nueva York Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943), ofreci¨® la semana pasada en Madrid una conferencia sobre conductas antisociales al volante. Rojas, gran aficionado a la moto, apuesta por la educaci¨®n para corregir la agresividad y compara la violencia vial a la de g¨¦nero: una lacra existente desde hace mucho, pero que ha tardado en generar rechazo social.
Pregunta. ?Por qu¨¦ somos agresivos cuando conducimos?
Respuesta. La mayor¨ªa de las personas no son agresivas. Si no, no volver¨ªamos vivos a casa. Pero la violencia es una realidad: hay una minor¨ªa que utiliza el autom¨®vil como un arma. El escenario tambi¨¦n influye. Cuando hay tr¨¢fico cargado, aumenta la agresividad de las personas, como pasa con los animales hacinados en un espacio reducido.
"La violencia vial tiene un elemento machista, de competitividad"
P. Usted relaciona la agresividad con la competitividad, con las ansias de poder.
R. Hay conductores que creen que su veh¨ªculo es una extensi¨®n del yo. Y cualquier provocaci¨®n se la toman como algo personal. Adem¨¢s, el coche se utiliza como s¨ªmbolo de poder, de masculinidad. Por ejemplo, cuando se compra un descapotable para seducir a las mujeres.
P. ?La violencia vial es machista?
R. S¨ª, s¨ª. Tiene un componente de competitividad m¨¢s frecuente en los hombres. Si un hombre se salta un sem¨¢foro, por lo general es un acto de osad¨ªa. Si lo hace una mujer, suele ser porque tiene prisa. Estad¨ªsticamente, el 85% de la violencia est¨¢ cometida por hombres, sobre todo j¨®venes.
P. No me diga que las mujeres no son agresivas al volante.
R. Lo son, pero menos. Nuestra cultura glorifica la competitividad y el poder, especialmente en los hombres. Ocurre en la familia, en el colegio, en el trabajo. El ser humano tiene una gran facilidad para sentirse superior a los otros, y deshumanizarlos. O incluso demonizarlos. Por ejemplo, diciendo que las mujeres, o las personas mayores, no saben conducir.
P. ?Son actitudes evitables?
R. La violencia se aprende, igual que sus ant¨ªdotos, que son la compasi¨®n, la solidaridad y el altruismo, y que se desarrollan en los 12 ¨® 13 primeros a?os de vida. En una familia violenta, los ni?os van a tener m¨¢s dificultad para desarrollar estos ant¨ªdotos.
P. Las v¨ªctimas de los accidentes se quejan de que el tr¨¢fico, con 4.000 muertos al a?o, nunca figure entre las grandes preocupaciones de los espa?oles.
R. Hoy en d¨ªa hay menos violencia, aunque se ha extendido la preocupaci¨®n por aspectos como la violencia de g¨¦nero, o el acoso escolar, que hace 20 a?os exist¨ªan pero no eran noticia. En el caso del tr¨¢fico, est¨¢ empezando a generarse un rechazo social. Hasta el Vaticano ha elaborado un dec¨¢logo para conductores. Eso indica que, de alguna forma, le ha llegado el mensaje.
P. La Direcci¨®n General de Tr¨¢fico pretende amedrentar al infractor con medidas como el carn¨¦ por puntos o las penas de c¨¢rcel. ?Es suficiente?
R. No cura el problema, pero es ¨²til para disuadir a los antisociales. Eso s¨ª, es un reconocimiento de que no hemos podido prevenido la enfermedad. Para ello habr¨ªa que ense?ar educaci¨®n vial desde edades tempranas.
P. En los ¨²ltimos meses ha habido varios casos de conductores kamikazes. ?Quieren matarse o no son conscientes de lo que hacen?
R. Mi experiencia con estas personas es que hay un elemento claramente suicida, autodestructivo, y no les importa llevarse por delante a alguien, aunque no sea eso lo que busquen. Son casos excepcionales, pero atroces.
P. Como motorista, ?qu¨¦ le parece el incremento de la siniestralidad en veh¨ªculos de dos ruedas, sobre todo de gran cilindrada?
R. Yo tengo una BMW de 1.250 cc y, por suerte, nunca he tenido accidentes. Pero nunca adelanto a los coches ni me meto entre ellos. La moto me ha ense?ado a sentirme vulnerable, a ser m¨¢s prudente.
P. Y los conductores norteamericanos, ?son m¨¢s o menos agresivos que los espa?oles?
R. Dir¨ªa que menos. Puede parecer extra?o, porque es un pa¨ªs mucho m¨¢s violento. Pero la gente tiende a ir m¨¢s despacio, y all¨ª las consecuencias legales de saltarse las normas son tremendas. Al menor roce, vas a juicio. Y eso disuade a mucha gente.
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